Se dirigio al despacho de Lundberg que justo entonces terminaba la conversacion con su cunada. Se puso de pie, irritado, fue hacia la pared de cristal y miro fijamente a sus empleados.
– ?Ahora la policia tiene que hacer que suceda algo! Ahora tambien se esta metiendo con mis conocidos. ?Al principio Kerstin no me creyo! La tia se le habia acercado en la biblioteca de Sveavagen y se habia presentado como Marie Larsson. ?Aseguro que habia reconocido a Kerstin por uno de mis albumes de fotos y le conto que teniamos una relacion secreta desde hacia un ano! Kerstin, por supuesto, se sorprendio muchisimo pero estaba contenta de que yo, por fin, me hubiera atrevido a tener de nuevo una relacion. ?Me voy a volver loco! ?Dentro de poco tambien acosara a mis clientes!
– ?Le hablaste sobre la amenaza?
Lundberg se giro hacia el.
– Me prometio que tendria cuidado. Kerstin no es miedosa, pero me prometio que llamaria directamente a la policia si ocurria la mas minima cosa. ?Que dijo Andersson?
Peter trago.
– Dijo que ahora mismo no tenian ningun aparato disponible para intervenir la linea, pero que de momento, podias comprarte un identificador de llamadas. Por lo demas, comenzaria, tan pronto como tuviera tiempo, a analizar los nombres de la lista de Beckomberga.
Lundberg agito la cabeza.
– Seria una pena que se agotaran trabajando -dijo ironicamente y suspiro-. Esta perfectamente claro que tu debes ocuparte personalmente de esto, Peter. Para empezar te agradeceria que compraras uno de esos aparatos. Mejor dos. Tambien quiero uno para casa. ?Necesitas dinero?
Peter estuvo contento de que lo preguntara. El mismo habia pensado sacar el tema en cuanto pudiera.
– Si, no estaria mal. La cartera empieza a estar algo vacia -contesto.
Lundberg escribio en silencio un cheque y luego se lo tendio.
Peter lo guardo en su cartera sin mirar la suma. Lundberg respiro hondo.
– Creo que hoy me ire pronto a casa. Me siento cansado. Es lunes, de modo que Katerina seguramente ahora estara ahi limpiando pero suele acabar alrededor de las dos. ?Quieres ir ahora o lo haras mas tarde?
Peter tenia otros planes.
– Me parece que dare una vuelta para ver a Karin Sodergren de camino a casa.
Lundberg arqueo las cejas interrogante.
– Es uno de los nombres de la lista -explico-. Hable con ella por telefono hace un rato y despues senti algo de curiosidad. Vive en Bergsgatan 35.
– Ten cuidado -dijo Lundberg-. No hagas nada precipitado. Llama a nuestra amiga la policia si resulta ser ella. Toma, coge mi movil.
Peter cogio el telefono y Lundberg le dio los datos necesarios.
– No le queda mucha bateria de modo que tenlo apagado hasta que lo necesites. El pin es cero, cinco, cero, tres. Si utilizas las letras es Olof. No hay que complicar las cosas demasiado. Ahora no seas excesivamente valiente, podrias acabar mal.
– Me lo tomare con calma. ?No soy tan chulo como muchos creen!
Olof sonrio.
Peter se dio cuenta de que habia bromeado. Eso no sucedia desde hacia mucho tiempo.
18
Tan pronto como salio a Karlavagen saco la cartera y miro el cheque. Era de 10.000 coronas. Lo volvio a guardar inmediatamente y miro instintivamente a su alrededor como si tuviera miedo de que se lo robaran.
Hacia mucho tiempo que no tenia tanto dinero.
Entro en un banco a unas cuantas manzanas de alli, cobro el cheque y metio la mitad de la suma en su cuenta. Le costo cincuenta coronas cobrar el cheque ya que no era su banco pero penso que se podia permitir esa extravagancia.
Para no acostumbrarse demasiado pronto a vivir por encima de sus posibilidades, prefirio tomar el metro en lugar de un taxi. ?Quien sabia durante cuanto tiempo tendria que vivir con ese dinero?
Se apeo en Fridhemsplan; entro primero en la tienda de Telia y compro dos identificadores de llamadas. A continuacion se dirigio hacia Bergsgatan. Cuando se acercaba al portal numero 35 se dio cuenta de que se encontraba justo al lado de la Comisaria Central. Aunque se suponia que eso debia tranquilizarlo la imaginacion se apodero de el y vio fotografias suyas ampliadas colgadas de la pared, «Peter Brolin – Buscado por fraude de IVA.» Se subio el cuello del abrigo todo lo que pudo e intento ocultar el resto del rostro con la bufanda.
Karin Sodergren vivia en el segundo piso. La puerta de entrada estaba cerrada. Dudo unos minutos.
En el quinto piso vivian unos tal E. y K. Lundell y Peter pulso el boton.
– ?Si?
Fue una mujer quien respondio.
– Perdone que la moleste, soy Karlsson, del primero. El portero automatico no funciona y no llevo encima la llave de la puerta. ?Podria abrirla?
Sono un zumbido y la puerta se abrio. Peter entro en el portal. Se abrio una puerta algunos pisos mas arriba y oyo la voz de una mujer.
– ?Ha podido entrar?
– ?Si! ?Gracias!
La puerta se cerro de nuevo y todo quedo en silencio.
Peter comenzo a subir por la escalera tan sigilosamente como pudo. Se sentia como un ladron y solo le ayudo un poco pensar que no lo hacia por el. Cuando llego al segundo piso reconocio que eso no era del todo cierto pero se sentia animado y dejo a un lado el sentimiento de culpabilidad.
En el rellano habia tres puertas. La de Karin Sodergren era la del medio. Ninguna de las puertas tenia mirilla, lo que le dio el suficiente valor como para pegar la oreja a la puerta de Sodergren.
En el piso reinaba un completo silencio.
Tuvo una idea. Saco el movil y la lista del bolsillo interior y marco el numero de telefono de Karin Sodergren. Sono cinco veces antes de que oyera su voz adormilada:
– Digame.
Colgo inmediatamente el telefono y lo guardo junto a la lista en el bolsillo interior. Bajo las escaleras tan silenciosamente como pudo y salio a la calle. Quito un poco de cinta adhesiva del paquete de uno de los identificadores de llamadas y cubrio con cuidado el nombre de Sodergren sin apretar el boton del portero automatico.
Miro a su alrededor y cruzo la calle. Al otro lado habia un camion aparcado y a traves de la ventanilla del conductor podia ver perfectamente el portal numero 35 sin que el fuera demasiado visible. Cogio el telefono y marco de nuevo el numero de Karin Sodergren. Esta vez ella respondio inmediatamente.
– ?Quien es?
Parecia enfadada.
– Llamo del
Un minuto despues se abria la puerta y solo necesito un segundo para ver que no era ella. La mujer no media mas de un metro treinta y parecia tener mas de sesenta anos, comprendio que eso era imposible, ya que tenia su numero personal en el bolsillo. Se pregunto que tipo de desgracia le habria ocurrido a esta mujer para envejecer tan rapidamente. Penso en su madre y por primera vez desde que habia empezado a ayudar a Lundberg se avergonzo de su metodo de investigacion. Su madre habia dejado de vivir cuando tenia treinta y tres anos, luego solo continuo envejeciendo hasta morir.
Ahora Karin Sodergren habia arrancado la cinta adhesiva y miraba enfurecida a su alrededor.
– ?Cabrones de mierda! -exclamo de forma que resono entre los edificios.