—?Es abominable! Monsenor el duque unicamente deseaba consolidar su posicion en el gobierno de Bretana para poder afrontar cualquier eventualidad; sabe muy bien que el cardenal lo detesta.

—Y eso no es todo. El joven Chalais, una vez en prision, ha dicho lo mismo, pero por una razon muy diferente: esta perdidamente enamorado de Madame de Chevreuse, que al parecer concedio sus favores al Gran Prior Alexandre. Por tanto, busca vengarse de ellos, sin privarse por otra parte de acusar a la que ama.

—?Misericordia! ?Y que ha ocurrido?

—Se ha despojado al senor de Vendome del gobierno de Bretana y el rey ha dado orden de derribar las fortificaciones de sus castillos: Ancenis, Lamballe, Blavet, etc.

—?Vendome tambien?

—No. La orden se ha limitado a Bretana. Ademas Vendome es una gran ciudad, muy leal a su duque. Mientras este no sea condenado, nadie la tocara, y de momento los dos hermanos siguen en Amboise.

—?Y la senora duquesa?

—No hay noticias de ella. Madame d'Elbeuf ignora lo que ha sido de su cunada. Naturalmente, eso la atormenta... Y ya que estamos en ello, contadme vuestra historia.

Raguenel lo hizo, sin ocultar ni olvidar nada. Su amistad con la familia de Valaines, la tragedia que la habia aniquilado, la pena que experimentaba, como habia encontrado a Jeannette en la chimenea y el relato que ella le hizo. Luego, su decision de seguir la pista aun caliente de los asesinos, el albergue de Limours y finalmente el incidente que le tenia postrado en el lecho con un pulmon perforado. Para concluir, pidio que le trajeran su jubon, del que tomo el sello de lacre rojo despegado de la frente de Chiara y el collar que habia quitado a Mascahierro.

Aunque solia ser locuaz, el mariscal escucho su relato sin decir palabra. Cuando hubo terminado, Bassompierre tomo el collar y lo acaricio con los dedos.

—Conoci a la signorina degli Albizzi cuando entro al servicio de la reina madre. ?Una muchacha muy hermosa... y virtuosa! No me guardareis rencor, espero, si os confieso que intente sin exito obtener sus favores. Cuando la casaron, era pura y luminosa como un hermoso lirio. Nadie comprendio por que razon se casaba con un hombre mucho mayor que ella.

—Pero que supo hacerla feliz. En agradecimiento, ella le dio tres hijos de los que solo sobrevive la pequena Sylvie, confiada en la actualidad a los cuidados de Madame de Vendome. Pero, senor mariscal, puesto que la conociais, ?podriais decirme si, aparte de Jean de Valaines, algun otro hombre pretendia su mano?

—?Otro hombre? —repitio Bassompierre tomando el sello entre dos dedos—. En verdad, lo ignoro. Cuando una dama me dice no, no me tomo el trabajo de insistir y deposito mis esperanzas en otro lugar. Es extrano este sello. Omega... «Yo soy el alfa y el omega, el primero y el ultimo, el comienzo y el fin», dice el Apocalipsis. Si ha elegido este simbolo, ?pretende ese hombre ser el fin para otros hombres?

—Eso parece senalar a un verdugo.

—Pero un verdugo culto, y no creo que exista ninguno.

—?Un juez, entonces? Muchos son personas cultivadas.

—Sin duda. Pero, por lo que se, no es gente dispuesta a mancharse las manos y, segun el relato de la criadita, el asesino bano sus manos en sangre. Apuesto a que no sera facil encontrarlo, y dado el actual estado de cosas, no sere yo quien os anime a seguir buscando.

—Sin embargo, he jurado vengar a Madame de Valaines y a sus hijos. Es cierto que mi unica pista, de momento, es ese guardia llamado La Ferriere. No sera muy dificil encontrarlo, y yo...

Inclinandose, Bassompierre coloco su mano sobre la del herido.

—No os lo aconsejo, e incluso, si quereis creerme, dejareis de investigar en el futuro. A menos que vuestra intencion sea la de agravar las desgracias de la casa de Vendome... y probablemente poner en peligro a la nina que escapo de la carniceria.

—?Yo? ?Dios no lo quiera! Pero no veo en que...

—Los dos asuntos estan relacionados. El ataque al castillo tuvo lugar cuando el cardenal se habia apoderado de los principes, porque, no os enganeis, fue el quien les hizo prender: para eso le basto pronunciar la palabra «conspiracion». ?Estais atado de pies y manos, amigo mio!

—?No puedo hacer nada? —gimio Raguenel, a punto de romper a llorar.

—Si. Esperar.

—?Esperar que? ?La muerte del cardenal?

—Un dia u otro ocurrira. Su salud no es la mejor, muy al contrario, y desde que detenta el poder se afilan mas cuchillos en Francia que en tiempos de la reina Catalina y de las guerras con los protestantes. La espera no sera muy larga.

—La suerte lo protege. Y ademas, ?le creeis capaz de haber ordenado una matanza dirigida contra una mujer y unos ninos? Tendria que ser un monstruo...

—No le conozco lo bastante para juzgar. No me gusta y me he opuesto a el con todas mis fuerzas, pero aprecio mi cabeza y me gustaria disfrutar de ella durante algun tiempo mas.

—Sois amigo del rey y mariscal de Francia. No se atreveria.

—?Se ha atrevido a encerrar en una prision a los hermanos del rey! Y tambien al principe de Chalais, que acusa a todo el mundo para hacerse perdonar. Dicen que ha confesado haber querido matar a Richelieu. Seguramente sera el primero en ser juzgado y veremos cual es su suerte. ?Que edad tiene la nina que se salvo?

—Aun no ha cumplido cuatro anos.

—?Pobrecilla! En cualquier caso, tiene derecho a vivir...

—He jurado por la memoria de su madre protegerla. Y la mejor manera de hacerlo sigue siendo eliminar a sus enemigos...

Bassompierre sacudio la cabeza con desanimo:

—Sois breton, ?no es cierto?

—En efecto, y me enorgullezco. ?Por que?

—?Cabeza dura! Me estoy esforzando en explicaros que es necesario que os esteis quieto. Bien sea que Richelieu haya ordenado la matanza (lo que no quiera Dios, y que me resisto a creer), o bien que el hombre encargado de recuperar las cartas de esa reina estupida haya aprovechado para ajustar sus propias cuentas, en uno u otro caso, detras de esta horrible historia se adivina la presencia de la sotana purpura. Y ahora, aceptad un consejo: para empezar, vais a terminar vuestra curacion aqui. Por mi parte, voy a reunirme con el rey en Nantes, pero intentare averiguar que ha sido de la duquesa Francois e y en que puedo servirla. De camino pasare por Vendome y alli informare de lo que os ha sucedido. Tambien os enviare a vuestro criado para que no esteis solo cuando volvais a emprender viaje. ?Os parece bien?

—Mi gratitud es inmensa, senor mariscal. No se si...

—Sobran las explicaciones. Contentaos con darme vuestra palabra de que seguireis mi consejo y no intentareis hacer nada que pueda redundar en dano para la casa de Vendome. ?Puedo contar con vos?

—No os defraudare, senor mariscal —murmuro Raguenel vencido—. Teneis mi palabra: sabre esperar... tanto tiempo como sea preciso.

Bassompierre le dirigio una ancha sonrisa satisfecha y, a falta de poder palmearle la espalda, le dio unos leves golpecitos en la cabeza.

—?Asi me gusta! Por mi lado, como me muevo bastante tanto entre los circulos de los nobles como de la gente de pluma, tal vez consiga averiguar quien es el personaje que se atreve a tomarse por el Angel Exterminador y coloca omegas en sus cunos. ?Hasta la vista, muchacho!

Y despues de recoger el sombrero emplumado de azul que habia arrojado sobre un arcon al entrar, el mariscal efectuo una de esas salidas en tromba a las que era aficionado, obligando a su invitado a adoptar finalmente la prudente resolucion de restablecerse cuanto antes a fin de poder volver a ocupar su puesto desde el momento en que Corentin apareciese con su figura de zorro astuto en aquel elegante dormitorio.

En Vendome, mientras tanto, la pequena Sylvie empezaba a olvidar lo que para ella se parecia mas a una pesadilla que a una realidad. El angel habia aparecido para llevarla a un lugar magnifico lleno de hermosas damas y apuestos caballeros. Despues se habia enterado de algunas cosas muy agradables. Por ejemplo, que no tenia nada que temer respecto a la duracion de la estancia del senor Angel en la tierra: se llamaba Francois y era adorable con ella; la instalaba en su caballo para llevarla a pasear a lo largo del rio sin preocuparse por los

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