dias. Luego deje de hacerlo y ahora estoy aqui. En estos cinco anos han ocurrido muchas otras cosas, pero son historias distintas.

Yo la miraba a la cara y no sabia que decir, o que hacer. Pensaba que cualquier cosa habria sido un error y permaneci en silencio. Entonces ella hablo de nuevo.

– Tal vez piensas que yo cuento esta historia a todos los que encuentro, asi. Si te fijas bien, yo apenas te he conocido hoy. ?Piensas eso?

– No.

– ?Por que?

– No lo se. Pero me gusta pensar que no se la cuentas a todos, esta historia.

Por suerte esta vez no me habia equivocado de respuesta. Hizo un gesto con la cabeza, como diciendo: de acuerdo.

Nos quedamos alli hablando hasta altas horas.

2

Las semanas que me separaban del juicio pasaron raudamente.

El doce de junio, hacia las nueve de la manana, el aire todavia era fresco. Yendo hacia los juzgados vi que el termometro de cristal liquido de una tienda de ordenadores marcaba 23 grados. Por debajo de la media estacional, pense.

La temperatura parecia la unica cosa buena de aquel dia.

La noche anterior habia ido a la cama y no habia conseguido dormirme. Pasadas las dos habia tomado unas pastillas, pero no me habian servido de nada. Me dormi solo a las cuatro y media y me desperte un par de horas mas tarde. Como en la peor epoca.

Me detuve en un bar para tomar un cafe -cafe de verdad- y fumarme un cigarrillo. Me sentia hecho una piltrafa.

Desde hacia algunos dias me atormentaba la idea de que las cosas acabarian mal para mi y, sobre todo, para Abdou.

El juicio se acercaba y yo pensaba cada vez con mas insistencia que habia cometido una gran tonteria al dejarme llevar por la emocion. Pensaba que me habia comportado como un personaje de ficcion pesima. Una especie de Cabana del tio Tom ambientada en el Bari del dos mil.

Coraje, amigo negro, yo, abogado blanco y progresista, me batire ante el tribunal para que te absuelvan. Sera muy duro, pero al final la justicia triunfara y tu inocencia quedara demostrada.

?Inocencia? Las dudas me habian asaltado y se me habian aferrado al cerebro en aquellos ultimos dias antes del comienzo del juicio. ?Que sabia en realidad sobre Abdou? ?Quien me aseguraba, aparte de una discutible intuicion personal, que mi cliente no tenia nada que ver con el secuestro y la muerte de aquel nino?

Ahora pienso que quiza buscaba una coartada para una posible -mejor, probable- derrota. Entonces no estaba lo bastante lucido como para hacerme a una idea de ese tipo y por ello, simplemente, daba palos de ciego.

No es una buena cosa para un abogado venirse abajo asi, antes de un juicio semejante. Sobre todo no es una buena cosa para el cliente de aquel abogado. El abogado se prepara para quedar mal. El cliente se prepara para ser destrozado.

En los dias anteriores habia hablado dos veces con Abdou para preparar la defensa. Buscaba indicios de alguna prueba a su favor, un principio de coartada, algo. No encontramos nada.

Una manana di una vuelta por los lugares de la desaparicion del nino y del posterior hallazgo del cadaver. Una idea un tanto cinematografica y patetica: confiaba en alguna intuicion definitiva. Obviamente no la halle.

Y entonces habia llegado al dia del juicio, el proceso estaba a punto de comenzar y no tenia un solo testigo, una sola prueba de descargo, nada.

El fiscal traeria a sus testigos, sus pruebas materiales y casi con seguridad nos arrollaria. Yo solo confiaba en lograr poner en dificultad a alguno de sus testigos cuando llegase mi turno para interrogarles.

Si conseguia lograrlo, no tendria ninguna seguridad de un resultado positivo, pero como minimo podia jugarmela.

Si no lo conseguia -como era mas que probable-, no me podria jugar nada. En cambio, en el registro de la carcel, al lado del nombre de Abdou, bien visible, timbrarian: «final pena nunca».

Aplaste con el zapato el cigarrillo, tras fumarlo hasta el filtro, y prosegui mi camino hacia los juzgados.

Frente a la sala de la audiencia habia periodistas y camaras de television. Una cronista de la Gazzetta del Mezzogiorno me vio primero y se acerco. ?Como iba a plantear la defensa? ?Tenia testigos de descargo? ?Creia que el proceso duraria mucho tiempo?

Tuve una sensacion de nausea que sin embargo controle bastante bien, creo. El fiscal -dije- no tenia pruebas, sino solo conjeturas. Plausibles, pero solo conjeturas. Durante el proceso lo demostrariamos y para hacer eso, por el momento, no hacian falta testigos de descargo.

Mientras hablaba se habian acercado los demas periodistas. Tomaron algunos apuntes y las camaras de las televisiones filmaron una toma rapida de mi cara. Luego me dejaron entrar en la sala.

Solo habia algunos carabineros, el ayudante y el oficial de juzgados. Me sente en mi sitio, detras del banco de la defensa, a la derecha para quien mira al tribunal. No sabia que hacer y no tenia ganas de fingirme atareado. Se oia el zumbido del aire acondicionado que aquel dia no era necesario. Pasados algunos minutos empezo a llegar un poco de publico.

Luego, entro en la sala la escolta de uniformes azules de la policia carcelaria. En el medio Abdou. Cuando le vi me senti un poco mejor. Menos solo, con menos vacio alrededor.

Lo hicieron entrar en la jaula y luego le quitaron las esposas. Fui a saludarle y a hablarle. Mas por mi que por el, creo ahora.

– Entonces, Abdou, ?como va?

– Bien. Estoy contento de que haya llegado el juicio, que haya acabado la espera.

– Hemos de decidir si pedimos que te interroguen. Es una cosa que depende principalmente de ti.

– ?Por que no pedirlo?

– Porque puede ser un riesgo. Aunque no lo pidamos nosotros, casi con toda seguridad lo pedira el fiscal y, bueno, hemos de decidir si quieres contestar a las preguntas. Si quieres podrias decir que no piensas contestar y en ese caso procederan a la lectura de tu interrogatorio ante el fiscal.

– Quiero contestar.

– Muy bien. Ahora escuchame. El presidente te dira que, si quieres, puedes hacer declaraciones espontaneas, en cualquier momento del juicio. Tu da las gracias y luego no hagas ninguna declaracion. No digas nada en ningun momento, aunque tengas ganas de gritar, sin haber hablado antes conmigo. Si hay algo que quieras decir, llamame, dime de que se trata y yo te dire si viene al caso que hables, y cuando. ?Esta claro?

– Si.

En aquel momento se oyo la campanilla que anunciaba la entrada del tribunal.

– Bien Abdou, empezamos.

Me habia girado y estaba dirigiendome hacia mi banco, mientras ya se oia el ruido de los pasos del tribunal, que entraba en la sala.

– Abogado.

Me gire, a pocos metros de la jaula. El presidente ya habia entrado y los demas jueces lo seguian.

– ?Si?

– Gracias.

Permaneci alli unos instantes, sin saber que decir o hacer. El tribunal, mientras tanto, ya habia ocupado su sitio detras del gran banco alzado.

Luego asenti con la cabeza y fui a mi sitio.

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