Seguridad.

– Lo cierto es que no faltan armas nucleares para la mision -continuo Johnson-. Lamentablemente, el numero de lanzaderas capaces de alcanzar el objetivo con una cabeza nuclear no es tan abundante. Para poder salir de la atmosfera e impactar contra el tercer asteroide a una distancia segura para la Tierra, las lanzaderas deben ser capaces de alcanzar la velocidad de escape.

»Si dispusieramos de tiempo suficiente, lo idoneo seria proceder a la detonacion de varias cabezas justo delante del asteroide a fin de aminorar su velocidad o alterar ligeramente su curso. Con tiempo, la alteracion de su curso en tan solo un grado o de su velocidad en una pulgada por segundo, seria suficiente para evitar la colision. Desgraciadamente, no es el caso. No disponemos de tiempo ni de recursos para llevarlo a cabo. La unica opcion que puede salvar a la Tierra es la destruccion completa del asteroide cuanto antes.

El doctor Johnson hizo un gesto al doctor James Stewart, del Centro de Investigacion Ames de Moffet Field, en California, para que continuara con la explicacion, y este, a su vez, le hizo una senal al asistente encargado de las pantallas.

Al comenzar la simulacion, el doctor Stewart procedio a narrar y explicar lo que ocurria en la pantalla.

– Cuando nuestros misiles alcancen el asteroide, su masa sera expulsada en todas direcciones, y algunos fragmentos continuaran su trayectoria hacia la Tierra. Cuanto mas lejos se encuentre el asteroide de nuestro planeta en el momento del impacto, menor sera el numero de fragmentos que penetre en la atmosfera.

»Si alguno de ellos fuera de gran tamano -continuo el doctor Stewart-, aun supondria una amenaza. Nuestro objetivo, por tanto, no ha de ser unicamente romper el asteroide en pedazos mas pequenos, sino pulverizarlo. Segun nuestros calculos, y seguimos aun trabajando en ello, dicho proposito requerira el lanzamiento de cuarenta cabezas nucleares de veinte megatones cada una contra la cara frontal del asteroide. Todas ellas deben alcanzar el objetivo y ser detonadas simultaneamente un instante antes del impacto. Se trata de una mision que solo puede llevarse a cabo con misiles de cabezas multiples independientes o MIRVs, lo que reduce aun mas nuestro inventario de lanzaderas optimas. Para ser mas exactos, solo existen dos lanzaderas con capacidad para alcanzar el objetivo y transportar los MIRVs. Se trata del misil estadounidense Minuteman III y del misil de fabricacion rusa SS-11 Sego. Pero no acaban aqui nuestros problemas. Ambos son sistemas relativamente anticuados, la mayoria de los cuales o bien ha sido transformada en pesadas lanzaderas para puestas en orbita o ha sido destruida en cumplimiento de diferentes tratados de desarme. A ello hay que anadir que tanto el Minuteman III como el Sego requieren sustanciales modificaciones para la mision.

»Nuestros planes en este momento pasan por enviar tres oleadas de misiles a fin de que la segunda y la tercera constituyan la linea de retaguardia necesaria para rematar la mision si la primera no consigue destruir el asteroide por completo.

Mientras la simulacion ilustraba como la segunda y tercera oleadas de misiles destruian o desviaban los escasos fragmentos grandes de asteroide restantes, el doctor Stewart concluyo su explicacion resaltando que la tecnologia necesaria ya existia y habia sido ensayada, y que todos los participantes en el proyecto creian en la perfecta viabilidad del plan.

Cuando hubo terminado tomo la palabra el doctor John Jefferson, del Laboratorio Nacional de Oak Ridge.

– Como ya ha resaltado el doctor Stewart, es importante que destruyamos el asteroide cuanto antes, para limitar al maximo la lluvia de restos sobre la Tierra. Pero existe una segunda razon que hace imperativa su destruccion temprana. El polvo resultante de la explosion va a ser al principio altamente radioactivo.

La noticia fue recibida con gestos de intranquilidad por todos los presentes en la sala, que cayeron entonces en la cuenta de la obviedad: era evidente que tras la explosion nuclear el polvo fuese radioactivo.

– Al igual que ocurre con la lluvia resultante de cualquier explosion nuclear -continuo Jefferson-, el indice de radioactividad ira disminuyendo con el tiempo. Cuanto mayor sea el lapso de tiempo entre la destruccion del asteroide y la llegada de sus restos a la Tierra, menor sera el indice de radioactividad del polvo.

– ?Con cuanta antelacion debemos lanzar los misiles para minimizar el nivel de radiacion? -interrumpio el embajador Ngordon.

– Sin conocer la composicion exacta del asteroide ni de las particulas que llegaran a la Tierra, es imposible contestar con exactitud a su pregunta. No obstante y basandonos en las estimaciones que de dicha composicion ha elaborado el doctor Hall, creemos que debe ser destruido por lo menos catorce dias antes de que los fragmentos restantes alcancen nuestro planeta. Si se hace despues, los efectos de la radiacion podrian ser graves y en algunos casos, puede que incluso fatales. Esta estimacion da por contado que pasaran dos dias mas antes de que comiencen a atravesar la atmosfera cantidades considerables de polvo.

– ?Cuando debe hacerse el lanzamiento? -pregunto Ngordon.

– Esperamos hacerlo dentro de nueve dias, el dia 27, embajador -contesto el doctor Johnson-. Si conseguimos estar preparados para esa fecha, los misiles alcanzaran el asteroide treinta y cuatro dias despues, el 31 de julio, en un punto situado a treinta y siete millones de kilometros de la Tierra. De esta forma pasaran quince dias antes de que el polvo alcance la Tierra, es decir, un dia mas del minimo necesario.

– Entonces, ?podra hacerse?

– Si, senor. Pero debemos contar con el pleno apoyo de la ONU y, en particular, con el de los paises que poseen las lanzaderas necesarias.

– Senor presidente -empezo el embajador estadounidense Jackson Clark dirigiendose al presidente del Consejo de Seguridad, el embajador Ngordon-, creo que sabe que puede contar con el apoyo incondicional del pueblo norteamericano en este proyecto. Se que hablo en nombre de nuestro presidente al afirmar que proporcionaremos todos los misiles Minuteman de los que dispongamos. Y tengo el convencimiento de que los cientificos e ingenieros estadounidenses trabajaran dia y noche si es necesario para prestar todo el apoyo tecnico, el equipo y el personal requeridos.

Kruszkegin hizo un ofrecimiento similar en nombre de los paises que antano formaban las republicas de la Union Sovietica. Una de las ironias de la devastacion nuclear que asolo Rusia como resultado de su ataque a Oriente Proximo era que varios centenares de los misiles de largo alcance que no llegaron a ser lanzados habian sobrevivido a la destruccion por encontrarse protegidos en silos antinucleares.

Concluidas las dos intervenciones, el embajador Clark se dirigio al doctor Johnson.

– ?Que hay de nuestros sistemas de defensa estrategica? ?Podrian emplearse contra el asteroide?

– Me temo que no -repuso el doctor Johnson-. Las armas de energia dirigida, entre las que se incluyen varios tipos de laser y de haces de particulas, tienen suficiente alcance para llegar al objetivo, pero ni siquiera la suma de la potencia de todas ellas lograria efecto alguno sobre un cuerpo con la masa de la que hablamos. Sus fuentes de energia se idearon para emitir rafagas dirigidas contra el objetivo durante un corto espacio de tiempo y no para realizar un asalto continuo sobre un objetivo de gran tamano. En cuanto a las armas de energia cinetica - principalmente las de base terrestre y algunos de los interceptores en orbita-, si que disponen de un poder destructivo mayor, pero por el contrario no poseen el alcance suficiente para llegar al objetivo.

El embajador Clark asintio para indicar que se hacia cargo de la situacion.

La reunion se prolongo algun tiempo mas, y cuando ya parecia que se habian resuelto lo mejor posible los asuntos que les ocupaban, Christopher, que hasta entonces habia permanecido en silencio, dirigio una nueva pregunta al doctor Johnson.

– Me preocupan los otros dos asteroides -dijo-, ?estan convencidos de que no representan una amenaza?

– Si, senor -contesto Johnson-. Como mostraba la simulacion, los dos primeros asteroides van a pasar muy cerca -mas cerca que cualquier otro gran asteroide de la historia conocida-, pero no representan amenaza alguna.

– ?Cabe alguna probabilidad de que sus calculos sobre la trayectoria de los dos primeros asteroides sean erroneos? Me da la sensacion de que nos estamos confiando demasiado.

– Senor, comprendo su preocupacion, pero los calculos han sido fijados independientemente por catorce observatorios y universidades diferentes. Se han verificado hasta tres veces, y el margen de error no ha sido en ningun caso superior o inferior a los cien kilometros, que son aproximadamente sesenta millas.

Christopher dejo escapar un suspiro y dio unos golpecitos con el boligrafo en la mesa, como si reflexionara sobre como abordar la cuestion para obtener la respuesta que deseaba oir.

– Pero ?que pasara despues? Por sus explicaciones se deduce que las nuevas orbitas de los asteroides los llevaran a cruzarse regularmente con la orbita terrestre. ?Acaso no podrian representar una amenaza en el futuro? ?No seria mejor destruirlos ahora?

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