heroico y nada podia hacer al respecto, pero al menos deberia reunir el valor necesario para atreverse a contarlo.

«Si los dos somos sinceros, no tendremos nada que temer, ?no crees?» Tal y como siempre habia deseado, no sentir miedo.

Sabia que tenia que contarselo y, en honor a la verdad, ?que tenia que perder? Lo perderia a el de todos modos si continuaba callando.

Tenia que atreverse.

Pero no ahora, no por telefono. Queria verle la cara.

– Te lo contare cuando llegue a casa. Y oye, Thomas…

Al menos confesaria esa otra verdad, que tambien le resultaba tan dificil.

– Te quiero.

Pasaron el viernes y el sabado. Persistia en su resolucion de contarselo y hallo reposo en el hecho de haber elegido una direccion. El intenso ritmo del curso le ayudo a distraerse. Saturada de conocimientos sobre visiones y objetivos, reparto eficaz del trabajo, como motivar al personal subalterno y como crear un clima positivo, la noche del sabado se sento a una de las mesas del hermosamente adornado comedor. Hasta ahora, siempre habia comido con Ase y las dos mujeres habian profundizado en su relacion. Comparar a Ase con un soplo de aire fresco era decir poco, era mas bien un huracan que arrasaba cada vez que uno se le acercaba. Monika la apreciaba mucho y ya habia pensado en invitarla a cenar a ella y a su marido Borje en alguna ocasion, con ella y Thomas. Cena de parejas.

Si Thomas seguia con ella.

– ?Esta libre este asiento?

Se volvio a mirar y alli estaba Mattias. Hasta ahora solo habian intercambiado unas cuantas frases; en las comidas anteriores, ella habia ido eligiendo otras mesas distintas de la suya sin detenerse a analizar el porque.

– Claro.

Pero, en realidad, no queria.

– Tu te llamas Monika, ?verdad?

Ella asintio, el retiro la silla y se sento. A su derecha, donde la ultima vez.

Habia en cada plato una servilleta artisticamente doblada y Mattias contemplo un instante la construccion antes de demolerla y colocarse la servilleta en la rodilla.

– Fue una presentacion impresionante la tuya. No he tenido ocasion de decirtelo hasta ahora.

Derecho al grano. Conocia el tipo: gente que habia pasado por grandes crisis, que habian salido fortalecidos de sus experiencias y que no se dignaban a recurrir a la palabreria de correccion tradicional. A la diana y punto. Estuviesen o no preparados los demas.

– Gracias, lo mismo digo.

Ase vino a salvarla. Con el habitual barullo, se sento en la silla de enfrente y desplego enseguida su servilleta sin dedicarle una ojeada siquiera al artistico doblez.

– ?Dios, que hambre tengo! -Leyo disgustada el pequeno menu que decoraba cada plato de postre-. ?Carpaccio de salmon? Eso se lo come uno mientras se muere de hambre.

Mattias se echo a reir. Monika tenia una incomoda conciencia de su presencia. Su existencia misma era un puro recordatorio inmenso.

Otras personas fueron a sentarse a su mesa y pronto estuvieron ocupadas las ocho sillas. El ambiente casi podia calificarse de familiar. Fue un recurso genial por parte de la direccion del curso obligarlos a sincerarse ya desde la presentacion. Despues de aquello, ningun asunto les parecio demasiado privado como para compartirlo con los demas. Monika sabia ya mas de algunos de los participantes que de sus companeros de trabajo. Pero ellos no sabian demasiado de ella. Y se preguntaba si alguno mas habria embellecido la verdad ligeramente cuando se les presento la oportunidad.

– ?Y como esta ahora tu mujer?

Era Ase la que preguntaba y se dirigia a Mattias. Hacia ya rato que habia engullido su carpaccio de salmon y ahora untaba mantequilla en una rebanada de pan acimo, a la espera del primer plato.

– Pues mira, bastante bien, la verdad. Nunca se restablecera por completo, pero lo suficiente como para que todo funcione. Y ya no sufre dolores. Si la conocierais y no supierais nada, no se lo notariais; es mas bien eso, que le duele si pasa mucho rato sentada y cosas asi.

– ?Y vuestra hija, que edad tiene?

A Mattias se le ilumino la cara al hablar de ella.

– Daniella cumplira un ano dentro de tres semanas. Es curioso esto de ser padre. De repente, me cuesta muchisimo estar fuera de casa un par de dias. Mientras uno esta fuera, pasan montones de cosas.

Todos los comensales asintieron confirmando sus palabras; al parecer, todos tenian hijos pequenos que, en un par de dias, llegaban a cambiar bastante. Tan solo Ase era de otra opinion.

– A mi me parecia maravilloso estar fuera de casa un par de dias cuando los ninos eran pequenos. ?El solo hecho de poder dormir una noche entera! En cambio, ahora que son mayores, echo de menos el ruido de sus piececitos buscandote de puntillas por la noche.

Ase le habia hablado de sus hijos. Un hijo mayor y su hija, que era su orgullo. Su hijo nacio sin brazos, por razones desconocidas, y ella le habia confesado lo contradictorio de sus sentimientos despues del parto y la posterior alegria al comprobar la extraordinaria capacidad de los ninos para adaptarse a las circunstancias. Ahora le habia dado dos nietos.

Monika tomo un trago de vino y se retrepo en la silla. Echaba de menos a Thomas. Se aislo del ruido de alrededor y disfruto. Era algo grande tener un motivo por el que anorar como ella lo hacia. Llevaba toda su vida deseando tener alguna vez una razon para anorar asi. Y ahora la tenia, por fin.

De repente, se dio cuenta de que Mattias se dirigia a ella.

– Perdona, ?que decias? Estaba con la cabeza en otro lugar.

Mattias sonrio.

– Si, me he dado cuenta. Pero parecia que era un buen lugar, asi que no quiero incomodarte.

Como si no la hubiese incomodado ya lo suficiente. Sentia un rechazo instintivo a hablar con el, pero por otro lado, no queria pasar por desagradable. Si no le quedaba mas remedio, tendria que ser algo neutral.

– ?Tu en que trabajas?

La pregunta casi rechinaba de puro aburrido, pero Mattias no se dejo amedrentar.

– Acabo de empezar en una nueva empresa como jefe de personal de un gran comercio de accesorios deportivos; no es una de las grandes cadenas, sino una compania independiente. Nunca habia sido jefe, por eso me mandaron a este curso.

– Exhibio una sonrisa burlona-. No es que a mi me pareciera tan necesario, porque solo hay seis empleados, pero el propietario del negocio es amigo mio y sabe lo mal que lo pasamos economicamente despues del accidente de Pernilla. Ya sabes, lo que conte de que no teniamos seguro y eso.

Monika queria decir algo apropiado, que se alegraba por el o algo asi, pero se le habian agotado las mentiras, asi que hizo un comentario general sobre las companias de seguros y el pico y, de improviso, se vieron inmersos en una interesante conversacion. Por mas que le hubiese gustado, no lo pudo negar. Mattias era un companero de mesa muy agradable y, durante la hora siguiente, Monika se divirtio de verdad e incluso rio de buena gana varias veces. ?Y como hablaba de su mujer, con cuanto amor y lealtad! No pasaban diez minutos sin que ella saliese a relucir en la charla. Monika se preguntaba si Thomas hablaria asi de ella algun dia. Si ella llegaria a ser una parte tan natural y obvia de su vida. Mattias le hablo de los terribles anos posteriores al accidente y sobre como los habian unido mas aun. Entre risas, les conto como intentaron llenar el vacio dejado por su gran interes por el submarinismo. Como fueron probando una aficion tras otra pero, puesto que dichas aficiones no podian costar dinero, la oferta era bastante limitada. Cuando mas sinceramente rio fue al referirle su valeroso intento de convertirse en observadores de pajaros. Y que, tras pasar un dia entero agazapados entre arbustos y no tener mas que una urraca y dos aguzanieves en su haber, se vieron obligados a admitir que seria mas divertido contar la historia que volver a vivirla. Pero un buen dia, despues de una visita a la biblioteca, Pernilla empezo a leer sobre

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