?Saluda de mi parte al resto de la familia!
Te desea lo mejor,
Tu amiga Vanja
Maj-Britt bajo despacio los folios y, por primera vez en treinta anos, sintio la necesidad de rezarle a Dios. Lo que habia escrito Vanja era execrable. Rogo a Dios que la perdonase por las lineas que habia sido inducida a leer.
9
Las presentaciones individuales continuaron y se prolongaron practicamente durante toda la tarde del jueves. Mattias habia determinado el nivel y los demas participantes aceptaron el reto. Ninguno de ellos queria unirse a un peloton de mediocres aportando una historia de escaso interes, no en vano todos ocupaban puestos directivos. Desfilaron historias a cual mas apasionante. Monika no era capaz de escuchar mas que a medias. Cuando por fin acabo su presentacion y la atencion de todos paso a concentrarse en el siguiente participante, comprendio perfectamente la cantidad de energia que habia exigido su intervencion. Las fuerzas que aun le quedaban las necesitaba para mantenerse derecha en la silla. Hacia tanto tiempo que no se acercaba a aquel recuerdo… Y las veces que se veia obligada a hacerlo pasaba rauda por encima, dejando los detalles en compasivas sombras.
Voces extranas se sucedian unas a otras, separadas tan solo por el ruido de los aplausos. Ella tambien participaba aplaudiendo lo justo para no llamar la atencion. Y todo el tiempo era consciente de que el estaba sentado alli. En la silla de al lado estaba la persona que poseia un rasgo de caracter del que ella sin duda carecia.
Elegir siempre lo correcto. Tenerlo tan profundamente integrado en el propio caracter que nunca se suscitase la duda, ni siquiera cuando rondaba la muerte, cuando el miedo cegaba el entendimiento. Giro un momento la cabeza para verlo, quiso saber si podia leerse en sus rasgos. Quiso ver cual era el aspecto de una persona que era todo lo que ella siempre sono ser, lo que no podria llegar a ser nunca, puesto que lo que no se habia hecho ya no tenia remedio. El estaba muerto para siempre y ella seria siempre la que no apago la sauna y la que luego ni siquiera dio aquellos dos pasos de mas.
Aquella noche quedo demostrada esa carencia de su personalidad y, desde entonces, no habia pasado un dia sin que la sintiese dentro, mortificandola. La profesion elegida, todas sus prestigiosas posesiones, su modo implacable de obligarse a obtener cada vez mejores resultados, todo era una manera de intentar compensar ese defecto suyo. De justificar el hecho de estar viva mientras que el estaba muerto. Eso era lo que habia conseguido con su lucha, ese unico logro: verse libre de la certeza de que, en el fondo de su ser, era una persona egoista y cobarde, eso jamas podria cambiarlo. O se era o no se era. Y cuando se habia demostrado que se era, uno no merecia amor.
Aunque siguiera vivo.
Despues de la asamblea inicial se fue a su habitacion. Los demas continuaron en el bar, pero ella no tenia fuerzas. No tenia fuerzas para confraternizar y charlar y fingir que todo estaba en orden. Se sento en la cama sopesando en la mano el movil apagado. Tenia tantas ganas de oir su voz…, pero el detectaria que algo no iba bien y ella no podria contarselo. Y la experiencia de aquella tarde desato la duda una vez mas. En realidad, el no sabia quien era ella.
Estaba totalmente sola, ni siquiera con Thomas podia compartir la verguenza que soportaba.
La culpa. Nunca se permitio el lujo de procesar su duelo. No en profundidad. Porque, ?como iba a permitirselo? Su presencia le faltaba hasta limites insospechados desde que se quedo sola en la casa, con su madre. Le faltaba de un modo que no habia imaginado posible hasta entonces. El siempre estuvo alli y era una obviedad que asi seguiria siendo. Nadie podia llenar su espacio. Pero su duelo era tan mezquino que mancillaria la memoria de su hermano. Ella no tenia ese derecho. A cambio, hacia cuanto estaba en su mano por que la perdida de su madre se hiciese mas soportable, intentaba estar alegre, complacerla, animarla en la medida de lo posible. Le envidiaba el derecho a poder entregarse y complacerse en su dolor sin obligaciones para con los que aun quedaban con vida. Su dolor era noble, genuino, no como el de Monika, que servia en la misma medida para ocultar una verdad que se le hacia insoportable.
La traicion. Conmocionada, comprendio que la vida fuera de su hogar continuaba como si nada hubiese ocurrido. Nada estaba patas arriba ni habia cambiado despues del horror acontecido. Las mismas personas viajaban en el autobus por las mananas, los mismos programas en television, el vecino seguia ampliando su casa. Todo seguia sin que el entorno se apercibiese de que el no estaba, sin que se notase. Y la propia vida de Monika seguia tambien. El recuerdo de su hermano perderia un dia su contorno definido y palideceria, el hueco permaneceria sin duda, pero el mundo cambiaria de modo que el vacio de la ausencia de su hermano fuese cada vez menos evidente. El camino que el habria emprendido se iria estrechando para, al final, desaparecer en la incertidumbre, transformarse en la intriga de quien habria llegado a ser y de como se habria conformado su vida. Y nada habia que ella pudiese hacer para cambiar lo ocurrido.
Nada.
Exito, admiracion, estatus. Todos los dias de su vida estaba dispuesta a cambiar todo lo cosechado por la posibilidad de poder hacerlo de otro modo.
Porque lo que la muerte exigia era ilogico. Lo que reclamaba que uno comprendiera por completo. Aceptar la verdad incondicional del «nunca mas».
Nunca mas.
Nunca mas, en la vida.
Comio en la habitacion. Poco antes de la cena, llamo a Ase y se excuso aduciendo dolor de cabeza. Un cuarto de hora mas tarde llamaron a la puerta y alli estaba Ase, con una bandeja llena de comida.
– Le he dicho a la guru que cenarias en la habitacion. Espero que te mejores.
La vencio el sueno tan pronto como se tumbo en la cama y durmio casi nueve horas. Se refugio en el descanso para eludir los remordimientos por no haber llamado a Thomas, tal y como le habia prometido. «No vuelvas a dejarme solo con un telefono mudo. No se si lo resistire una vez mas.» Cuando se desperto, marco su numero, aunque en realidad era demasiado temprano.
– ?Digame?
Oyo que el tambien acababa de despertarse.
– Soy yo. Perdona que no te llamara ayer.
El no respondio y su silencio la lleno de temor. Intento inventarse una excusa, pero no tenia ninguna que pudiera confesarle. Y mentir no queria. A el, no. Thomas tenia todo el derecho del mundo a guardar silencio. Ella sabia perfectamente como se sentiria si el se hubiese ido a hacer un curso y no la hubiera llamado.
«Solo te pido una cosa, que seas sincera, que digas las cosas como son, para que yo sepa lo que esta pasando.»
Monika cerro los ojos.
– Perdon, Thomas. Ayer fue un dia espantoso y, cuando termino, me encerre en la habitacion, no tuve fuerzas ni para bajar a cenar.
– Vaya, parece un curso divertido. ?Que fue tan espantoso?
Habia en su voz un eco extrano y comprendio que sus palabras habian empeorado las cosas. Lo habia descalificado al no llamarlo y hacerlo participe en lugar de arreglarselas por si sola.
Como de costumbre.
Destrozaria aquello tambien. Su cobardia se cobraria su precio una vez mas y le arrebataria lo que mas deseaba tener. Lo unico que el le exigia era sinceridad, y eso era lo unico que ella era incapaz de ofrecer. El secreto seguiria alli como una rozadura y mantendria la distancia entre los dos. Puro y cierto, alli estaba, a su alcance, aquel sueno en el que habia dejado de confiar siquiera. Ningun exito en este mundo podia compararse con la fortaleza que el amor de Thomas era capaz de infundirle. Y aun asi, no era suficiente. Ella no era un ser