– Es como si estuvieramos en guerra -dijo. Y, sin duda, lo parecia. La gente se arrojaba ladrillos, piedras y otros objetos pesados; habia un punado de personas blandiendo cuchillos y otros objetos afilados; y por todas partes yacian desperdigados los cuerpos de quienes ya habian caido-. Se trata de un estallido de violencia, claramente indiscriminada -continuo Paulson-. Los tenderos matan a sus clientes y viceversa; hombres y mujeres se matan de formas brutales inimaginables; y lo mas curioso, probablemente, es que nadie parece hacer nada para defenderse. Nadie huye, nadie se oculta. Solo se quedan ahi, a plena vista, sin buscar donde refugiarse, y continuan asaltandose y matandose unos a otros.

Mientras Paulson hablaba, la camara ofrecio un primer plano de una adolescente, que apunalaba con sana a una mujer, tal vez su madre, con un objeto punzante que por su aspecto podia ser un boligrafo. La sangre impedia asegurarlo. Entonces la camara se alejo, y en el encuadre aparecio un hombre que saltaba al vacio desde la octava planta de un edificio, y se estrellaba contra el asfalto cabeza abajo.

Paulson permanecio en silencio, espantado, y luego hizo un esfuerzo por continuar.

– Todo indica que el tumulto se inicio hace unos diez o doce minutos, cuando empezaron a oirse por toda la ciudad sirenas de la policia, los bomberos y los equipos medicos de urgencias, que respondian a las denuncias de actos violentos por doquier. Inmediatamente despues, ha comenzado a oirse el sonido de disparos, que todavia continua esporadicamente. Como puede comprobarse por cuanto se divisa desde nuestra ventana, el cielo empieza a oscurecerse con el humo de los centenares de incendios que se han declarado por toda la ciudad, al tiempo que la barbarie reina en las calles.

»Aqui, en las oficinas de la WNN, hemos cerrado todas las puertas de seguridad y anulado el acceso en ascensor a las dos plantas… -James Paulson se quedo repentinamente mudo y miro hacia algun lugar fuera de la imagen, detras del operador de camara. Paulson arqueo la ceja derecha con aprension. Sus ojos se desplazaron por toda la habitacion. Era obvio que algo estaba ocurriendo en la oficina, aunque Paulson no parecia saber que, con exactitud.

En Londres, Stan McKay se removia inquieto en su asiento, contemplando instintivamente la pantalla del monitor desde diferentes angulos por si asi podia ver mejor, aunque a sabiendas de que por mucho que se moviera no iba a conseguir una perspectiva diferente de la oficina de Paulson. El gesto de aprension del reportero se torno en uno de terror absoluto, e instantes despues, en una mueca amenazadora. Entonces su imagen desaparecio, al tiempo que la camara caia al suelo y la pantalla se quedaba oscura.

Sur de As-Mubarraz, Arabia Saudi

El estruendo del rotor del helicoptero de Naciones Unidas ahogo por completo el sonido del aire atravesando las turbinas, cuando el aparato permanecio suspendido a una altura de unos noventa metros sobre un campamento de unos ochenta o cien beduinos, situado unos pocos kilometros al sur del que era su destino, As- Mubarraz, en Arabia Saudi. Desde el interior del aparato, un equipo formado por cuatro hombres y dos mujeres, ademas del piloto y el copiloto, estudiaban el comportamiento de los nomadas, grabando cuanto veian y enviando las imagenes via satelite a un portaaviones en el oceano Indico. Por los datos que ofrecian los satelites, habia un circulo de muerte -en rapida expansion y en cuyo interior no quedaba rastro de vida humana-, que se extendia casi mil setecientos kilometros de este a oeste, desde Yazd, en Iran, a Mahattat Al-Qatranah, en Jordania; y unos mil quinientos kilometros de norte a sur, desde Nachicevan, en Azerbaiyan, a Al-Hulwah, en Arabia Saudi. As- Mubarraz, situada ciento treinta kilometros por debajo del borde inferior del circulo, parecia no estar afectada de momento, y el campamento nomada era la primera senal de vida humana que el equipo habia detectado a esa distancia de la periferia del circulo.

La hipotesis mas verosimil acerca del circulo de muerte apuntaba a la presencia de un agente biologico o quimico de accion fulminante y letal, que se estaba dispersando a toda velocidad. Pero habia dos tipos de datos que chocaban con esa tesis. El primero era que el agente toxico, fuera cual fuera, se desplazaba en todas direcciones a aproximadamente la misma velocidad y, por tanto, no se veia afectado por las corrientes de aire, lo que ocurriria de tratarse de un agente nuclear, biologico o quimico conocido. El otro dato que no casaba con esta tesis era el macabro reportaje que World News Network habia enviado desde Riyadh.

Por su seguridad, los tripulantes del helicoptero y el equipo de investigacion vestian trajes especiales, que proporcionaban proteccion contra la filtracion de particulas nucleares o quimicas de un tamano superior a 0,005 micras. Usaban mascaras de gas hasta que el helicoptero se encontraba a veinte kilometros de la ciudad, y a partir de ese momento pasaban a respirar de la botella de aire comprimido que llevaba cada uno de ellos. Para comunicarse entre si, el equipo se servia de pequenos transmisores y receptores de corto alcance, insertos en la mascarilla y la capucha del traje respectivamente. Asi, cuanto decian era escuchado por el resto y transmitido por la radio del helicoptero al portaaviones del oceano Indico.

No habia indicios de nada anormal cuando el helicoptero llego a la periferia sur de la ciudad. Los habitantes iban y venian, ocupados en su rutina diaria. Desde la panza del aparato, que volaba a unos cuarenta y cinco metros de altura, seis camaras lo grababan todo, ofreciendo una vista panoramica completa. Dentro del helicoptero, el equipo escrutaba infructuosamente el vecindario, en busca de alguna anomalia. El coronel Terry Crystal, jefe del equipo, se asomo a la cabina por la puerta que la separaba del compartimento de carga, y le indico al piloto que continuara hacia el norte y se detuviera sobre cada una de las coordenadas preestablecidas, para proceder a su inspeccion.

El helicoptero era un laboratorio volante, dotado del instrumental necesario para analizar in situ todos los datos medioambientales, y recoger y almacenar muestras que luego procesaban de regreso a la base, en Qal'an Bishna. En cada uno de los altos que hacia sobre distintos sectores de la ciudad, se tomaban muestras de aire que eran analizadas al instante, pero hasta el momento no habian detectado nada fuera de lo normal.

Al llegar al limite septentrional de la ciudad, el aparato redujo su velocidad una vez mas, y se quedo suspendido mientras el equipo repetia la rutina. Si no hallaban nada, el plan de ruta les llevaria a Al-Hulwah, un punto situado dentro del radio conocido del circulo de muerte, donde los escaneres de los satelites no detectaban senales de vida humana. La muestra de aire del limite norte de la ciudad no detecto presencia de contaminantes, y la exploracion visual no revelaba nada anormal. El coronel Crystal busco la confirmacion de cada uno de los miembros del equipo, se asomo de nuevo a la cabina y le hizo un gesto al piloto para que siguiera adelante.

Cuando este iba a ejecutar la maniobra, el copiloto creyo ver algo.

– ?Que es eso? -pregunto senalando hacia el suelo.

Crystal y el piloto miraron hacia el lugar que les indicaba.

– No es mas que una mujer lavando ropa en un barreno -dijo Crystal.

– No, mire de cerca -insistio el copiloto.

El coronel Crystal cogio sus prismaticos y entro en la cabina para ver mejor.

– Pero ?que es eso? -dijo asombrado, sin dejar de mirar por los prismaticos. Su reaccion llamo la atencion del resto del equipo, que viajaba en el compartimento de carga. Para espanto de la tripulacion del helicoptero, una mujer de unos veintitantos anos sujetaba por el pie a un bebe, y balanceaba su cabeza de un lado a otro bajo el agua del barreno.

– ?Mirad ahi! -exclamo alguien, senalando unos cien metros mas alla del lugar donde se encontraba la mujer.

La exclamacion capto la atencion del resto, y todas las miradas se desviaron a tiempo de ver como un hombre, con una horquilla en la mano, corria hacia otro y se la clavaba por la espalda, atravesandole el torax de lado a lado.

– ?Rapido! ?La mujer! -grito otro cripticamente, y senalo de nuevo a la escena anterior, donde un hombre con un rifle se acercaba ahora a la mujer. Un segundo despues, el hombre pegaba el canon a su pecho y le descerrajaba un tiro a quemarropa.

– ?Saquenos del alcance de ese rifle! -ordeno el coronel Crystal al instante.

– ?Agarrense fuerte! -grito el piloto, y elevo el aparato bruscamente hacia arriba y a la izquierda, para guarecerse detras de uno de los edificios mas altos de la ciudad. Lo hizo justo a tiempo, porque el hombre ya se habia girado y empezado a disparar hacia ellos.

– ?Mirad alli! -exclamo una de las mujeres del equipo.

– ?Y alli! -dijo otro.

Enseguida se dieron cuenta de que era absurdo llamar la atencion sobre cada atrocidad, de tantas como se estaban cometiendo. La carniceria ofrecia un espectaculo nauseabundo, incluso desde varios cientos de metros de altura. A sus pies, la locura se propagaba a una velocidad increible.

– ?Se esta grabando todo esto? -pregunto Crystal.

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