El presidente hizo una pausa, o asi me lo parecio. Yo permaneci con los ojos entrecerrados y la mirada baja. Algun segundo despues me daria cuenta de que habia contenido la respiracion.
?Sin embargo! Lo habian aceptado.
Abri de nuevo los ojos y levante la mirada cuando el tribunal ya habia salido de la sala.
Faltaba una semana para el final. En un sentido u otro.
14
Aquella semana los dias transcurrieron con una extrana normalidad. Trabaje con normalidad, tuve mis audiencias normales, recibi a clientes, cobre alguna factura -lo que no estaba mal- y todo lo demas.
No me ocupe del proceso de Abdou. Tenia que esperar la llegada de los listados, porque del resultado de aquella comprobacion dependia el planteamiento que imprimiria a mi alegato final. Hasta entonces era inutil examinar papeles o que empezara a prepararlo.
El jueves por la tarde Margarita me llamo al movil. Despues del mensaje del domingo no habiamos hablado mas. No la habia llamado ni habia intentado hablar con ella por el portero automatico. No se por que. Algo me lo habia impedido.
?Tenia ganas de salir a tomar algo, despues de cenar? Si, me apetecia. ?La llamaba por el interfono o la iba a buscar a casa? Ah, primero salia y luego nos podiamos encontrar directamente en algun sitio, mas tarde. ?Me iba bien a mi en la calle Venecia, frente al Fortin, a eso de las diez y media? Me iba bien. Hasta luego, entonces.
Tenia un tono de voz un poco raro y me dejo una ligera sensacion de inquietud.
La tarde discurrio lentamente, desde aquel momento. Me distraia y miraba constantemente al reloj.
Me fui del despacho hacia las ocho, en casa me duche, me cambie y sali mucho antes de la cita. Deje pasar el tiempo con dificultad y a eso de las diez y media me dirigi hacia la zona del Fortin.
Subi andando por la calle Venecia, entre la muchedumbre. Estaba llena, como siempre en verano a aquella hora.
Especialmente grupos de jovenes. Desprendian un olor mezcla de desodorante, de crema solar y de chicle de menta. Alguna familia de la ciudad vieja. Algun cincuenton moreno con chica veinteanera en medio de una nube de perfume. Gente de mi edad, poquisima. Quien sabe por que, me pregunte solo por pensar en algo.
Llegue al Fortin con unos diez minutos de anticipo, pero me encontraba mejor, puesto que el tiempo ya habia pasado. Apoyado en la pared, encendi un cigarrillo y mire a mi alrededor, a la espera.
Llego hacia las once menos veinte.
– Perdoname. Ha sido un dia terrible. En una semana agobiante. Y dejemoslo en la semana.
– ?Que ha pasado?
– Caminemos, ?quieres?
Nos dirigimos hacia el norte, siempre por la calle Venecia. A medida que nos alejabamos de la zona del Fortin la gente iba disminuyendo. Grupos mas pequenos, parejas, algun paseante solitario, algun policia de uniforme, vigilando.
Andamos sin hablar, hasta que llegamos a la altura de la basilica de San Nicolas. Un tipo con un perro corso nos paso muy cerca y la bestia se detuvo para husmear las piernas de Margarita. Ella tambien se detuvo, alargo la mano y acaricio al perro en la cabeza. El dueno estaba un tanto atonito ante el hecho de que la fiera se dejara manosear de aquella manera por una desconocida. Era la primera vez que sucedia, nos dijo. ?La senora tenia un perro? No, no lo tenia. Lo habia tenido, pero murio hacia muchos anos.
El perro y su dueno se alejaron y nosotros nos sentamos en el muro que da al lado derecho de San