– Ojo, soy yo quien te ha dicho que trajeras el vino. Para ti.

– Si te molesta, podemos beber agua.

– No me molesta.

Lo dijo sonriendo, pero con un tono que significaba: sobre este argumento, discusion acabada.

De acuerdo, discusion acabada. Llene mi vaso y luego ataque la panocha.

Comiendo hablamos poco. El chile era verdaderamente picante y el vino iba de maravilla. De postre habia un dulce de datiles y miel, tambien mejicano.

No fue una cena dietetica y al final tenia ganas de algo fuerte. Obviamente no dije nada, pero Margarita fue a la cocina y regreso con una botella de tequila, todavia cerrada.

Me servi el tequila, saque los cigarrillos y luego pense -demasiado tarde- que tal vez el humo no seria bien recibido. En cambio Margarita me pidio uno y cogio una especie de mortero de piedra volcanica para la ceniza.

– Yo no compro cigarrillos. Si no, me los fumo. Tan pronto como puedo se los quito a los demas.

– Conozco el metodo -conteste. Durante muchos anos habia sido mi metodo. Luego los amigos habian empezado a negarme los cigarrillos, me habia convertido en alguien bastante impopular, y, en definitiva, al final me vi obligado a comprarmelos.

Bebi un trago de tequila y permaneci callado algun segundo de mas. Ella me leyo el pensamiento.

– Quieres saber cual era el problema con el alcohol.

No era una pregunta. Estaba a punto de decir que no, pero que iba a pensar, solo estaba saboreando el tequila.

Dije que si.

Aspiro con fuerza el cigarrillo antes de empezar.

– He sido alcoholica durante tres anos, mas o menos. Despues de la licenciatura mis padres me regalaron unas vacaciones de tres meses en Estados Unidos, en San Francisco. Fue el periodo mas divertido de mi vida. Cuando regrese me di cuenta por primera vez de que mi futuro era ejercer de abogada en el despacho de mi padre… No, no es exacto, asi no se entiende. Ahora se que aquel fue el motivo, pero entonces no me di cuenta de nada, conscientemente. Pero lo percibi de manera distinta, si bien inconscientemente. O sea, que el recreo se habia acabado y yo no estaba preparada para volver a clase. No a aquella para la que estaba destinada.

»Para empeorar las cosas, al regreso de Estados Unidos encontre novio. Era un joven amable, ocho anos mayor que yo. Era notario, tenia buenos modales y a mis padres en seguida les gusto. Un excelente partido. Casi todos mis anteriores novios no les habian gustado. No era el tipo de individuos a quienes se habria confiado para toda la vida a la unica hija. Yo siempre habia sido, se podria decir, un poco vivaz y un poco voluble, y eso no estaba bien. No es que dijeran nada. Bueno, de vez en cuando mi madre protestaba, pero en definitiva no me habian creado demasiados problemas. O eso creia.

»Por eso cuando aparecio Pierluigi quedo claro que era el adecuado. Para no dejarlo escapar. Yo empece a beber, poco despues de empezar la relacion con el. Bebia -mucho- especialmente por la noche, cuando saliamos. Bebia y resultaba mas simpatica, Todos reian mis gracias y mi novio estaba muy orgulloso de llevarme por ahi. De exhibirme.

»Luego decidimos -es decir, el decidio- que habia llegado el momento de casarnos. Yo trabajaba con mi padre y pronto seria abogada, el era notario y, como decirlo, no era pobre. No habia motivo para seguir de novios. El hablo y yo le dije que tenia razon.

»Despues de aquella decision empece a beber incluso antes de salir. El venia a buscarme y yo, desde el portero automatico, decia que tenia para cinco minutos. Luego me tragaba lo que encontraba, desde cerveza hasta vino y bebidas extremadamente fuertes. Lo que encontraba. Me cepillaba los dientes, por el aliento, me perfumaba y bajaba. Saliamos con los amigos y siempre era muy simpatica. Y bebia. Tomaba el aperitivo, vino o cerveza con las comidas y luego un chupito -o dos, o tres- despues del postre. Me gustaba mucho el tequila, la misma marca que tu estas bebiendo ahora. Pero no hacia grandes distinciones. Bebia todo lo que caia en mis manos. En algun momento tuve la desagradable sensacion de que perdia el control. En algun momento pensaba que tal vez deberia reducir, pero en general estaba convencida de que cuando decidiera dejarlo lo haria sin problemas. ?Me pasas otro cigarrillo, por favor?

Le di el cigarrillo y yo tambien encendi uno. Aspiro con fuerza dos caladas y fue a poner un CD.

Making movies. Dire Straits.

Dio otro par de caladas antes de volver a hablar.

– Con este alegre paso llegamos al matrimonio. En los pocos momentos de lucidez se apoderaba de mi un sentimiento de desesperacion indescriptible. Yo no queria casarme, no tenia nada que ver con aquel senor que era notario. No queria ejercer de abogada, queria regresar a San Francisco o largarme a cualquier otro lugar. Y en cambio estaba en un tren en movimiento y no era capaz de utilizar el freno de emergencia. En dos o tres ocasiones pense que tendria el coraje de decir a los mios que no queria casarme -mi mayor miedo era la reaccion de mis padres, no de Pierluigi-, que lo lamentaba, pero creia que era mejor tomar una decision como aquella antes del matrimonio que seis meses o un ano despues.

»Despues mi madre se asomaba a mi habitacion y me decia que me apresurara, que teniamos que salir para escoger, que se yo, el menu para la recepcion o las flores para la iglesia. Entonces decia «si, mama», me tragaba una botellita en miniatura de cualquier licor, me cepillaba los dientes -me cepillaba tantisimas veces los dientes- y salia. Me acuerdo de que en una de esas salidas deje a mi madre en una de las tiendas para ir a tomarme en un santiamen una cerveza, en el primer bar con el que me tope. Luego estuve atemorizada toda la tarde pensando que podria notarme el aliento.

»?No adivinas como llegue al matrimonio? Borracha. Bebi la noche anterior, mezcle alcohol con ansioliticos para dormir. A la manana siguiente bebi. Un chupito -o dos- de whisky. Pero me cepille los dientes muy bien. Al entrar en la iglesia tropece, porque estaba bebida. Todos creyeron que era la emocion. Durante toda la ceremonia pensaba cuando iba a empezar la recepcion. Para poder beber.

Aspiro la ultima calada, hasta el filtro, y luego apago la colilla en el mortero, con un gesto duro. Senti el impulso de tocarle una mano, o el hombro, o el rostro. Para demostrar que estaba alli. No fui capaz y ella siguio hablando.

– Todavia hoy me pregunto como pudieron, todos, no darse cuenta de nada. Hasta el matrimonio e incluso bastantes meses despues. La situacion degenero cuando aprobe los examenes de abogado. Antes de casarme habia hecho los escritos y algunos meses despues hice los orales. Fui la segunda en la clasificacion final. No esta mal para una alcoholica, ?eh? Lo celebre a mi manera. Regrese a casa y me encontre mal. Mi marido me encontro en la cama. Habia devuelto varias veces y apestaba bastante. No solo a alcohol, pero seguro que tambien a alcohol. A partir de entonces empezo la peor fase. El empezo a darse cuenta. No de golpe, pero al cabo de varios meses se dio cuenta de que tenia una mujer alcoholica. A su manera no se porto mal, intento ayudarme. Hizo desaparecer de casa todo el alcohol y me llevo a un especialista, a otra ciudad. Para evitar el escandalo, obviamente. Yo prometi que lo dejaria y empece a beber a escondidas. Controlar a un alcoholico es imposible. Los alcoholicos son listos y mentirosos, como los toxicomanos, incluso peor, porque conseguir bebida es mas facil que conseguir droga. Un dia alguien me vio a las diez de la manana en un bar del centro mientras me bebia de un trago una cerveza de barril, y se lo dijo a Pierluigi. Jure que lo dejaria y media hora despues estaba de nuevo bebiendo, a hurtadillas. El hablo con mis padres, que al principio no se lo creian. Luego tuvieron que creerlo.

Fuimos juntos a otro especialista, a otra ciudad. Resultado: igual que antes. Quiero ser breve. Esta historia duro todavia un ano desde que fui descubierta. Luego mi marido se fue de casa. Como no darle la razon. Yo deambulaba con grandes moratones o rasgunos en la cara, porque me levantaba por la noche para hacer pipi despues de haberme dormido con mezclas de tequila o vodka y ansioliticos, y me golpeaba contra las puertas. O caia directamente al suelo. El sexo, las raras veces que lo habia, no era muy divertido para el, creo. Para mi, en absoluto. Tenia ganas de llorar y de beber. Al final el se fue e hizo bien.

»Despues que el se marchara los recuerdos son muy confusos. Se aclaran de nuevo no se cuanto tiempo despues. Estaba en una clinica, en Piemonte, especializada en la curacion de adicciones de todo tipo. Habia toxicomanos tradicionales, habia farmacoadictos, habia ludopatas y luego estabamos nosotros, los alcoholicos. La mayoria.

»Aquel fue el periodo mas duro de mi vida. En aquel lugar eran despiadados, pero me ayudaron a salir de la mierda en la que me habia metido. Ahora hace casi cinco anos que no bebo. Los dos primeros iba contando los

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