desaparecido. Es como si se hubiese esfumado en el aire.
– Habran descendido a tierra para alimentarse -sugirio Burke.
– No, senor. No lo creo. Las he visto bajar para comer muchas veces, y esta ha sido diferente.
– A mi me ha pasado lo mismo en Mar del Plata, en Argentina -dijo otro rastreador.
– Idem de idem sobre Sidney, en Australia -se oyo que decia otra voz.
– Lo mismo en Miami.
Una docena mas de rastreadores vocearon noticias similares. -?Que es lo que esta pasando? -pregunto Jeff Burke-. Quiero un recuento de todos los enjambres y de todas las bandadas menores que se puedan rastrear. ?Quiero saber lo que pasa, y lo quiero saber ya!
Sucedia que en todos los rincones del planeta las langostas se estaban muriendo. El enjambre que cayo sobre Sidney, en Australia, era tan grande que se tardo dos semanas en limpiar los restos de langostas, aun con la ayuda de decenas de miles de gaviotas y otras aves. En otros lugares, la elevada concentracion de insectos en las ciudades atasco las alcantarillas y los desagues. La plaga habia durado cinco meses en total. Y ahora se habia esfumado tan rapido como habia aparecido antes. Era tiempo de congratularse. Pero la celebracion no iba a durar mucho.
Ocho semanas despues
Jerusalen, Israel
Era lo ultimo que nadie hubiese querido escuchar. Habian vuelto. Y de nuevo traian consigo un mensaje de ira contra los hombres de la tierra. Como en ocasiones anteriores, volvieron a recorrer las calles de Jerusalen voceando su mensaje hasta llegar al Templo. Entonces, al pie de la escalinata, Juan y Cohen anunciaron una nueva profecia.
Y el sexto angel dio un toque de trompeta. Y oi una voz [procedente] de las esquinas del altar de oro que [estaba] ante Dios, que decia al sexto angel que tenia la trompeta: «Suelta a los cuatro angeles que estan encadenados junto al gran rio Eufrates». Y quedaron sueltos los cuatro angeles que estaban preparados para aquella hora, dia, mes y ano, con el fin de matar a la tercera parte de los hombres. El numero de las tropas de caballeria [era] doscientos millones (oi su numero). [14]
Cuando Juan y Cohen abandonaron el Templo, lo hicieron de nuevo seguidos por la policia, la prensa y muchos curiosos. Esta vez, la policia detuvo a la multitud cuando ambos se aproximaban a los limites de la ciudad. Alli les esperaba el ejercito. Los soldados habian despejado la calle y evacuado los edificios que rodeaban el lugar donde los dos hombres se habian esfumado en las dos visitas anteriores. Todo estaba dispuesto para hacer cuanto fuera necesario para capturarlos o matarlos.
Juan y Cohen continuaron su marcha. Ante ellos, una gigantesca red de nailon cubria el ancho de la calle. Los profetas siguieron adelante como si nada. Cuando estaban a escasos metros de esta, la malla se vaporizo y ellos atravesaron la linea. Un momento despues, un helicoptero empezo a descender hacia ellos, portando una jaula de barrotes de hierro, de un metro cuadrado de area y sin base. De haberse separado, Juan y Cohen podrian haber esquivado con facilidad una trampa tan ridicula, pero, como se preveia, se negaron a abandonar su trayectoria y continuaron su camino mientras la jaula descendia sobre ellos. No obstante, tan pronto hubo tocado esta el suelo, los barrotes se pulverizaron y la pareja siguio adelante, imperterrita. Con la repentina perdida de peso, el helicoptero perdio el control, se estrello contra uno de los edificios vecinos y estallo, prendiendo en llamas ese bloque y otros dos colindantes; el accidente se saldo con once muertos.
Entonces entro en accion el ejercito de tierra. Cuatro escuadrones de soldados abrieron fuego simultaneamente contra los dos hombres. Las balas no surtieron efecto. Es mas, como ya habia sucedido siete meses atras, cada uno de los soldados fue consumido por el fuego al instante.
Cuando llegaron al limite de la ciudad, los dos hombres volvieron a desaparecer, dejando atras a muertos y moribundos.
Tres semanas despues
Nueva York, Nueva York
Christopher echo un vistazo a su reloj y dejo escapar un pequeno suspiro. Habia sido un dia muy largo, y la reunion del Consejo de Seguridad por fin llegaba a su conclusion. Christopher, a quien por orden de rotacion le tocaba ejercer de presidente del Consejo, iba a levantar la sesion, cuando pidio la palabra el embajador Yuri Kruszkegin, representante permanente del Norte de Asia. Kruszkegin era uno de los miembros mas veteranos y respetados de todo Naciones Unidas, organizacion para la cual trabajaba desde los tiempos de la antigua Federacion Rusa.
– Senor presidente -empezo Kruszkegin-, con motivo del nonagesimo aniversario de la fundacion de Naciones Unidas, quisiera recordar a los presentes que hace ya mas de cuatro anos que este organo opera de manera muy diferente a la que concibieron sus fundadores. Me refiero, en concreto, al hecho de que llevemos los cincuenta y dos ultimos meses sin secretario general. Durante un breve periodo de tiempo, el inmediatamente posterior al fallecimiento prematuro de Jon Hansen, este organo intento cubrir el puesto, pero estabamos tan divididos que no logramos dar con un candidato de consenso.
»Desde entonces, hemos intentado operar por medio de un sistema de rotacion, haciendo recaer en el cargo de presidente del Consejo practicamente la totalidad de las funciones del secretario general, propiamente dicho. Estoy convencido, senor presidente, de que todos convendran conmigo en que tanto el funcionamiento de este organo, como el de la ONU en su conjunto, han demostrado ser mas productivos y eficientes cuando estas responsabilidades recaian sobre la misma persona durante el mandato de cinco anos establecido para el cargo de secretario general. Con demasiada frecuencia, han sido postergados o apartados para siempre asuntos de primera indole, cuando las responsabilidades del secretario general pasan al final de cada mes de un miembro del Consejo de Seguridad a otro.
»Creo que tambien reconoceran que los tragicos acontecimientos que han asolado nuestro planeta en los ultimos tiempos, aun siendo terribles, han servido, no obstante, para acercar a los miembros del Consejo y formar un organo mas unificado. Senor presidente, estoy seguro de que este consejo ha alcanzado ya unos niveles de confianza mutua y de cooperacion tales que deberiamos emplearnos a la labor de buscar un candidato que cubra la direccion de la Secretaria General.
»Como todos sabemos, el cargo requiere el talento y la dedicacion de una persona muy especial; alguien que no ponga los intereses de su region por encima de los de las demas. Jon Hansen era una de esas personas. Creo que otro hombre de similar disposicion ha aflorado como lider de este organo.
»Senor presidente, senores miembros del Consejo, es por ello por lo que deseo nominar, para el cargo de secretario general, a un hombre cuya labor desinteresada para con la ONU y la poblacion global ha quedado demostrada en repetidas ocasiones; un hombre que ha sido capaz, el solo, de forjar un consenso entre los paises de su region para aportar la ayuda financiera y tecnologica necesaria para la implementacion del Paquete Consolidado de Ayuda, y de convencer, uno a uno, al resto de miembros del Consejo de Seguridad para garantizar no solo la aprobacion del paquete, sino tambien su optima funcionalidad para todas las regiones; un hombre que dotaria al cargo de secretario general de una vision y un saber hacer desconocidos, ademas de sabiduria y buen juicio; un hombre que denuncio las monstruosas intenciones de Albert Faure, salvando asi al mundo del regimen de un dictador comparable a Adolph Hitler o Joseph Stalin.
»Senor presidente, nomino para secretario general al distinguido embajador de Italia, el hombre que tan buen servicio ha prestado a su region y al resto del mundo, el embajador Christopher Goodman.
El embajador Toreos de Chile, representante permanente de Sudamerica, a cuya esposa Christopher habia curado, secundo la nominacion rapidamente. El embajador Ngordon presento la mocion sin debate previo, y todo apuntaba a que fuera a someterse a votacion sin que Christopher tuviera la oportunidad de abrir la boca. Finalmente, no obstante, aun cuando no se ajustase al reglamento, Christopher encontro el momento de poder hablar.
– No se que decir. Agradezco esta muestra de apoyo, pero no creo que este de acuerdo con… Bueno, ?podemos hacer una pequena pausa y me lo pienso?
El Consejo de Seguridad acordo tomarse un descanso de media hora, y Christopher se dirigio rapidamente a