– Vale, vale. Entiendo. Siento haber sacado los aspectos juridicos de esto. Te llevo a ver a Larry a la sala de reuniones para que podais estar tranquilos, ?de acuerdo?
Fowler se levanto y paso apresuradamente a mi lado para salir de la oficina e ir a buscar a Larry Bernard. Yo sali y examine la sala de redaccion. Mis ojos se posaron en el cubiculo vacio de Angela. Me acerque y vi que alguien habia colocado un ramo de flores envueltas en celofan sobre su escritorio. Inmediatamente me llamo la atencion el envoltorio de plastico transparente alrededor de las flores y me recordo la bolsa que habian utilizado para asfixiarla. Una vez mas vi el rostro de Angela desapareciendo en la oscuridad debajo de la cama.
– Perdona, Jack.
Casi di un salto. Me volvi y vi que era Emily Gomez-Gonzmart, una de las mejores periodistas de la redaccion de Metropolitano. Siempre incisiva, siempre detras de un articulo.
– Hola, GoGo.
– Siento interrumpir, pero estoy montando el articulo sobre Angela y he pensado que podrias ayudarme un poco. Y tal vez darme una cita que pueda utilizar.
Sostenia un boli y un bloc de periodista. Empece por la cita.
– Si, aunque apenas la conocia -le dije-. Estaba empezando a conocerla, pero por lo que vi supe que iba a ser una gran periodista. Tenia la mezcla perfecta de curiosidad, impulso y determinacion que se necesita. La echaremos de menos. ?Quien sabe que articulos habria escrito y a cuanta gente podria haber ayudado con ellos?
Le di a GoGo un momento para terminar de escribir.
– ?Que te parece?
– Muy bueno, Jack, gracias. ?Puedes sugerirme a algun policia con quien pueda hablar de ella?
Negue con la cabeza.
– No lo se. Acababa de empezar y no creo que hubiera impresionado a nadie todavia. He oido que tenia un blog. ?Has mirado eso?
– Si, tengo el blog y hay algunos contactos en el. Hable con un tal profesor Foley de la Universidad de Florida y algunos mas. Por ese lado voy servida. Estaba buscando a alguien local pero de fuera del periodico que pueda contar algo mas reciente acerca de ella.
– Escribio un articulo el lunes sobre la brigada de Casos Abiertos, que habia resuelto un asesinato de hace veinte anos. Tal vez alguien de alli podria decirte algo. Intentalo con Rick Jackson o Tim Marcia, los tios con los que ella hablo. Y tambien Richard Bengston. Intentalo con el.
GoGo anoto los nombres.
– Gracias, lo intentare.
– Buena suerte. Estare por aqui si me necesitas.
Gomez-Gonzmart se marcho entonces y yo me volvi hacia la mesa de Angela y mire otra vez las flores. La glorificacion de Angela Cook iba a toda velocidad, y yo habia participado con la cita que acababa de darle a GoGo.
Llamenme don Cinico, pero no podia dejar de preguntarme si el ramo de claveles y margaritas era una muestra legitima de luto, o si todo el asunto estaba preparado para una foto que apareceria en la edicion de la manana siguiente.
Era importante para Larry obtener la confirmacion oficial de la policia o el FBI sobre lo que yo le estaba diciendo, por eso tenia al lado un cuaderno en el que escribia una serie de preguntas que mas tarde plantearia a las autoridades antes de redactar su articulo. Debido a esa necesidad de contactar con el operativo antes de escribir, Bernard fue al grano conmigo. Apenas hubo charla y eso me gusto. Ya no me quedaban ganas de charlar.
El telefono prepago me sono en el bolsillo por segunda vez en quince minutos. En la primera ocasion no me tome la molestia de sacarlo y deje que saliera el buzon de voz. Larry y yo estabamos en medio de un punto clave de discusion y no queria ninguna intrusion. Pero quien habia llamado no habia dejado mensaje, porque no se oyo el pitido del buzon de voz.
El telefono sono de nuevo y esta vez lo saque para comprobar el identificador de llamada. La pantalla solo mostraba un numero, pero lo reconoci de inmediato porque me habian llamado desde el varias veces en el ultimo par de dias. Era el numero de movil de Angela Cook, al que yo habia llamado despues de enterarme de que mi companera habia desaparecido.
– Ahora vuelvo, Larry
Me levante de la silla y sali de la sala de conferencias mientras pulsaba el boton para responder la llamada. Me dirigi hacia mi cubiculo.
– ?Hola?
– ?Eres Jack?
– Si, ?quien es?
– Soy tu amigo, Jack. De Ely.
Sabia exactamente quien era. Tenia ese mismo deje del desierto en su voz. El Patillas. Me sente a mi escritorio y me incline hacia delante para aislar la conversacion.
– ?Que quieres? -le pregunte.
– Saber como te va -dijo.
– Si, bueno, me va bien, aunque no gracias a ti. ?Por que paraste en el pasillo en el Nevada? En lugar de cenirte al plan, seguiste caminando.
Me parecio oir una risita grave en la linea.
– Tenias compania y eso no me lo esperaba, Jack. ?Quien era, tu novia?
– Algo por el estilo. Y ella te jodio el plan, ?verdad? Querias que pareciera un suicidio.
Otra risita.
– Veo que eres muy listo -dijo-. ?O solo me acabas de decir lo que ellos te han dicho?
– ?Ellos?
– No seas tonto, Jack. Se lo que esta pasando. Ha saltado la liebre. Van a escribir un monton de articulos para el periodico de manana. Pero ninguno de ellos llevara tu firma, Jack. ?Que pasa con eso?
Todavia estaba metido en el sistema de datos del
– ?Estas ahi, Jack?
– Si, estoy aqui.
– Y parece que todavia no tienes nombre para mi.
– ?Que quieres decir?
– ?No vais a ponerme un nombre entre todos? Todos tenemos nombres, ?eh? El Destripador de Yorkshire, el Estrangulador de Hillside, el Poeta. A ese lo conoces, ?verdad?
– Si, te estamos poniendo nombre. Te llamaremos la Doncella de Hierro. ?Que te parece? -Esta vez no oi ninguna risa en el silencio que siguio-. ?Sigues ahi, Doncella de Hierro?
– Deberias tener cuidado, Jack. Puedo volver a intentarlo, ?sabes?
Me rei de el.
– Eh, no me estoy escondiendo. Estoy aqui. Intentalo de nuevo si tienes cojones. -Se quedo en silencio y decidi echar mas lena al fuego-. Hace falta tenerlos muy grandes para matar a mujeres indefensas, ?no?
La risita volvio.
– Eres muy transparente, Jack. ?Estas trabajando con un guion?
– No lo necesito.
– Se lo que intentas: soltar un monton de chulerias para poner el cebo en el anzuelo con la esperanza de que