El juicio continua esta manana con el testimonio de los padres y los abuelos del nino. Para el proximo lunes se ha fijado el interrogatorio al acusado, y luego, salvo que haya nuevas solicitudes de pruebas, se pasara a las deliberaciones.

Lei el articulo dos veces. Espectacular contrainterrogatorio. No lograba reprimir la complacencia infantil que me producia leer aquellas palabras y ver mi foto en el periodico. Habia sucedido alguna que otra vez, durante otros procesos, que se hablara de mi y que se publicara tambien una foto mia.

Pero en este caso era distinto. Yo era el protagonista del articulo.

?Cuando me habia sacado aquella foto? No era muy reciente, tal vez de hacia un par de anos, pero no me acordaba en que ocasion. Estaba bastante bien, por mas que, bueno, en persona estoy mejor, pense.

Tras algunos segundos con estas reflexiones me senti como un idiota, puse el periodico en la mesita y me dirigi a Abdou.

Me miraba. Su expresion daba a entender que ahora estaba convencido de que podiamos ganar la batalla. Habia leido el periodico y ahora pensaba que tal vez habia sido afortunado y que estaba en manos del abogado apropiado. Me pregunte si convenia desilusionarlo y decirle que, a pesar de que en aquella sesion las cosas habian ido bien, las probabilidades todavia estaban fundamentalmente contra nosotros. Me conteste que no habia ningun motivo para hacerlo. Entonces solo hice un gesto de asentimiento con la cabeza, alzando ligeramente los hombros. Podia significar cualquier cosa.

– Esta bien, Abdou. Ahora tenemos que preocuparnos de la proxima sesion. De tu interrogatorio.

El asintio y no dijo nada. Estaba atento, pero no debia decir nada. Me tocaba hablar a mi.

– Ahora te dire como funciona la cosa, te dire como has de comportarte. Si algo de lo que te digo no esta claro, por favor, interrumpeme y dimelo enseguida.

Volvio a asentir, con decision.

– Te interrogara primero el fiscal. Cuando te haga las preguntas, miralo a la cara. Con atencion, no con aire de desafio. No contestes si no ha terminado la pregunta. Cuando haya terminado, girate hacia los jueces y hablales a ellos. Nunca te pongas a discutir con el fiscal. ?Entendido?

– Cuando habla el fiscal le miro a el, cuando hablo yo miro a los jueces.

– De acuerdo. Obviamente, lo mismo vale para cuando las preguntas te las haga el abogado de la acusacion particular, o cuando te las haga yo. Tienes que hacer comprender a los jueces que escuchas las preguntas y contestas a las preguntas. ?Entendido?

– Si.

– Espera a que las preguntas hayan acabado, para contestar. Especialmente cuando te las haga yo. No debe parecer que estamos actuando, con todas las frases aprendidas de memoria. ?Comprendes lo que quiero decir?

– No debe parecer un teatro entre nosotros dos.

– De acuerdo. No te sientes en el borde de la silla. Sientate hasta el fondo. Asi -se lo mostre-. Pero no te sientes asi.

Se lo mostre de nuevo. Alguien que se sienta comodamente, casi repantingado, piernas cruzadas, etcetera.

– Esta clara la idea, ?verdad? No tienes que dar la impresion de estar a punto de salir huyendo, sentado en el borde de la silla, pero tampoco debes dar la impresion de estar relajado. Se discute sobre tu vida, sobre el hecho de que tu puedas pasar en la carcel muchos anos de tu vida, y por eso no puedes estar relajado. Si pareces relajado quiere decir que estas fingiendo y ellos se daran cuenta. ?Me sigues?

– Si.

– Cuando no entiendas una pregunta, o incluso si solo no estas seguro de haberla comprendido, no intentes responder. Sea quien sea que te haya hecho la pregunta, pide que la repita.

– De acuerdo.

– Entonces, antes de que me vaya, ?quieres repetirme lo que hemos dicho hasta ahora?

– Tengo que mirar a la cara a quien me haga las preguntas. Cuando la pregunta se ha acabado, me giro, miro al tribunal y contesto. Si no comprendo la pregunta debo decir que la repitan, por favor. He de sentarme asi.

Se sento tal como le habia dicho. Yo sonrei y asenti. No necesitaba que le repitieran las cosas.

Fue entonces cuando saque de la cartera la copia de su interrogatorio ante el fiscal y los demas papeles. Una vez aclarado como tenia que comportarse, teniamos que hablar de lo que tendria que decir, de como tendria que explicar las cosas que ya habia dicho y de las peticiones de pruebas complementarias que tendria que formular cuando finalizara su interrogatorio.

Permaneci en la carcel hasta las tres, con el calor que se hacia cada vez mas insoportable. Cuando nos estrechamos la mano, en el momento de marcharme, pense que habiamos hecho todo lo que se podia hacer.

Pase por casa, me duche, me puse unos pantalones muy ligeros y un niqui. Luego me hice una ensalada, comi, me fume un par de cigarrillos mientras bebia un cafe americano con hielo en el sillon. A eso de las cuatro y media sali para ir al despacho. Intente llamar por el interfono a Margarita, pero no estaba en casa. Lo lamente bastante, pero pense que la llamaria mas tarde, al salir del trabajo.

En el despacho atendi a algun cliente, me visito mi gestor, despache el correo y al final le dije a Maria Teresa que aquel dia se podia ir antes. Baje la vista hacia un papel que habia encima de la mesa. Cuando la levante, ella todavia estaba alli. La mire con una ligera sonrisa inquisitiva. No era una chica hermosa, pero tenia unos bonitos ojos azules, inteligentes e ironicos. Trabajaba conmigo desde hacia cuatro anos y durante aquel tiempo intentaba licenciarse en derecho. Queria ser jurista.

– ?Pasa algo? -dije manteniendo aquella sonrisa inquisitiva. Ella parecia buscar las palabras.

– Queria decirle que estoy contenta… estoy contenta de que usted este mejor. He estado muy… muy preocupada.

Permaneci en silencio, asombrado. Desde que nos conociamos jamas habia entrado en cuestiones personales. Despues de cuatro anos no sabia quien era aquella chica, si tenia novio, lo que pensaba, etc. Simplemente no esperaba que dijera una cosa asi, si bien sabia perfectamente que se habia dado cuenta de lo que me ocurria. Fue ella quien volvio a hablar.

– Hubiera querido hacer algo para ayudarle cuando estaba tan mal, pero usted estaba muy distante. Estaba preocupada, pensaba que iba a acabar mal.

– ?Mal?

– Si, no se ria. Pensaba en aquellas personas que se suicidan y luego los amigos y los conocidos dicen que estaban deprimidas, que desde hacia tiempo habian cambiado tanto y cosas por el estilo…

– ?Pensaba que era capaz de suicidarme?

– Si. Luego, desde hace unos meses, las cosas han empezado a funcionar mejor y me he alegrado. Ahora van mucho mejor y se lo queria decir, estoy contenta.

No sabia que responder. Se me ocurrian solo banalidades y no queria decir banalidades. Nos pasan cerca mundos enteros y no nos damos cuenta. Estaba turbado.

– Gracias -fue lo unico que dije. Luego me levante enseguida, di la vuelta a la mesa y le di un beso en la mejilla. Me sonroje un poco.

– Entonces… nos vemos el lunes.

– El lunes. Gracias, Maria Teresa.

Tenia que acabar de preparar el interrogatorio de Abdou y tenia que aclarar algunas cuestiones tecnicas para mis peticiones de pruebas complementarias. Asi que me quede trabajando hasta las ocho, luego lo cerre todo y sali. Fuera todavia habia luz y se habia levantado una brisa ligera. Se estaba bien y yo me encontraba euforico. Habia cumplido con mi deber, era verano y era viernes. Por primera vez despues de mucho tiempo tuve la sensacion de que era fin de semana, y fue una hermosa sensacion. Queria hacer algo para celebrarlo.

Intente llamar a Margarita al movil, pero estaba desconectado o no tenia cobertura. Intente llamarla por el portero automatico, pero no estaba en casa. Lo lamente un poco, pero solo un poco.

Pense en lo que me apetecia hacer y enseguida encontre la respuesta. Subi a casa, hice una pequena maleta, cogi algunos libros, me subi al coche y sali hacia el sur. Me iba a la playa.

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