otra.
Habiamos salido juntos unos dos meses, o un poco menos. Era mayor que yo, quiza cinco anos. Asi que ahora debia de tener mas o menos cuarenta y cuatro anos. ?Como se llamaba? No me acordaba de su nombre.
– Magda. Soy Magda. ?Como es que no me reconoces?
Magda. Habiamos salido durante dos meses, hacia quince anos. ?Y que haciamos? ?De que hablabamos?
– Magda, perdoname. No me pongo las gafas por vanidad y hago estos papelones. Soy un poco miope. ?Como estas?
– Estoy bien. ?Y tu?
Siguio una conversacion absurda. No me acordaba de casi nada de ella y por eso fui cauto, para evitar hacer otro papelon. Me dijo que estaba en los juzgados por trabajo. Tal como lo dijo parecia dar por descontado que yo sabia cual era su trabajo. Yo, por el contrario, no tenia ni la mas minima idea y mientras continuaba hablando -de separaciones, de vida de soltera, de vacaciones, de como nos teniamos que ver por fuerza, una noche, con una serie de personas cuyos nombres no me decian nada- me sentia transportado a un torbellino surrealista.
Me senti mejor solo cuando nos despedimos, abrazandonos y besandonos.
Adios, Magda. Cuando nos encontremos de nuevo hallare el coraje para pedirte que me digas de que hablamos, casi cada noche, durante dos meses, hace quince anos.
El presidente le pregunto al fiscal y al abogado de la acusacion particular si tenian que hacer peticiones de pruebas complementarias. Ambos contestaron que no. Entonces se dirigio a mi y me hizo la misma pregunta. Me levante y antes de hablar me coloque bien la toga, que, como siempre, me colgaba de los hombros.
– Si, presidente. Tenemos peticiones en base al articulo 507 del codigo. El tribunal ha escuchado hace poco el interrogatorio del acusado. El ha referido que es el titular de un numero de telefono movil. Dicha circunstancia ya se desprendia de las actas que estan en su poder, porque en el correspondiente informe se incluye, entre otras, el acta de la confiscacion del telefono movil en cuestion, y de la correspondiente tarjeta. Precisamente aquella a la que corresponde el numero 0339-7134964, propiedad del acusado. El acusado ha declarado haber llevado consigo, en aquel viaje a Napoles, el mencionado telefono movil y, probablemente, haber hecho y recibido llamadas telefonicas en aquella ocasion. Ustedes saben mejor que yo que el uso de un telefono movil deja un rastro que conserva en soporte magnetico la empresa que lo gestiona, en este caso Telecom. Es posible recuperar los listados en los que aparecen los numeros de entrada y de salida, el horario, la duracion de las llamadas y, principalmente, la zona en la que el usuario del telefono se hallaba en el momento de la llamada.
– Tras esta puntualizacion, creo no tener que dar mas explicaciones sobre la relevancia que puede tener conseguir de la empresa Telecom Italia los listados correspondientes al usuario del movil 0339-7134964 del dia 5
El presidente me miro todavia unos instantes despues de que acabara de hablar. Luego estuvo a punto de girarse hacia el juez adjunto cuando debio de acordarse de que se habian peleado un par de horas antes. Al menos yo estaba convencido de que, por algun motivo, se habian peleado. Bien, realmente Zavoianni se estaba girando hacia el juez y se paro a la mitad. De una manera tan brusca que tuvo que reprimirse, apoyando la cabeza sobre una mano, con aire pensativo. Se habia movido como el personaje de una farsa y permanecio algunos segundos artificiosamente inmovil. Luego se dirigio al fiscal.
– ?Hay objeciones a esta peticion de la defensa, fiscal?
– Presidente, yo tengo muchas dudas no solo sobre la absoluta necesidad, sino incluso sobre la relevancia de la prueba solicitada por la defensa. Las dudas se pueden resumir en pocas palabras: ?quien nos asegura que el 5
– ?La acusacion particular tiene objeciones? -dijo todavia el presidente.
– Nos sumamos a las consideraciones ya realizadas por el fiscal.
– Presidente -dije yo-, ?me permite una breve respuesta a las objeciones del fiscal?
– Como usted bien sabe, abogado, en esta fase no se admiten replicas.
– Presidente…
– Abogado, ni una palabra mas. Se lo repito: ni una palabra mas.
Dicho esto se levanto para acudir a la Camara del Consejo. Uno a uno se levantaron los miembros del jurado para seguirle. El juez adjunto permanecio sentado. Tuve la impresion de que apretaba los labios un momento. Luego el tambien se levanto y se dirigio, en ultimo lugar, a la Camara del Consejo.
Esperamos un buen rato. En general, decisiones como aquella, despues de las peticiones de pruebas complementarias, se toman directamente durante la sesion o tras una deliberacion de pocos minutos. Aquel dia, al contrario, no fue asi. Transcurrian las horas sin que sucediera nada. Charlaba con el ujier, que me decia que no comprendia el porque de aquel retraso. Contestaba que tampoco yo lo comprendia, pero no era verdad. Estaban tanto rato deliberando porque, en realidad, el tribunal se habia dividido entre quienes ya habian decidido condenar a Abdou y quienes querian saber mas. Si ganaban los primeros y si mi peticion de obtener aquellos listados era rechazada, me podia evitar tranquilamente la fatiga de recurrir el proceso. Abdou estaba liquidado. Solo teniamos posibilidades si ganaban los otros.
Desde la jaula Abdou me pregunto que era lo que ocurria y yo le menti, diciendo que aquella espera era completamente normal.
Se me ocurrio llamar a Margarita, pero no lo hice.
Sin una razon que pudiera entender, me acorde de un proverbio turco antiguo que decia mas o menos lo siguiente:
Me sentia solo y, joder, me entraron ganas de llorar. Despues de meses, precisamente en aquel momento y en aquel lugar.
No, por favor, no.
Me dirigi a la salida de la sala para evitar hacer el numero -
Regrese a mi sitio, me puse la toga, y me di cuenta de que todavia tenia el cigarrillo en un lado de la boca cuando los jueces ya habian entrado, se habian sentado y el presidente empezaba a leer la resolucion.
Incline la mirada hacia mi banco y entrecerre los ojos, desenfocando la mirada sobre los papeles que tenia enfrente. Escuche.