En ese preciso instante llego el chico del bar con nuestros capuchinos. Navarra se tomo el suyo sujetando la taza con las dos manos, como un nino. Se le quedo algo de espuma sobre el labio superior. Se limpio cuidadosamente con un par de servilletas de papel, como alguien que sabe que ocurre cuando uno se toma un capuchino, y procede en consecuencia.
Esa simple y precisa secuencia de gestos me gusto mucho. Solo habia consistido en quitarse de los labios un poco de espuma del capuchino, pero pense que me hubiera gustado ser el tipo de persona que hace gestos tan cuidadosos, conscientes y exactos.
Navarra arrugo las servilletas y se dirigio de nuevo hacia mi.
– En definitiva, hemos hecho todo lo que podiamos, estamos sobrecargados de trabajo, los nuevos dosieres se amontonan sobre las mesas de trabajo y tenemos que ocuparnos de ellos. Ademas, abreviando, no existe ningun indicio de delito. Quiero decir, la chica…
– Ya, ya. La chica es mayor de edad, no hay ningun elemento explicito que indique que su desaparicion dependa de un delito, no hay forma de excluir que no haya desaparecido voluntariamente, etcetera…
– … etcetera. Es improbable, pero podria haber desaparecido por su propia voluntad y podria no querer que la encuentren.
Lo mire directamente a los ojos. El cruzo su mirada con la mia y se encogio de hombros.
– De acuerdo, yo tampoco lo creo. Pero no se podia hacer nada mas. A menos que, como ya le he dicho, le hubiese podido dedicar todo mi tiempo a la investigacion. Al no poderlo hacer, estoy obligado a cerrar el caso y dedicarme a otra cosa. Pero quiza usted consiga encontrar algo que a mi se me haya escapado.
Lo dijo sin que en su voz se percibiera un atomo de ironia, pero era seguro que la hipotesis nos parecia a los dos harto improbable.
– ?Que piensa hacer? -dijo empujando hacia atras su silla.
– Usted sabe mejor que yo que esto es menos que un intento. Si usted no ha encontrado nada es muy improbable que lo consiga yo.
– No este tan seguro. La investigacion es un mecanismo extrano. A veces lo haces todo correctamente, de forma perfecta, segun las reglas, y no sacas nada en limpio. Luego, cuando ya te has resignado, ocurre algo, casualmente, que te brinda gratis la solucion. En este campo, mucho mas que en otros, no hay tecnica o planificacion o experiencia que valga tanto como la chiripa, o que ocurra un milagro.
Encogi los hombros y sacudi la cabeza, pero me gusto lo que habia dicho. Me habia infundido valor. Yo era un principiante absoluto en lo que a la investigacion se refiere, pero con los milagrosos golpes de chiripa siempre me las habia arreglado muy bien.
– Creo que intentare hablar con las dos amigas de Manuela, las que estudian en Roma. Hablare tambien con el tipo que le cae mal, el ex novio. No se si merece la pena hacerlo tambien con la chica que la llevo a la estacion de Ostuni.
– Anita Salvemini. Tenga una charla tambien con ella.
– ?Por que?
– Lo mas seguro es que no sirva para nada. Pero a veces, pocas, ocurre que cuando se vuelve a escuchar a una persona, en un contexto y en un momento distintos, quiza en una situacion menos estresante, esta recuerda detalles que antes se le habian pasado. A veces, un fragmento de recuerdo sale a flote y es justo ese detalle el que te pone en las manos el hilo del que tirar. Es raro que ocurra, pero, total, no le cuesta nada hablar tambien con esa chica.
– ?Tiene algun otro consejo que darme?
– Los manuales aconsejan que se proceda en dos tiempos cuando se escucha a un informante. En el primero es mejor dejarle hablar libremente, sin interrupciones, interviniendo solo para darle a entender que estamos siguiendo atentamente su discurso. Cuando esa narracion libre se agota es preciso pasar a hacerle preguntas especificas, para aclarar y profundizar. Y, para concluir, siempre hay que dejar una puerta abierta. Hace falta decirle al testigo que, seguramente, en las proximas horas o los proximos dias, recordara algun otro detalle. Quiza a el le parezca algo insignificante y se incline a guardarselo para si. Eso no debe ocurrir. Entre los detalles aparentemente insignificantes puede esconderse la clave para resolver el caso.
– ?Asi pues…?
– Asi pues hay que decirle al testigo que si recuerda otra cosa (cualquier otra cosa) tiene que volvernos a llamar. Es util para que no se disperse la informacion, pero tambien para reforzar el sentido de su responsabilidad. Si se siente responsable se mantendra en un estado mental activo, y esta es la premisa fundamental para recuperar detalles ulteriores.
– Con esos intereses y esos conocimientos deberia matricularse en Psicologia, no en Humanidades.
– Si, ya lo he pensado. Pero, como ya le he dicho, es decidir matricularme en la universidad y comprender, al segundo, que es una estupidez, con cuarenta y tres anos, sin ninguna posibilidad real de emplear el titulo para algo. Y cuando esta idea hace clic, le siguen otras, todas bastante desagradables.
Permanecio durante unos segundos con una expresion absorta y algo ausente. Luego dijo que tenia que volver al cuartel.
– Segun usted, ?la joven sigue viva?
Antes de responderme, dudo un poco. Luego nego con la cabeza.
– No, no lo creo. No tengo ni idea de que puede haberle pasado, pero no creo que siga viva.
Eso era exactamente lo mismo que pensaba yo. Lo que habia pensado desde un principio, pero oirselo decir a el me produjo una sensacion horrorosa. Por su expresion note que se habia dado cuenta, que lo sentia, pero que no podia hacer nada al respecto.
– Si necesita algo mas no dude en llamarme. Y, como es logico, hagalo si descubre algo.
?Como no iba a hacerlo? Resuelvo el misterio, le cedo generosamente al culpable, y luego me pierdo de nuevo en las sombras. Nosotros, los heroes solitarios, siempre actuamos asi.
– Un dia de estos me gustaria acompanarle a ver como lanza a volar a uno de sus aviones.
Sonrio.
– Le llamare para que venga conmigo, un dia de estos.
11
Por la tarde llame a Tancredi. Tuve que hacer tres o cuatro intentos hasta conseguir linea y, cuando por fin oi el tono, tuve la sensacion de que estaba llamando al extranjero.
– Guido, sigues vivo…
– Si, bastante vivo todavia, si… ?Y tu como estas? No estaras en el extranjero, ?no?
– No se te escapa una, ?eh? Menudo lince estas hecho. Estoy bien y estoy en Virginia.
– ?En Virginia? ?En Estados Unidos, quieres decir?
– Si, eso es justo lo que queria decir. ?Conoces muchos sitios que se llamen Virginia?
– Pero entonces pagas tu la llamada. Perdona, cuelgo ahora mismo. Ademas…, ?que hora es alli?
– Las once, estamos tomando el cafe de media manana. Y no te preocupes, todavia puedo permitirme pagar una llamada. Ademas, no me llama nadie desde Italia, asi que, a falta de algo mejor, me conformare contigo.
– ?Que haces en Virginia?
– Estoy en la Academia del FBI, haciendo un curso para policias extranjeros. Tecnicas de interrogatorio y criminal profiling.
– ?Que?
– Tecnicas para trazar perfiles de criminales y tecnicas para interrogar a testigos y a sospechosos.
– ?Te las ensenan ellos a ti o tu a ellos?
– Me las ensenan, me las ensenan. La verdad es que es otro mundo. Cosas muy interesantes, incluso para alguien que sea abogado, como tu. ?Por que me has llamado?
– Me gustaria preguntarte algo, pero no es urgente.
– Dime.
– No, de verdad, no es algo de lo que pueda hablarse en una llamada internacional. Y, ademas -anadi,