gris marengo y acabo de vestirse a toda prisa.

* * *

Decker decidio no presionar mas a Tom. Si habia alguna otra razon por la cual este no habia insistido mas en intentar contactar con el, entonces dejaria que Tom se tomara el tiempo necesario para contarselo. Lo importante era que estaba vivo y que ahora estaban juntos. Por el momento, prefirio preguntarle mas sobre su familia.

– ?Y dices que acabais de vender vuestra casa de los alrededores de Tel Aviv?

– Si -contesto Tom-. El rabino Cohen nos dijo que era el momento de vender nuestras propiedades y conseguir dinero en efectivo.

Cohen es un apellido judio bastante comun, pero Decker tenia que preguntar de todas formas.

– ?No sera el mismo que ha estado anunciando todas esas profecias, haciendo que la gente estalle en llamas y todo eso, no? -Decker formulo la pregunta casi como si fuera un chiste, convencido de que su amigo no podia de ninguna manera estar relacionado con semejante chiflado.

Pero para su espanto, Tom asintio.

– El rabino Saul Cohen es el hombre que me encontro y me llevo hasta Rhoda. Si no lo hubiera hecho, yo habria muerto tirado en la calle. La mano de Cohen fue el instrumento de que se sirvio Dios para devolverme la vista, y el mismo nos caso -dijo Tom.

De pronto se produjo un cambio radical en el ambiente. Resultaba obvio que los lazos entre Tom y Cohen eran muy estrechos. Decker podia ver con claridad que para liberar a su amigo de las garras de Cohen iba a ser necesario un proceso de desprogramacion largo e intensivo.

– Tom -dijo-, se que Cohen posee muchos poderes extraordinarios. Pero lo que importa es de donde los saca y con que fines.

– La fuente de su poder es Dios -contesto Tom-. Y el y Juan lo emplean para hacer la voluntad de Dios.

De haber escuchado esa afirmacion de la boca de otro que no fuera su viejo amigo Tom Donafin, Decker no habria dudado en iniciar una discusion a gritos, pero ahora solo pensaba en ayudar a Tom a entrar en razon.

– Tom, ?era voluntad de Dios que Cohen y Juan emplearan sus poderes para lanzar tres asteroides contra la Tierra? -pregunto retoricamente, aunque con compasion-. ?Era voluntad de Dios que cientos de millones de personas murieran y otros tantos millones mas resultaran heridos y se quedaran sin hogar? Tom, el primer asteroide abrio un tajo de casi dos mil kilometros de ancho en el corazon del continente americano. Lo he visto de cerca, y la devastacion es inimaginable; no quedan ciudades, ni bosques, ni granjas, nada; parece un paisaje lunar abrasado. ?Cinco paises de Centroamerica y Ecuador han sido barridos de la faz de la Tierra! ?Terremotos, olas gigantes, volcanes! El oceano Pacifico es un rojo albanal de muerte. La atmosfera sigue contaminada por el humo de los incendios y la ceniza de cuarenta y siete grandes erupciones volcanicas. Veinte millones mas han muerto de sed y de envenenamiento por arsenico. ?Era voluntad de Dios contaminar la tercera parte de las reservas de agua potable del planeta? Tom, manejo estos datos a diario. Los dos ultimos anos hemos sido testigos de la mayor hambruna en la historia de la humanidad. Entre la capa de ceniza y la incapacidad de los agricultores de cultivar sus campos durante cinco meses a causa de las langostas, la produccion agricola mundial se ha visto reducida en un sesenta y cinco por ciento. ?Es voluntad de Dios que la gente se este muriendo de hambre? ?Es voluntad de Dios que quienes intentan detener a Juan y Cohen estallen en llamas?

– Si, Decker, lo es -contesto Tom convencido.

Decker casi se cae de su asiento. Era tan obvio que la respuesta correcta era no que la contestacion de Tom le pillo totalmente desprevenido.

– Pero ?como puedes decir eso? -le espeto, perdiendo por un momento los nervios.

– Decker, ya se que desde tu punto de vista no tiene ningun sentido, pero es lo mismo que en la pelicula de Los diez mandamientos. [15]

Decker habia olvidado la costumbre que tenia Tom de recurrir al cine para ilustrar su punto de vista en una discusion, y estuvo tentado de reirse ante la referencia, pero el asunto era demasiado serio para tomarselo a broma.

– ?Te acuerdas -continuo Tom- de como Moises y su hermano Aaron hacen que desciendan las plagas sobre Egipto?

– Si, claro -respondio Decker, y se mordio la lengua para no anadir nada mas. Por su expresion, se diria que Tom pensaba que Decker deberia haber comprendido a que se referia, de tan evidente que parecia resultarle a el. Pero, para Decker, lo unico que estaba claro era que a Tom le habian lavado el cerebro.

– ?No lo entiendes? -continuo Tom-. El rabino Cohen y Juan son igual que Moises y Aaron.

Decker estaba estupefacto ante tan completo lavado de cerebro, pero aquel no era el momento ni el lugar para intentar iniciar la desprogramacion; mejor seria dejarlo en manos de profesionales. Nada mas pronunciar Christopher su discurso y resumirse la votacion, haria unas cuantas llamadas y lo dispondria todo para que un psiquiatra hablara con Tom. Tenia que buscar la manera de hacerlo sin que este se enterara, porque si lo hacia, intentaria marcharse y entonces era posible que no lo volviera a ver jamas. Y Decker no iba a permitir que eso ocurriera. Tom era su amigo y necesitaba ayuda. Estaba dispuesto a encerrarlo en un manicomio, si con ello lograba que recuperara la cordura. Decker tenia influencia suficiente para hacer cuanto fuera necesario, y no iba a dudar en tirar de los cables necesarios para ayudar a Tom, quisiera el o no.

– Bueno -dijo Decker, intentando que no se le notara lo mucho que le estaban afectando las palabras de Tom, a la vez que trataba de zanjar el tema-, me alegra comprobar que al menos no te has pintado la frente como otros.

– La marca es solo para los Koum Damah Patar; hombres virgenes elegidos por Dios para que ejerzan como sus sacerdotes.

– Ya, supongo que eso te deja fuera -dijo Decker, que aprovecho la ocasion para desviar la conversacion hacia un tema mas agradable-. Entonces, ?cuando podre conocer a Rhoda?

– Supongo que la proxima vez que vayas a Israel.

Decker asintio.

– Sera estupendo, si -dijo-. ?Donde te alojas?

– En realidad, no tengo nada pensado.

– Entonces te vienes a casa -dijo Decker, rotundamente, dando a entender que no aceptaria un no por respuesta. Estaba decidido a no perder a Tom de vista ni un segundo.

Tom sonrio y asintio, para expresar su conformidad y agradecimiento.

– Ahora tengo que irme al pleno de la Asamblea General. Va a estar de bote en bote, pero quiero que me acompanes y seas mi invitado. ?Que pena que no lleves la camara encima! -dijo Decker-. Estas a punto de ser testigo de un acontecimiento historico.

* * *

Gerard Poupardin miro a su alrededor con nerviosismo, y entro en el aseo de caballeros de la tercera planta del edificio de la Secretaria de Naciones Unidas. Bajo el brazo llevaba una valija diplomatica sellada. Los lavabos estaban desiertos. Se metio en una de las cabinas, paso el pestillo, abrio la valija, saco el revolver, y se lo introdujo en el bolsillo.

* * *

El Salon de la Asamblea General estaba a reventar. Alli presentes estaban las delegaciones de doscientos veintiseis paises. Muchos jefes de Estado, que habian acudido a escuchar el discurso y a dejarse ver entre los mas poderosos, tambien habian conseguido entrar. No habia ni un solo asiento libre. La tribuna de visitantes se habia cerrado al publico, para habilitar espacio para otros dignatarios y para los directores generales de las agencias de la ONU, que habian viajado a la sede central para la ocasion. En la tribuna de prensa no cabia ni un alfiler. El personal de las numerosas oficinas de la ONU abarrotaba el fondo de la sala, y empezaba a desparramarse por los pasillos.

Decker miro hacia donde solia sentarse y se percato de que los asientos ya estaban ocupados por amigos del

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