que recurriera a mi en caso de emergencia, Christopher se vino a vivir conmigo. Ya conocen el resto de la historia, por lo menos lo mas importante.

La inflexion en su voz indicaba que Decker habia concluido el comunicado, y mientras volvia a plegar el papel para guardarselo de nuevo en el bolsillo, le sorprendio que nadie tuviese ninguna pregunta que hacer. Pero se equivocaba, porque los reporteros las tenian a cientos, solo se estaban tomando su tiempo para procesar lo que acababan de escuchar.

El desconcierto que reflejaban sus rostros explicaba su pasividad, pero Decker no se dio cuenta y empezo a despedirse. El ademan basto para remover las aguas y romper el muro de contencion. A la primera pregunta, lanzada por alguien desde la parte de atras, le sucedio al instante una cascada de interrogantes. Como no se habia establecido un turno de preguntas, Decker se limito a contestar primero a los que gritaban mas alto.

Si, Christopher habia estado clinicamente muerto.

Si, por supuesto que lo que queria decir era que Christopher era el clon de Jesucristo.

Si, estaba diciendo que Christopher era el hijo de Dios, igual que Jesus. (Esta afirmacion no cayo bien entre los periodistas judios presentes, pero no era el momento de abrir una discusion sobre el asunto.) Nadie tenia razones para cuestionar o preguntar mas detalladamente sobre aquella relacion -que Christopher le habia revelado en el avion-, y Decker no tenia intencion alguna de dar pistas. Era Christopher el que debia explicarlo, y lo iba a hacer muy pronto.

– ?Y que hay de su brazo y de su ojo? -grito uno de los periodistas.

– Aunque Christopher posee el poder necesario para recuperar ambos -repuso Decker-, ha hecho promesa de no hacerlo hasta no haber completado su mision.

– ?Cual es esa mision? ?Por que ha venido el embajador Goodman al Templo? -chillo alguien. Casi todos los periodistas callaron al instante; todos querian escuchar la respuesta.

Decker se quedo pensando un momento.

– Lo cierto es que hay varias razones -dijo-. La primera, y mas importante de todas, era poner fin al reinado de terror de esos dos hombres, Juan y Saul Cohen. Eso, como habran comprobado, ya lo ha hecho. Ademas, ha venido al Templo porque supongo que es el lugar mas apropiado para hacer el anuncio que tiene pensado.

– ?Que anuncio es ese? -grito un periodista, al tiempo que otro exclamaba-: ?Puede adelantarnos lo que va a decir el embajador Goodman?

– Va a dirigirse a la poblacion mundial para hablar sobre el destino de la humanidad.

* * *

Christopher y Milner subieron otros tres pequenos tramos de escalones, franquearon la puerta Hermosa y entraron en el patio de las Mujeres. Pocas horas antes, el atrio habia sido el centro de actividad del Templo. Ahora solo se escuchaba el eco de los pasos en el suelo de piedra, mientras Christopher y Milner caminaban en silencio hacia la ancha escalinata semicircular del extremo oeste del atrio. En lo alto de la escalera, la majestuosa puerta de Nicanor, de dieciocho metros de ancho y casi veintitres de alto, se elevaba por encima de los muros dibujando un arco, y daba paso al patio de Israel.

Solo los judios varones tenian autorizado el acceso a esta zona del patio Interior. A diferencia del patio de las Mujeres, un atrio de planta cuadrada a cielo abierto, el patio de Israel era estrecho y cubierto, rodeaba el nucleo del Templo, y contenia numerosas columnas. Contra los muros del patio de Israel se alineaban varias estancias, que se empleaban como almacenes o para celebrar reuniones, y que reducian aun mas el espacio abierto.

El tercer y ultimo atrio, el patio de los Sacerdotes, se elevaba aproximadamente un metro sobre el patio de Israel. Aunque lindaba con este sin muro de separacion alguno, el acceso de los legos al patio de los Sacerdotes solo era posible si traian algun sacrificio. El resto del tiempo, la entrada estaba limitada a los sacerdotes y los levitas. En la puerta de acceso al patio de los Sacerdotes habia cuatro mesas esculpidas en piedra, sobre las que descansaban los cadaveres desangrados de media docena de corderos y cabritos, que habian quedado alli abandonados cuando los sacerdotes y levitas fueron conducidos fuera del Templo. El olor a sangre, a incienso y a grasa animal chamuscada seguia llenando el aire. Al norte y al sur de la puerta habia ocho mesas mas, que presentaban un estado parecido.

En el centro del extremo oriental del patio de los Sacerdotes, el altar del Sacrificio se levantaba seis metros del suelo a modo de piramide escalonada, compuesta por cuatro enormes piedras sin desbastar, porque, de acuerdo con uno de los mandamientos, no podian haber sido tocadas jamas por herramientas de metal. [39] Una escalera en la cara oriental del altar permitia ascender a los pisos superiores. La piedra angular, a la que los sacerdotes y los levitas llamaban Ariel, media mas de seis metros cuadrados y, al igual que la piedra sobre la que descansaba, tenia dos metros de espesor. En esta piedra ardia la hoguera de los holocaustos, donde se quemaban las ofrendas. Debido a la ausencia de los sacerdotes, el fuego se habia consumido y ya solo quedaban rescoldos.

Desde las cuatro esquinas de la piedra angular del altar, apuntaban hacia el cielo cuatro protuberancias en forma de cuerno, de cincuenta centimetros de largo. Era en estos cuernos, y en el altar, donde los sacerdotes derramaban la sangre de los animales degollados como sacrificio. Alrededor de la base del altar discurria un sumidero, de cincuenta centimetros de ancho y cincuenta centimetros de profundidad, con un reborde de veintitres centimetros y una capacidad total de mas de once mil litros, que servia para recoger la enorme cantidad de sangre que se derramaba sobre el altar en los dias mas concurridos. Los sacerdotes y los levitas habian sido conducidos fuera del Templo poco mas de una hora despues de haber comenzado la jornada, de modo que el sumidero no acumulaba mas que unos pocos centimetros de sangre coagulandose y atrayendo a las moscas.

Justo detras del altar, en la seccion mas occidental del patio de los Sacerdotes, estaba situado el Santuario. Este era el destino final de Christopher, pero Milner y el tenian que cumplir con otra mision antes de seguir adelante. Christopher encontro rapidamente lo que buscaba y, con un gesto, le senalo a Milner sus intenciones.

– Hemos de asegurarnos de que no vuelvan a sacrificarse aqui mas animales para satisfacer la sed de sangre de Yahve. Debemos profanar el altar para que no pueda ser utilizado nunca mas.

Con Milner siguiendole de cerca, Christopher se aproximo al lugar donde habia visto varias palas de laton, que los sacerdotes utilizaban para recoger la ceniza. Cogieron una cada uno y se fueron hasta un monton de estiercol que aguardaba a ser retirado cerca de las mesas de sacrificio. Apanandose con un solo brazo, Christopher lleno una palada, se acerco al altar y la vacio sobre uno de sus costados. Luego, entre ambos, repitieron el gesto hasta que hubo desaparecido el monton y el altar estuvo sucio de estiercol, y para terminar golpearon las palas de laton contra cada una de las cuatro piedras del altar.

– Con eso bastara -dijo Christopher, que sabia que la ley judia prohibiria para siempre jamas que aquellas piedras profanadas fueran utilizadas como altar.

Rematada la faena, Christopher y Milner se adentraron en el Santuario. A vista de pajaro, el Templo propiamente dicho se levantaba sobre una planta en forma de T, resultado del compromiso al que habian llegado los que querian reconstruir el Templo a partir de los planos del profeta Ezequiel y los que querian recrear el diseno del Templo de Herodes. Media cincuenta y tres metros en la parte mas ancha, treinta y dos en la mas estrecha, y se alzaba otros cincuenta y tres metros sobre el patio de los Sacerdotes. Flanqueaban la entrada a derecha e izquierda dos fabulosos pilares exentos de bronce, a los que los sacerdotes se referian como Jaquim y Boaz respectivamente.

Milner se detuvo. Christopher continuaria solo a partir de aqui.

Christopher solo miro atras para saludar con la cabeza a Milner. Luego ascendio el ultimo tramo de escalones hasta el vestibulo o porche. Delante de el habia una gigantesca puerta de doble hoja, de casi dos metros de ancho por mas de diez de alto, tallada en madera de olivo, con relieves de querubines, palmeras y flores, y banada por completo en oro puro. Un espectacular tapiz multicolor suspendido sobre las puertas exhibia un paisaje del universo. Y sobre el, todo el ancho del muro estaba esculpido con enormes relieves de vinas y hojas de parra, con racimos de uvas tan altos como un hombre, y casi igual de anchos, tambien completamente recubiertos de oro.

Christopher respiro hondo y reanudo el paso. Abrio una tras otra las hojas de la enorme puerta, para que penetrara la brillante luz del dia, y paso a la siguiente camara, llamada el Hekal o Sancta. El techo del Sancta era doce metros mas bajo que el techo del porche, dotando a la sala de una altura de

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