no se nada», y esperar salir de aqui. Sabemos que sabes algo. De verdad lo sabemos, hijo.
WINSLOW: ?Que cono vais a saber? Nunca he visto a esa chica de la que estais hablando.
WALKER: ?De verdad? Entonces, ?como es que tenemos una cinta donde sales tu grabado dejando su coche en el aparcamiento de al lado de la playa?
WINSLOW: ?Que cinta teneis?
WALKER: La del aparcamiento. Se te ve dejando ese coche y nadie mas se acerca a el hasta que encuentran el cadaver. Eso te lo carga todo a ti, tio.
WINSLOW: No, no soy yo. Yo no hice eso.
Por lo que sabia de los documentos de hallazgos que me habia dado el abogado defensor, no habia un video de como dejaron el Mazda de la victima en el aparcamiento. Pero tambien sabia que el Tribunal Supremo de Estados Unidos habia confirmado la legalidad de que la policia mintiera a un sospechoso si la mentira podia ser vista razonablemente como tal por una persona inocente. Al hacer girar todo sobre la unica prueba con la que contaban -la huella dactilar de Winslow en el espejo retrovisor- estaban dentro de los limites de esta directiva e iban conduciendo a Winslow por el camino que ellos querian tomar.
Una vez escribi un articulo sobre un interrogatorio en el que los detectives mostraron a un sospechoso una bolsa de pruebas que contenia la pistola usada en el homicidio. No era el arma homicida real, sino un duplicado exacto. Al verla, el sospechoso confeso el crimen porque supuso que la policia habia encontrado todas las pruebas. Habian pillado a un asesino, pero yo no me sentia demasiado bien con ello. No me parecia bien ni justo que a los representantes de nuestro Gobierno se les permitiera emplear mentiras y trucos (igual que los delincuentes) con plena aprobacion del Tribunal Supremo.
Segui leyendo un centenar de paginas mas hasta que sono mi movil. Mire la pantalla y me di cuenta de que se me habia pasado mi reunion del cafe con Angela.
– ?Angela? Lo siento. Me he liado. Bajo ahora mismo.
– Date prisa, por favor. He de terminar el articulo de hoy.
Baje a toda prisa por la escalera hasta la cafeteria de la planta baja y me reuni con ella en una mesa sin coger ningun cafe. Llegaba veinte minutos tarde y vi que su taza estaba vacia. Al lado de la taza habia una pila de papeles impresos boca abajo.
– ?Quieres otro cortado?
– No, gracias.
– Vale.
Mire alrededor. Era media tarde y la cafeteria estaba casi vacia.
– Jack, ?que pasa? He de volver a subir.
La mire a los ojos.
– Solo queria decirte a la cara que no me ha gustado que te hayas quedado con el articulo de hoy. Tecnicamente el puesto todavia es mio, y te he explicado que lo queria porque forma parte de otro mayor en el que estoy trabajando.
– Lo siento. Me he entusiasmado cuando has hecho todas las preguntas correctas en la conferencia de prensa y al volver a la sala de redaccion he exagerado un poco las cosas. He dicho que estabamos trabajandolo juntos y Prendo me ha pedido que empezara a escribirlo.
– ?Fue entonces cuando le has propuesto a Prendo que trabajaramos juntos tambien en mi otro articulo?
– No lo he hecho. No se de que estas hablando.
– Cuando he vuelto, me ha dicho que estabamos juntos en esto. Yo me ocupo del asesino y tu de la victima. Tambien me ha dicho que fue idea tuya.
Se puso colorada y nego con la cabeza, avergonzada. Habia desenmascarado a dos mentirosos. Lo de Angela podia soportarlo, porque habia algo honrado en su mentira: iba con audacia hacia lo que queria. La mentira de Prendo era la que dolia. Habiamos trabajado juntos mucho tiempo y nunca lo habia visto como un mentiroso o un manipulador. Supuse que simplemente estaba eligiendo su bando. Yo me largaba y Angela se quedaba. No hacia falta ser un genio para ver que la estaba eligiendo a ella y no a mi. El futuro estaba con Angela.
– No puedo creer que me haya delatado.
– Bueno, supongo que hay que tener cuidado con la gente en la que confias en una redaccion -dije-, aunque sea tu propio redactor.
– Supongo.
Angela cogio su taza y miro si quedaba algo, aunque sabia que no habia nada. Cualquier cosa para evitar mirarme.
– Mira, Angela, no me gusta como has hecho esto, pero admiro la forma en que persigues lo que quieres. Los mejores periodistas que he conocido son asi. Y he de decir que tu idea de hacer el doble perfil de asesino y victima es la mejor manera de actuar.
Ahora me miro. Se le ilumino la cara.
– Jack, estoy deseando trabajar contigo.
– Lo que quiero dejar claro ahora mismo es que esto empieza conmigo y termina conmigo. Cuando el trabajo de investigacion este hecho, sere yo quien lo escriba. ?De acuerdo?
– Oh, si, por supuesto. Cuando me has dicho en que estabas trabajando he tenido muchas ganas de formar parte de ello. Por eso se me ocurrio el angulo de la victima. Pero es tu articulo, Jack: tu lo escribes y tu nombre va primero en la firma.
La estudie con atencion en busca de cualquier signo de que estuviera fingiendo, pero me habia mirado a los ojos con sinceridad al hablar.
– Vale. Bueno, era todo lo que tenia que decir.
– Bien.
– ?Necesitas ayuda con el articulo de hoy?
– No, creo que estoy lista. Y estoy consiguiendo cosas buenas de la comunidad gracias a la pregunta que has hecho en la conferencia de prensa. El reverendo Treacher lo ha llamado un sintoma mas del racismo en el departamento. Crean un operativo en cuanto matan a una mujer blanca que se droga y se gana la vida quitandose la ropa, pero no hacen nada cuando los pandilleros matan a uno de los ochocientos vecinos inocentes de ese barrio.
Sonaba como una buena cita, pero venia de una voz no adecuada. La realidad era que Treacher era una comadreja oportunista. Nunca me habia tragado que defendiera a la comunidad. Pensaba que por lo general solo se defendia a si mismo, yendo a la tele y a los periodicos para mayor gloria de su celebridad y por los beneficios que eso le reportaba. Una vez le sugeri a un redactor que investigaramos a Treacher, pero me lo impidio de inmediato. Me dijo: «No, Jack, lo necesitamos».
Y era verdad. El periodico necesitaba a gente como Treacher, que manifestara el punto de vista contrario y ofreciera el comentario incendiario para mantener el fuego ardiendo.
– Suena bien -le dije a Angela-. Te dejo para que vuelvas a ponerte con eso; yo subire y escribire la prevision para el otro articulo.
– Toma -dijo.
Deslizo una pequena pila de papeles por la mesa hacia mi.
– ?Que es esto?
– Nada, en realidad, pero puede ahorrarte algo de tiempo. Anoche, antes de irme a casa, estuve pensando en el articulo del que me habias hablado. Casi te llame para charlar mas de ello y proponerte trabajar juntos. Pero me corte y entre en Google. Busque las palabras «asesinato» y «maletero» y encontre que hay una larga historia de gente que termina en los maleteros de los coches. Un monton de mujeres, Jack. Y un monton de mafiosos tambien.
Di la vuelta a las hojas y mire la pagina de arriba. Era un articulo del
– Es una historia que sonaba un poco como la tuya -explico Angela-. Hay algunos casos historicos, por ejemplo uno local de los anos noventa, un tipo del cine al que encontraron en el maletero de su Rolls Royce, aparcado en la colina de encima del Hollywood Bowl. E incluso he encontrado una web que se llama