mis pensamientos.
– Usted es un abogado penalista, ?no?
– Si.
– Mi memoria de licenciatura es sobre procedimiento penal, sobre el incidente probatorio. Me gustaria ser fiscal o abogado penalista. Cuando me haya licenciado podria contratarme aqui, para hacer las practicas.
– ?Por que no? -conteste con tono dubitativo, sin saber realmente que decirle.
– Soy una chica guapa, causaria una buena impresion llevandome con usted a los juzgados. Sus colegas le envidiarian -anadio.
– Eso, seguro, aunque no es suficiente.
– Esta bien, perdoneme. A veces me porto como si fuera tonta. Soy un poco frivola y me olvido de las cosas serias. Por ejemplo, que estoy aqui por un asunto muy serio. ?Que me habia preguntado?
– ?Como es Manuela? Aunque he visto sus fotos no consigo imaginarmela.
– Manuela es muy guapa. No muy alta, con el pelo negro (aunque esto ya lo habra visto en las fotos); en verano, cuando se pone morena, se le oscurece mucho la piel. Muy bien hecha. Tambien Nicoletta es una chica guapa, pero tiene menos personalidad. Es alta y delgada, ha trabajado de modelo. Cuando nos maqueamos y vamos las tres juntas a una fiesta o a un local, la gente (no solo los chicos) se da la vuelta para mirarnos. Vamos, que causamos impresion. Nos llaman las Sex and the City [Sexo en Nueva York].
Me miro directamente a los ojos para ver si la informacion habia producido algun efecto. Me esforce en ignorarla.
– ?Y de caracter? ?Como es Manuela?
– Es una chica decidida. Si quiere una cosa, va a por ella. En eso nos parecemos mucho las dos.
Lo dijo mirandome de nuevo directamente a los ojos, durante unos instantes mas de lo debido.
Recorde lo que me habia dicho Anita, que Manuela le habia parecido una persona nerviosa.
– ?Dirias que es una persona nerviosa o tranquila?
– Tranquila. Es de esas que controlan la situacion hasta cuando estan sometidas a estres. Tranquila, sin ninguna duda.
En ese caso, si la impresion de Anita era correcta, esa tarde algo no debia haber ido bien, ya antes de su desaparicion. El detalle, quiza, podia ser significativo. O quiza se trataba solo de dos puntos de vista distintos. En cualquier caso, necesitaba averiguar algo un poco mas concreto.
– Supongo que eres consciente de que esta conversacion es absolutamente confidencial…
Por primera vez, desde que habia entrado en mi despacho, me parecio que vacilaba unos segundos.
– Si…, es decir…
– Quiero decir que todo lo que me cuentes, sea lo que sea, se quedara entre nosotros. Lo unico que me interesa es encontrar algun punto, alguna rendija desde la que entender algo.
– Si…, vale.
– Me gustaria que me dijeras, con franqueza, si tienes alguna idea sobre que puede haberle pasado a Manuela.
– No. No tengo ni la mas minima idea. Los carabinieri me preguntaron lo mismo. Pero no consigo imaginarme que puede haberle ocurrido. Yo tambien me he roto la cabeza pensandolo, como todos, pero…
– Dime que has pensado, por muy descabellado que te parezca. Algo has tenido que imaginarte, por fuerza. Quiza lo has descartado, mas tarde, pero algo ha tenido que ocurrirsete.
Ella me miro. Se habia puesto seria. Me explico, hasta ese momento en su expresion habia habido siempre un matiz ligeramente provocativo, como si, de alguna forma, se estuviera tomando todo eso como un juego. Ahora, ese matiz habia desaparecido. Antes de contestarme, suspiro.
– He pensado que la desaparicion de Manuela podia estar relacionada con Michele, su ex.
Era evidente que ese gilipuertas era el sospechoso perfecto, pense. Que pena (pero que suerte para el) que ese dia estuviese en el extranjero.
– Pero Michele se encontraba en el extranjero.
– En efecto.
– ?Por que penso en Michele?
– ?Que importa eso ahora? El estaba en el extranjero, asi que no pudo tener nada que ver.
– Da igual, me gustaria que me dijeras, de todas formas, por que has pensado en el.
Caterina sacudio la cabeza, como si estuviese convencida de que hablar de ese tema era un error. Suspiro de nuevo. Esta vez, haciendo mas ruido y expulsando el aire por la boca. Bufando. Me sorprendi fijandome en que al respirar se le elevaba el pecho, llenando el vestido y la cazadora. Viejo verde.
– Michele nunca me gusto. Asi que estoy influida por eso, pero…
– ?Pero?
– Pero es un tio de mierda.
– ?En que sentido lo dice?
– En todos los sentidos. Es un tio violento y, en mi opinion, un perfecto imbecil, ademas. Cuando lo dejaron y a Manuela se le paso el subidon, decia que era un tio de lo mas vulgar. Creo que tenia razon.
– Pero si era asi, ?por que Manuela salio con el y tanto tiempo, ademas? Por cierto, ?cuanto estuvieron juntos?
– No lo se exactamente. Cuando conoci a Manuela ya estaban juntos. Lo dejaron, mejor dicho, Manuela le dejo a el, hara cosa de un ano. Pero el no se resigno. La persiguio durante meses. Imaginate, el gran Michele Cantalupi plantado por una cria.
– No me has dicho que vio Manuela en semejante tipo. ?Que datos me faltan?
– Le falta que ese tio de mierda, por desgracia, esta buenisimo. Por eso consigue hacerle dano a tanta gente. Esta mas bueno que Brad Pitt.
Permanecio unos segundos sin decir nada mas. Adopto una actitud pensativa, como si su informacion sobre la belleza de Cantalupi se mereciese una reflexion. Al final, asintio con gravedad, como si acabase de entender un concepto dificil. Volvi a mirarla. Estaba sentada con toda correccion pero llenaba el espacio. Me fije en las pequenas gotas de sudor que tenia sobre el labio superior.
– ?Y que hace ese caballero en la vida?
– Nada. Nada util, por lo menos. Se folla a todo lo que se le pone a tiro, juega a las cartas, no termina Economicas y Empresariales y…, punto, no hace nada mas.
Se habia detenido antes de decir algo mas. Se habia parado, lo note claramente. Habia algo que no me habia dicho y de lo que no queria hablar. O, quiza, queria hacerlo y no hacerlo a partes iguales. Tenia que volver sobre el tema, pero no ahora.
– Has dicho que es violento. ?Ese es el motivo por el que sospechaste que podia haber tenido algo que ver con la desaparicion de Manuela? ?O tenias una idea mas precisa?
– No. No me hice ninguna idea precisa. Cuando me entere de que algo le habia pasado a Manuela y de que no se sabia el que, pense enseguida en el.
– Cuando ella lo dejo, el estuvo acosandola durante un tiempo, segun me has dicho…
– Si. Llamadas, correos electronicos, lloriqueos suplicandole que volviera con el. Tambien encerronas. Vino dos veces a Roma, una de ellas le monto el pollo en plena calle, llegaron a levantarse la mano, el le dio, ella reacciono, nosotros nos pusimos en medio…
– ?Quienes estabais?
– Dos amigos y yo.
– ?Cuanto duro esa persecucion?
– Meses. No recuerdo cuantos.
– He leido su declaracion a los carabinieri.
– ?Amistosas? Yo no diria eso. Aunque si que es verdad que las llamadas se acabaron y que el dejo de aparecer por alli. Manuela decia que, seguramente, ya habia encontrado otra victima.
– ?Y asi era?
– No lo se. Creo que ni siquiera Manuela lo sabia. De todas formas, a ella se la sudaba.
– Antes, cuando te he preguntado que hace Michele en la vida, has estado a punto de anadir algo pero te has