Entrecerre los ojos y respire profundamente, sintiendo un nudo que se deshacia en la boca del estomago. Le dije que si, que habia actuado bien.

15

Los listados llegaron puntualmente, el quinto dia despues que el tribunal dispusiera su recuperacion. Me lo dijo el brigada de los carabineros que habia ejecutado la orden del tribunal. Era un amigo mio y le habia telefoneado para saber si habian llegado aquellos papeles. Dijo que habian llegado y entonces fui a los juzgados para examinarlos.

Era sabado, primero de julio. El Palacio de Justicia estaba desierto y la atmosfera era vagamente surrealista.

La puerta de la cancilleria de la Audiencia estaba cerrada. Abri y dentro no habia nadie, pero como minimo funcionaba el aire acondicionado. Asi que entre, cerre la puerta y espere a que alguien regresara y me permitiera consultar los listados.

Pasado un cuarto de hora entro por fin un empleado de baja estatura, de unos sesenta, a quien no conocia. Me miro con aire distraido y me pregunto si necesitaba algo. Necesitaba algo y se lo dije. El parecio reflexionar algunos instantes y despues asintio, de manera pensativa.

La busqueda de los papeles fue una operacion laboriosa y muy enervante, pero, de una manera u otra, al final el hombrecillo consiguio encontrarlos.

De los listados se deducia que Abdou habia dicho realmente la verdad sobre el viaje a Napoles. La primera llamada era de las 09.18. Era una llamada efectuada desde el telefono de Abdou, estaba dirigida a un numero de Napoles y habia durado 2 minutos y 14 segundos. En la hora de aquella llamada Abdou ya estaba en Napoles, o en los alrededores. Seguian otras cuatro llamadas -a numeros de Napoles y a telefonos moviles- en las que la localizacion era siempre Napoles. La ultima era de las 12.46. Luego no ocurria nada durante cuatro horas. A las 16.52 Abdou recibia una llamada desde un telefono movil. En aquel momento la localizacion era Bari capital. La llamada siguiente era de las 21.10. Era una llamada efectuada desde el telefono de Abdou a otro telefono movil. La localizacion era siempre Bari. Luego nada mas.

Me detuve pensando en el resultado de aquella comprobacion. Efectivamente no era definitivo y no concluiria el proceso. Habia un periodo vacio de mas de cuatro horas, y precisamente en medio de aquellas cuatro horas se habia verificado la desaparicion del nino. Lo que se deducia de los listados no permitia excluir que Abdou, llegado de Napoles, hubiera proseguido hacia Monopoli, hubiera llegado a Capitolo, hubiera cogido al nino, hubiera hecho quien sabe que, etcetera, etcetera.

Me levante para marcharme y me di cuenta de que el hombrecillo estaba sentado en el otro lado de la cancilleria, con el menton apoyado en las manos, los codos sobre la mesa y la mirada perdida en alguna parte.

Le desee un buen dia. El giro la cabeza, me miro como si hubiera dicho algo raro y luego, mientras se giraba de nuevo, hizo una especie de gesto con la cabeza. Imposible saber si habia contestado al saludo o si se habia quedado en otra parte y dialogaba con algun fantasma.

Fuera el aire era torrido. Era el mediodia del primer sabado de julio y me disponia a dirigirme al despacho para preparar el alegato final.

Me esperaba un largo fin de semana.

16

La sesion empezo con puntualidad a las nueve y media. El tribunal tomo nota de la llegada de los listados y todos acordamos que no eran necesarias las explicaciones de un tecnico sobre el significado de los datos. Para nuestro objetivo, lo que se podia leer en los listados era suficientemente claro. Al ingeniero de la empresa Telecom que se habia presentado en el proceso para declarar le dieron las gracias y se le dijo que se podia ir.

Enseguida el presidente acabo con las ultimas formalidades preliminares y concedio la palabra al fiscal. Eran las nueve y cuarenta minutos.

Cervellati se levanto empujando la silla hacia atras y apoyandose en la mesa. Se ajusto la toga en los hombros, echo una ojeada a los apuntes y luego levanto la cabeza dirigiendose al presidente.

– Senor presidente, senor juez adjunto, senores miembros del jurado. Hoy han sido convocados para juzgar un crimen terrible. Una vida joven, una vida muy joven, truncada brutalmente, a causa de una abyeccion de la que no logramos comprender ni la causa ni la medida. Los efectos de esa vileza, sin embargo, son irremediables. Nadie podra devolver este nino al carino de sus padres. Ni yo, ni ustedes, nadie.

– Pero ustedes tienen un poder grande e importante, del que espero que se sirvan. Del que estoy seguro haran un buen uso.

Pense: ahora dira que tienen el poder, y ademas el deber, de impartir justicia. De impedir que el autor de un crimen tan nefasto se pueda marchar sin molestia alguna, quiza a causa de alguna falacia, etcetera, etcetera.

– Ustedes tienen el poder para se haga justicia. Y este es un poder comprometido, porque implica ademas el deber de hacer justicia. A la familia de la pequena victima, en primer lugar. Pero despues a todos nosotros, que, como ciudadanos, esperamos una respuesta cuando se producen hechos tan escalofriantes.

Era una de sus frases preferidas, en la Audiencia. Estaba convencido de que impresionaria al jurado popular, creo. Siguio en este tono, y yo, enseguida, empece a distraerme.

Oia la voz como un ruido de fondo. De vez en cuando seguia el discurso algunos minutos y luego continuaba divagando por mi cuenta.

Hablo de lo que habia ocurrido durante el juicio, leyo con voz monotona largos fragmentos de las actas y explico los motivos por los cuales las pruebas incriminatorias debian considerarse plenamente validas, sin excluir ninguna de ellas.

Uno de los alegatos finales mas aburridos que habia oido nunca, pense mientras hojeaba el informe que tenia delante, por ir haciendo algo.

En un momento dado llego a hablar del testimonio del propietario del bar, que era el corazon del proceso.

Volvio a leer las declaraciones de Renna -pero no las respuestas a mis preguntas- y las comento. Me preocupe de escuchar con atencion.

– Entonces nos hemos de preguntar, tienen que preguntarse: ?cuales eran los motivos del testigo Renna para acusar falsamente al actual acusado? Porque la cuestion, en realidad, es muy sencilla y la alternativa es clara. Una hipotesis es que el testigo Renna mienta, propiciando las condiciones para la condena de un inocente a cadena perpetua. Porque el sabe perfectamente cuales son las consecuencias de su declaracion, y a pesar de ello insiste en ella, incluso despues de las dificultades que hemos constatado con motivo del contrainterrogatorio. Si miente, acusando de hecho a un inocente de un delito de cadena perpetua, debe de tener una razon. Una hostilidad personal y un odio feroz y terrible, porque solo un odio tal podria explicar una accion tan aberrante.

»?Existe alguna prueba, o unicamente la sospecha de este odio destructivo por parte de Renna contra el acusado? Evidentemente no.

»La otra hipotesis es que el testigo, por el contrario, diga la verdad. Y si no existe ningun elemento para afirmar que el testigo miente, hemos de admitir -de acuerdo que con imprecisiones, con errores, con naturales momentos de confusion- que el dice la verdad.

»Las consecuencias sobre el resultado de este proceso son evidentes. Porque no hay que olvidar que el acusado niega haber estado en Monopoli, en Capitolo, aquella tarde. Y si el lo niega, cuando en realidad alli estuvo -y nosotros podemos afirmarlo con serenidad porque nos lo dice un testigo que no tiene motivo alguno para

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