—No tiene hada de oscuro: queria librarse de mi.

—Es posible, pero tuve tambien la impresion de que tu misma deseabas alcanzar esa posicion.

—Nada mas cierto. Me pregunto ahora si tenia razon o estaba equivocada. ?Todo es tan complicado y tan dificil a mi alrededor que acabo por no saber ya quien intriga con quien y por que!

—?Asi estan las cosas? ?Y la reina?

Sylvie estuvo a punto de decir que la reina intrigaba mas todavia que el resto, pero se contento con suspirar.

—?Oh! La reina es muy buena, y tengo la suerte de contar con una amiga en su dama de compania.

—?Mademoiselle de Hautefort?

—Si. Con todo, adora a la reina y su amistad, supongo, depende exclusivamente de la calidad de mi lealtad a nuestra ama.

—Si no te comportas bien, podria convertirse en una enemiga. Y una enemiga temible, puedes estar segura. Pero no tienes nada que temer: amas a Su Majestad.

—Si... si, claro.

La ligera reticencia no escapo a Perceval, que, sin embargo, no insistio en el tema. Se inclino para tomar la mano de su «hija» y la conservo unos instantes entre las suyas, lo que le permitio comprobar que temblaba.

—Explicame ahora como llegaste, la otra noche, al lugar en que te encontre. Si, como me dijiste entonces, seguias a Francois desde la abadia del Val-de-Grace, eso quiere decir que aparentemente el estaba alli, como diria el buen maestro Pero Grullo. Y en tal caso, si querias hablar con el, ?por que hacer todo ese camino escondida? Supongo que os habiais visto en el Val.

—Si, al llegar. Pero cuando se marcho, se suponia que yo estaba ya en la cama.

—?Tanto tiempo se quedo?

De golpe, Sylvie enrojecio. Le parecio oir a Marie afirmar: «Solo estamos en el secreto tres personas: vos, yo y La Porte.» Por culpa de su loca ocurrencia de la otra noche y de las pocas palabras pronunciadas para explicarla, tambien Raguenel habia entrado en el secreto... ?Era grave? La mirada que dirigio a su padrino estaba tan cargada de ansiedad que el se conmovio, al comprender que acababa de tocar un punto muy sensible.

—Ven aqui —dijo, y la atrajo hacia el—. Ven a mi lado para que sientas mejor cuanto te quiero y deseo ayudarte. Solo tienes quince anos, y nadie a quien pedir consejo sino a mi, a mi que preferiria morir a traicionarte o hacerte dano...

Sylvie rompio en sollozos y, dejandose caer al suelo, apoyo la cabeza en las rodillas de Perceval. Sabia que podia confiarle todo, que seria mas discreto que un confesor y que el peso que llevaba sobre sus hombros era demasiado para un corazon de quince anos. Entonces, en voz baja, como si temiera que las mismas paredes pudieran oirla, se libero de su carga: la correspondencia secreta con el enemigo, las visitas nocturnas y, sobre todo, la visita interminable de Beaufort.

—?Si le hubieseis visto andar por las calles cuando se marcho! Por mas que ocultara el rostro, parecia haberse convertido en el rey del mundo.

—Es algo parecido. ?Y la reina, que aspecto tenia por la manana?

—?Oh, radiante! Nunca me ha parecido tan feliz. Se diria que acababa de recibir noticias maravillosas. Es cierto que ignoraba el exito de nuestras armas ante los espanoles, un exito que el rey le anuncio ayer sin la menor consideracion. Luego tomo la mano de Mademoiselle de Hautefort para hablarle en privado... Pero volviendo a Beaufort, ?que pensais?

—Que se ha convertido en amante de la reina —gruno Perceval, rotundo—. ?Y eso constituye una verdadera locura!

Era exactamente lo que imaginaba Sylvie, pero a pesar de ello hizo una ultima tentativa, muy femenina, para salvar sus ilusiones naufragadas.

—?Pero ella tiene quince anos mas que el!

—Eso no cuenta, Sylvie. Es muy bella, es la reina y tu sabias ya que el la amaba. Ahora sabemos que tambien ella le ama. Falta saber hasta que punto.

—?Que quereis decir?

—Que los riesgos que corren son enormes. ?Que sucedera si Richelieu, siempre al acecho, descubre que ella engana al rey?

—Un escandalo, supongo, y la repudiacion por adulterio.

—Sin duda, y ella es lo bastante inteligente para calcular los riesgos que afronta. Sin embargo, los afronta en un momento en que su situacion no es ciertamente brillante. ?Eso es lo mas asombroso!

—Sobre todo porque Mademoiselle de Hautefort pretende que todo forma parte de un plan ideado por ella a despecho del amor que siente tambien por Francois.

—?Un plan?

—Es la palabra que empleo. Anadio que Francois es el unico nieto de Enrique IV al que la reina mira con amor... Os confieso que no entiendo nada y que me siento muy, muy feliz aqui, junto a vos ?y lejos de todas esas intrigas que me desbordan!

Perceval se contento con acariciar la cabeza sedosa colocada sobre sus rodillas. Reflexionaba con tanta intensidad que Sylvie, sorprendida por ese silencio subito, le creyo dormido. No era asi, tenia los ojos abiertos de par en par, pero fijos en un punto indeterminado, e incluso tomo su pipa de un pote de porcelana colocado sobre una mesita y la encendio. Ella no se atrevio a interrumpir su meditacion. Finalmente, el pregunto:

—?Y Mademoiselle de Hautefort, que tiene un plan, ha vuelto al favor del rey? Dime, Sylvie, ?se reune Luis XIII a menudo con la reina, por las noches?

Ella sacudio la cabeza.

—Nunca desde que entre a formar parte de las doncellas de honor.

Silencio, de nuevo. Perceval exhalaba bocanada tras bocanada con aplicacion, y la habitacion fue llenandose de un humo que hizo toser a Sylvie. Aquello le hizo volver a la realidad.

—?Insensato! —dijo por fin—. Insensato o genial. Si se trata de lo que pienso, el plan de tu amiga es la tirada de dados mas peligrosa que nunca haya visto intentar. Se juega su cabeza, la de Beaufort, quiza tambien la tuya, e incluso la de la reina.

—?Como puede ser?

—?Oh, muy sencillo! Espera que tu Francois le hara un nino a su real amante.

—?Que? ?El rey se volveria loco de rabia!

—Pero ella ha recuperado su influencia sobre el y cuenta con ella para convencer a un hombre que tiene tanta mas necesidad de un heredero por cuanto su salud se debilita, y que si falleciera ahora, dejaria a Monsieur, el incapaz Monsieur, como heredero de la corona de Francia. Si Beaufort deja prenada a la reina, la sangre del nino sera, a pesar de todo, la de san Luis y Enrique IV.

—?Olvidais al cardenal? Su influencia es mucho mayor que la de Marie.

—Pero no llego a igualar la de Mademoiselle de La Fayette. Anade a eso que, si muere el rey, el tambien esta perdido. Antes incluso de la coronacion en Saint-Denis, sera destituido... ?o algo peor! ?Acumula tantos odios en su contra! Me pregunto incluso si ese golpe audaz de la dama de compania no contara de alguna forma con su visto bueno...

—?Dulce Jesus! —suspiro Sylvie, y volvio a ocupar su lugar en el sillon—. ?Os dais cuenta de lo que acabais de decirme, padrino? ?Que sera de Francois si teneis razon?

Raguenel mostro la palma de las manos en un gesto de ignorancia.

—Pienso que tendra necesidad de la proteccion divina y que lo mejor que podria hacer es huir a Inglaterra o a los Paises Bajos en el mas breve plazo. ?Vamos, Sylvie, no pongas esa cara de tragedia! No son mas que suposiciones.

—Pero que suenan como verdades. Francois deberia cruzar el canal de la Mancha o una frontera enseguida. Su presencia en Paris es simplemente una locura, despues de ese duelo en el que ha matado a su adversario.

—?Un duelo? ?De donde has sacado eso?

Esta vez, obligada por su juramento, Sylvie no podia revelar su fuente. Hizo un gesto evasivo y aparto la mirada para que su padrino no pudiera leer la mentira en sus ojos.

—De las doncellas de honor. Hablaban del tema, el otro dia. Con medias palabras, desde luego, porque Francois es muy querido entre ellas. Al parecer tuvo en Chenonceau una discusion a proposito de Madame de

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