asi.

– Sientate -indico Melisa senalando la cama. Me sente, ella abrio las cervezas, me paso una y bebio la mitad de la suya sin quitar la boca del cuello de la botella. Yo bebi un trago, asi, por beber. Mi cerebro buscaba freneticamente una excusa para escapar. Al fin y al cabo eran casi las dos de la madrugada, yo tenia que trabajar al dia siguiente, habiamos pasado una agradable velada, ciertamente nos volveriamos a ver, no te preocupes, te llamo yo, ademas me duele un poco la cabeza. No, no hay nada que no vaya bien, aparte del hecho de que eres una alcoholica, una drogadicta, probablemente una ninfomana y ya me entran ganas de llorar. De verdad que te vuelvo a llamar.

Mientras intentaba pensar en algo menos patetico, Melisa -que mientras tanto habia terminado su cerveza de un trago- se quito las braguitas, negras, por debajo de la falda.

No queria malgastar demasiado tiempo en preliminares y otras formalidades aburridas. Evidentemente.

En efecto, no hubo formalidades.

Permaneci en aquel lugar, haciendo cosas, hasta casi la manana siguiente.

Fumando y acabandose la botella de whisky ella me hablo de las dificultades de ser una estudiante de fuera de la ciudad, a quien los padres no daban casi nada. Pagar el alquiler cada mes, comprar la comida - y la bebida, pense yo-, fumar, vestirse, el movil, salir por la noche de vez en cuando. Los libros, obviamente. Algun trabajo esporadico -azafata, relaciones publicas-, que nunca era suficiente.

Si no se ofendia, yo podia prestarle algo. No, no se ofendia, pero debia prometerle que se lo haria devolver. Logico, no te preocupes. No, quinientas mil no las tengo en efectivo, bueno, tengo doscientas veinte aqui en la cartera, veinte me las quedo, por lo que sea. No te preocupes, cuando puedas me las devuelves, sin prisa. Ahora me tengo que marchar, sabes, manana, es decir ahora, dentro de nada, trabajo.

Me dio su numero de movil. Seguro que te llamo, le dije, mientras arrebujaba la nota en el bolsillo y abria la puerta con la prisa de alguien a quien estuvieran persiguiendo.

Fuera, el alba era morada, el cielo de color raton. Los charcos eran tan negros que no reflejaban nada.

Mis ojos no reflejaban nada.

Me acorde de una pelicula que habia visto hacia un par de anos. Espiritus en las tinieblas, una bellisima historia de cazadores y leones.

Val Kilmer le pregunta a Michael Douglas: «?Has fracasado alguna vez?»

Respuesta: «Solo en la vida».

Al dia siguiente me cambie la tarjeta y el numero del movil.

5

Los dias que siguieron a aquella noche no fueron memorables.

Paso una semana, tal vez, y llego la notificacion de la conclusion de las investigaciones.

A las ocho treinta del dia siguiente estaba en la secretaria de Cervellati para pedir las copias del expediente. Hice la solicitud, me dijeron que podria disponer de las copias al cabo de tres dias y me marche presa de sensaciones negativas.

El viernes mi secretaria paso por la fiscalia, pago los derechos por las copias, las retiro y lo trajo todo al despacho.

Pase el sabado y el domingo leyendo y releyendo aquellos papeles.

Leia, fumaba y bebia cafe largo descafeinado en tazas grandes.

Leia y fumaba y lo que leia no me gustaba en absoluto. Abdou Thiam estaba metido en un buen lio.

Incluso mas grave de lo que me habia parecido al leer la orden de prision preventiva.

Parecia uno de aquellos procesos sin perspectivas, en los que llegar a la vista oral solo conlleva una masacre inutil.

Parecia que Cervellati tenia razon y que la unica solucion para limitar los danos era escoger el proceso abreviado.

Lo que crucificaba mas a mi cliente eran las declaraciones del camarero. Le habian tomado declaracion, los carabineros, el dia antes del arresto de Abdou. Luego lo habia vuelto a interrogar, pasados algunos dias, el mismo fiscal.

Un testigo perfecto para la acusacion.

Lei y volvi a leer las dos actas en busca de puntos debiles, pero no encontre casi nada.

La de los carabineros era un acta resumida, en la mas clasica jerga de cuartel.

Con fecha 10 de agosto de 1999 a las 19.30, en los locales de la Compania de Carabineros de Monopoli, Nucleo Operativo, estando ante nosotros los oficiales y agentes brigada jefe Pasquale Binetti, brigada ordinario Pasquale Sciancalepore y carabinero escogido Francesco Amendolagine, todos destinados en el mencionado mando, ha comparecido Antonio Renna, nacido en Noci (BA) el 31-3-1933, residente en Monopoli, calle Gorgofredo 133/c, el cual adecuadamente interrogado sobre hechos en su conocimiento, declara:

A Pregunta Contesta: Soy el titular del negocio denominado «Bar Maracaibo» situado en Monopoli en el barrio Capitolo. Tengo un horario de apertura continuo, desde las siete de la manana hasta las nueve de la noche. En verano el negocio permanece abierto hasta las diez de la noche. Estoy coadyuvado, en el desempeno del mencionado negocio, por mi mujer y por dos de mis hijos.

A.P.C.: Conocia al pequeno Francesco Rubino y especialmente a sus abuelos, que tienen un chalet a unos trescientos metros de mi bar. Los abuelos vienen a veranear al barrio Capitolo desde hace muchisimos anos. A menudo el abuelo del nino se detiene en mi bar para sorber un cafe y fumarse un cigarrillo.

A.P.C.: Conozco al extracomunitario que vosotros, carabineros, me decis que se llama Abdou Thiam y a quien reconozco en la foto que me es mostrada. Es un vendedor ambulante de peleteria de marcas falsas y pasa casi todos los dias por delante de mi bar para dirigirse a las playas donde vende su mercancia. A veces se detiene en mi bar para una consumicion.

A.P.C.: Recuerdo haber visto al mencionado extracomunitario la tarde de la desaparicion del nino. Paso por delante de mi negocio sin la bolsa que lleva habitualmente con el y andaba velozmente como si tuviera prisa. No se detuvo en el bar.

A.P.C.: El ciudadano extracomunitario avanzaba en direccion de norte a sur. En realidad provenia de Monopoli ciudad y se dirigia hacia las playas.

A.P.C.: La casa de los abuelos del nino desaparecido esta casi a trescientos metros mas al sur de mi bar. Si no me equivoco, se encuentra casi

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