fax durante esta ultima hora?

El hombre fue corriendo a la oficina como una rata asustada. Diez segundos despues reaparecio con un papel en la mano.

– Profesor Per Wilander -susurro-. No he leido ni una palabra.

– Bien -dijo Peter. Doblo el papel y se lo guardo en el bolsillo interior-. No le diga nada a nadie. Esta es mi tapadera secreta.

Peter abandono la tienda; no espero a doblar la esquina para sacar el papel y leer. Ahi estaba el nombre de seis mujeres cuidadosamente escritos a mano con el numero personal y la direccion completa. Se dio la vuelta y regreso a la floristeria.

– Me gustaria enviar un ramo de rosas amarillas a Solveig Gran del laboratorio del hospital Beckomberga.

Cogio una tarjeta en blanco y escribio: «Gracias por su ayuda. Su aportacion es mayor de lo que imagina. Saludos, profesor Per Wilander».

Pago el ramo y con eso su cartera quedo vacia.

La inspectora Bodil Andersson ya estaba en el vestibulo de Lundberg & Co. cuando Peter entro por la puerta. Comprendio inmediatamente que Olof la habia hecho esperar para irritarla. Tan pronto como Lotta vio a Peter informo que Olof Lundberg ya podia recibirlos y se giro hacia Andersson para pedirle disculpas por la espera.

Apenas habian cerrado la puerta tras ellos cuando Bodil se volvio hacia Peter.

– ?Como se atreve a utilizar mi nombre en sus metodos seudo-criminales de investigacion? -exploto ella-. ?Cree que soy tonta del culo? ?Que cono piensa que ocurriria si mi nombre se relacionara con llamadas telefonicas falsas en las que se engana a la gente para que entreguen informacion confidencial de buena fe? Le podria encarcelar para que no saliera de la comisaria de policia que al parecer le asusta tanto visitar. La unica razon de que no lo haga es que espero que esto nunca salga a la luz y, por lo tanto, yo y mi inmaculado curriculum ganamos manteniendo la boca cerrada, ?pero que le quede claro que como vuelva a ocurrir esto le enchirono!

Olof les miro a ella y a Peter y de nuevo a ambos. Peter estaba absolutamente tranquilo. Ahora no podia destruirlo. El habia logrado algo que ella no hubiera podido conseguir; sabia que ella lo sabia y disfrutaba por ello.

– De lo unico que me alegro es de que no encontrara ningun nombre que coincidiera -prosiguio Bodil Andersson con la misma voz de enfado.

Peter la miro.

– Es extrano -anuncio el y saco el papel del bolsillo interior-. Yo recibi el nombre de seis posibles candidatas.

Ella permanecio completamente quieta durante algunos segundos y lo miro con algo que parecia odio. A continuacion dio un paso hacia el y le arranco el papel de la mano. Lo leyo ansiosamente y su rostro adquirio un tono aun mas rojo.

Peter miro a Olof. Este le devolvio la mirada, sonrio y le guino un ojo.

La habitacion quedo en silencio. Se podria oir caer una bacteria al suelo. Peter estaba completamente tranquilo.

– Me llevare esta lista para ver que puedo sacar de ella -dijo ella y dio media vuelta hacia la puerta.

– Si no le importa me gustaria sacar antes una fotocopia. Olof, ?teneis una fotocopiadora por aqui?

Olof Lundberg sonrio con todo el rostro y le quito al pasar el papel de la mano a Bodil Andersson.

– Enseguida jefe -dijo el-. A sus ordenes.

17

La inspectora Bodil Andersson habia salido de la oficina hecha una furia y Peter se habia encerrado en la sala de reuniones para continuar la investigacion con renovadas fuerzas.

Disfrutaba enormemente del valor que habia comenzado a crecer en su interior y casi podia sentir como se ramificaba para llegar a cada rincon de su cuerpo.

Ya casi habia olvidado que su nueva pista era solo una conjetura.

Poder ver la expresion del rostro de Bodil Andersson ya habia valido la pena.

Olof entro y cerro la puerta.

– Acaban de telefonear de la clinica Sophiahemmet. No tengo sifilis.

– Vaya. Enhorabuena -dijo Peter y le sonrio.

– Eso, por lo menos, deberia significar que no he estado con ella, si es cierto que tiene la enfermedad desde hace tiempo. Te aseguro que eso me tranquiliza. Al parecer, a pesar de todo tuve suficiente lucidez durante aquel tiempo.

Peter continuo leyendo su lista.

– He hecho unas llamadas y he averiguado algunas cosas. Margareta Lundgren esta muerta, de modo que podemos tacharla -informo.

Olof resoplo.

– ?Estas seguro de que eso es una garantia?

Peter levanto la mirada y se dio cuenta de que bromeaba.

– Lena Ljunggren se traslado a Malmo hace ocho meses. Asi que nos quedan cuatro nombres. Todas parecen vivir en la direccion indicada.

– Buen trabajo -dijo Olof-. ?Que te habia dicho?

Le guino un ojo, Peter se sonrojo por el cumplido e intento ocultarlo cogiendo el telefono. Marco un numero de la lista.

– ?Karin Sodergren?

– Si -respondio una voz indecisa.

– Llamo del departamento de suscripciones del Dagens Nyheters. Solo deseaba comprobar que ha recibido el periodico de hoy.

Olof arqueo las cejas, movio la cabeza sonriendo y salio de la habitacion.

– ?Que? -respondio la mujer al otro lado de la linea.

No estaba seguro de si reconocia la voz.

– ?Ha recibido el periodico hoy? ?Que parte le gusto mas?

Deseaba que ella hablara mas.

– No estoy suscrita a ningun periodico y quienquiera que sea no se meta en esto. ?Hay gente que me protege y si no tiene cuidado puedo enviar a alguien para que le haga una cara nueva!

– Bueno, entonces no la molesto mas -dijo Peter y colgo.

Era imposible determinar si era la voz de la diabla pero lo que habia dicho la colocaba sin duda como la primera en la lista de sospechosas.

Se abstuvo de realizar mas llamadas de momento.

Se levanto y se dirigio al despacho de Olof para contarle su conversacion. Llamo a la puerta y entro. Lundberg levanto la mano como para detenerlo y el reacciono inmediatamente como un perro apaleado, retrocedio encogido para salir de la habitacion.

Lundberg tenia el auricular pegado al oido. Arqueo las cejas irritado y agito la cabeza para que Peter comprendiera que lo habia malinterpretado. Le indico con la mano que entrara y cerrara la puerta. Senalo el auricular.

Peter comprendio que tenia a la diabla en la linea.

Reacciono de inmediato. Abrio la puerta y la cerro tan silenciosamente como le permitieron las prisas. Corrio hacia el telefono del mostrador de recepcion y marco el 90 000.

Habia visto alguna que otra pelicula policiaca en la television.

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