Seguramente cree que estas aqui y no hace caso de mis llamadas.

– Mira, Prendo, esto es mas importante que la mani del reverendo Treacher. Pon a alguien de asignacion general en ello. Esto es muy fuerte: un asesino ha pasado completamente inadvertido para la policia, el FBI y todos los demas. Hay un abogado aqui en Las Vegas que va a presentar una mocion el viernes que lo expondra todo. Hemos de adelantarnos a el y a todos los demas. Voy a hablar con este tipo en prision y luego volvere; aunque no se cuando. Tendre que conducir de regreso a Las Vegas antes de coger el avion. Por suerte, creo que mi billete de vuelta aun sirve. Lo compre antes de que alguien cancelara mis tarjetas de credito. -Una vez mas fui recibido por el silencio-. ?Prendo?

– Mira, Jack -dijo con calma en su voz por primera vez en toda la conversacion-, los dos conocemos la situacion y sabemos lo que esta pasando aqui. No vas a poder cambiar nada.

– ?De que estas hablando?

– Del despido. Si crees que vas a sacar una noticia que te va a salvar el empleo, no creo que vaya a funcionar. -Esta vez fui yo el que se quedo en silencio con la rabia en la garganta-. Jack, ?estas ahi? ?Estas ahi?

– Si, estoy aqui, Prendo, y mi unica respuesta es que te den por culo. No me estoy inventando esto, tio. ?Esta ocurriendo! Estoy aqui en medio de ninguna parte y no se quien me esta jodiendo ni por que.

– Vale, vale, Jack. Calmate. Solo calmate, ?vale? No estoy insinuando que…

– ?Como que no, joder! Estas mas que insinuandolo. Lo acabas de decir.

– Mira, no voy a responder si usas ese lenguaje conmigo. ?Podemos hablar de manera civilizada, por favor? De manera civilizada.

– ?Sabes, Prendo? Tengo otras llamadas que hacer. Si no quieres esta historia o crees que es inventada, encontrare a alguien que la publique, ?vale? Lo ultimo que esperaba es que mi propio SL tratara de cortarme las alas mientras me juego el cuello.

– No, Jack, no es eso.

– Creo que si, Prendo. Vete a la mierda. Te llamare luego.

Colgue el telefono y casi lo tire por la ventana. Pero entonces recorde que no tenia dinero para conseguir otro. Conduje en silencio durante unos minutos para poder calmarme. Tenia que hacer otra llamada y queria parecer tranquilo y sosegado al hacerla.

Mire por las ventanas y examine las montanas azul grisaceo. Me parecieron hermosas de un modo primitivo y duro. Habian sido pisadas y quebradas por glaciares diez millones de anos antes, pero habian sobrevivido y se alzarian para siempre hacia el sol.

Saque del bolsillo mi telefono no operativo y abri la lista de contactos. Consegui el telefono del FBI en Los Angeles y lo marque en el movil prepago. Cuando contesto la operadora pedi hablar con la agente Rachel Walling. Me pasaron y la llamada tardo un rato en conectarse, pero en cuanto sono contestaron de inmediato.

– Inteligencia -dijo una voz.

– Quiero hablar con Rachel.

Lo dije lo mas calmado posible. Esta vez no pregunte por la agente Rachel Walling, porque no queria que me preguntaran quien era y darle la posibilidad de desviar mi llamada. Tenia la esperanza de sonar como un agente y que me pasaran.

– Agente Walling.

Era ella. Hacia cinco anos que no oia su voz al telefono, pero no cabia duda.

– ?Hola? Soy Walling, ?puedo ayudarle?

– Rachel, soy yo, Jack.

Esta vez fue ella la que se quedo en silencio.

– ?Como estas?

– ?Por que me llamas, Jack? Convinimos en que seria mejor no hablar.

– Lo se…, pero necesito tu ayuda. Tengo un problema, Rachel.

– ?Y estas esperando que te ayude? ?Que clase de problema?

Me adelanto un coche que iba al menos a ciento setenta y me hizo sentir que estaba parado.

– Es una larga historia. Estoy en Nevada, en el desierto. Estoy siguiendo un articulo y hay un asesino del que nadie sabe nada. Necesito que alguien me crea y me ayude.

– Jack, yo no soy la persona adecuada y lo sabes. No puedo ayudarte. Y estoy en medio de algo aqui. He de irme.

– Rachel, ?no cuelgues! Por favor…

No respondio, pero no colgo. Espere.

– Jack… pareces reventado. ?Que te esta pasando?

– No lo se. Alguien esta jugando conmigo. Mi telefono, mi mail, mis cuentas bancarias… Estoy conduciendo por el desierto y ni siquiera tengo una tarjeta de credito que funcione.

– ?Adonde vas?

– A Ely, a hablar con alguien.

– ?A la prision?

– Si.

– ?Que? ?Alguien te ha llamado y te ha dicho que es inocente y tu has ido corriendo a demostrar que los polis se han equivocado otra vez?

– No, nada de eso. Mira, Rachel, hay un tipo que estrangula mujeres y las mete en los maleteros de los coches. Les hace cosas horribles y se ha salido con la suya desde hace al menos dos anos.

– Jack, lei tu articulo sobre la chica del maletero. Era un pandillero y confeso.

Senti una emocion inesperada al saber que ella leia mis articulos, pero eso no me ayudaria a convencerla.

– No creas todo lo que leas en el periodico, Rachel. Ahora estoy llegando a la verdad y necesito que alguien, alguien con autoridad, intervenga y…

– Sabes que ya no estoy en Comportamiento. ?Por que me llamas a mi?

– Porque confio en ti.

Eso produjo un largo silencio. Me negue a ser yo el que lo rompiera.

– ?Como puedes decir eso? -dijo al fin-. Hace mucho tiempo que no nos vemos.

– No importa. Despues de lo que pasamos entonces, siempre confiare en ti, Rachel. Y se que puedes ayudarme ahora… y quizas arreglar algunas cosas.

Se mofo de eso.

– ?De que estas hablando? No…, espera, no respondas. No importa. Por favor, no vuelvas a llamarme, Jack. La cuestion es que no puedo ayudarte. Asi que buena suerte y ten cuidado. Cuidate.

Colgo el telefono.

Me quede con el aparato pegado a la oreja durante casi un minuto. Supongo que esperaba que ella cambiara de opinion, cogiera el telefono y volviera a llamarme. Pero eso no ocurrio y al cabo de un rato deje el movil en el posavasos que habia entre los asientos. No tenia mas llamadas que hacer.

Delante, el coche que me habia pasado desaparecio en el siguiente cambio de rasante. Me sentia como si me hubieran abandonado en la superficie de la Luna.

Como le ocurre a la mayoria de la gente que cruza las puertas de la prision estatal de Ely, mi suerte no mejoro despues de llegar a mi destino. Me dejaron pasar por la entrada de abogados- investigadores. Saque la carta de presentacion que habia escrito para mi William Schifino y se la mostre al capitan de guardia. Me pusieron en una sala de espera y aguarde veinte minutos a que me trajeran a Brian Oglevy. Pero cuando se abrio la puerta quien entro no fue Brian Oglevy, sino el capitan de guardia.

– Senor Mc Evoy -dijo el capitan, pronunciando mal mi nombre-. Me temo que no vamos a poder hacer esto hoy.

De repente, pense que habian descubierto el fraude. Que sabian que era un periodista que trabajaba en un articulo y no el investigador de un abogado defensor.

– ?Que quiere decir? Estaba todo preparado. Tengo la carta del abogado. La ha visto. Tambien le ha mandado un fax para avisar de que venia.

– Si, tenemos el fax e iba a dejarle pasar, pero el hombre al que quiere ver no esta disponible en este

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