Carver dejo de hablar y Mc Ginnis hizo lo mismo. El perro estaba durmiendo en el asiento trasero del coche.
La mente de Carver vago de nuevo hacia el recuerdo que la musica habia conjurado antes. Se pregunto que le habia hecho recorrer el pasillo para mirar. Sabia que la respuesta estaba enredada en el fondo de sus raices mas oscuras. En un lugar al que nadie podia ir.
Capitulo 10
Asi que decidi no salir la noche del sabado y comence a leer los archivos, usando las notas de Rachel como borrador. Con ella en Washington y apartada del caso, me sentia incomodo dejando el perfil a los agentes sin nombre ni rostro del operativo o de lugares tan distantes como Quantico. Era mi historia e iba a mantenerme por delante.
Trabaje hasta altas horas de la noche, reuniendo los detalles de las vidas de dos mujeres muertas, buscando ese punto en comun que, segun Rachel, tenia que existir. Eran mujeres nacidas en dos lugares diferentes que habian emigrado a dos ciudades tambien diferentes en dos estados distintos. Por lo que sabia, sus caminos nunca se habian cruzado, salvo por la remota posibilidad de que Denise Babbit hubiera ido a Las Vegas y hubiera visto el espectaculo
?Podria ser esa la conexion entre los asesinatos? Parecia descabellado.
Finalmente agote esa busqueda y decidi enfocar las cosas desde un angulo completamente diferente. Desde la perspectiva del asesino. En una nueva hoja del cuaderno de Rachel, empece una lista de todas las cosas que el Sudes tenia que conocer para ejecutar cada asesinato en terminos de metodo, momento y lugar. Resulto una tarea de enormes proporciones y a medianoche estaba agotado. Me dormi vestido encima de la colcha, con los archivos y las notas a mi alrededor.
La llamada de las cuatro de la manana desde la centralita fue desagradable, pero me salvo de mi sueno recurrente de Angela.
– Hola -gruni al telefono.
– Senor Mc Evoy, su limusina esta aqui.
– ?Mi limusina?
– Ha dicho que era de la CNN.
Me habia olvidado por completo. Lo habia organizado el viernes la oficina de relaciones con los medios del
– Digale que bajo en diez minutos.
De hecho, tarde un cuarto de hora en arrastrarme a la ducha, afeitarme y vestirme con la ultima camisa planchada que tenia en la habitacion. El chofer no parecia preocupado y se dirigio despacio hacia Hollywood. No habia trafico e ibamos a llegar a tiempo.
El coche no era en realidad una limusina, sino un Lincoln Town Car. Un ano antes habia escrito una serie de articulos acerca de un abogado que trabajaba en la parte de atras de un Lincoln Town Car mientras un cliente que trabajaba para pagarle sus honorarios lo llevaba de un sitio a otro. Sentado en el asiento trasero de camino a la CNN, la sensacion me gusto. Era una buena manera de ver Los Angeles.
El edificio de la CNN se hallaba en Sunset Boulevard, no muy lejos de la comisaria de Hollywood. Despues de pasar por un control de seguridad en el vestibulo, me acerque al estudio donde estaba previsto que me entrevistaran desde Atlanta para la edicion de fin de semana de un programa llamado
Wanda me miro como si yo fuera un extrano. Alonzo apenas tenia los ojos abiertos.
– Wanda, ?se acuerda de mi? Soy Jack Mc Evoy, el periodista. Fui a verla el lunes pasado.
Ella asintio con la cabeza y se ajusto un par de dientes postizos en la boca. No los llevaba cuando la habia visitado en su casa.
– Es verdad. Usted fue el que puso todas las mentiras en el periodico sobre mi Zo.
Esta declaracion animo a Alonzo.
– Bueno, ahora ha salido, ?verdad? -dije con rapidez.
Di un paso mas y le tendi la mano a su nieto. El la tomo vacilante y me la estrecho, pero parecia confundido respecto a quien era yo.
– Encantado de conocerte por fin, Alonzo, y contento de que estes fuera. Soy Jack. Soy el periodista que hablo con tu abuela y comenzo la investigacion que ha conducido a tu puesta en libertad.
– ?Mi abuela? Hijoputa, ?de que estas hablando?
– No sabe lo que dice -dijo Wanda rapidamente.
De pronto comprendi mi error. Wanda era su abuela, pero habia estado cumpliendo el papel de madre porque la verdadera madre de Alonzo estaba en la calle. Probablemente el chico pensaba que su verdadera madre era su hermana, si es que la conocia.
– Lo siento, me he confundido -le dije-. De todos modos, creo que nos van a entrevistar juntos.
– ?Por que cono te van a entrevistar? -pregunto Alonzo-. Yo soy el que se jodio en la carcel.
– Creo que es porque soy el que te saco.
– Si, es gracioso. El senor Meyer dice que me saco el.
– Nuestro abogado lo saco -intervino Wanda.
– Entonces, ?como es que el abogado no esta aqui y no sale en la CNN?
– Va a venir.
Asenti con la cabeza. Eso era nuevo para mi. Cuando sali de trabajar el viernes, solo ibamos a estar Alonzo y yo en el programa. Ahora teniamos a bordo a Mami y a Meyer. Conclui que no iba a ir bien en una emision en directo. Demasiadas personas y al menos una de ellas causaria problemas con la censura. Me acerque a una mesa donde habia una cafetera y me servi una taza de cafe solo. Luego meti la mano en una caja de donuts Krispy Kreme y elegi uno de azucar. Trate de quedarme solo y ver la television cenital que estaba sintonizada a la CNN y que pronto emitiria el programa de noticias en el que teniamos que aparecer. Despues de un rato llego un tecnico y nos preparo para el sonido, colocandonos un microfono en el cuello de la camisa y un auricular en el oido y ocultando todos los cables debajo de la camisa.
– ?Puedo hablar con un productor? -dije en voz baja-. Solo.
– Claro, se lo dire.
Me sente de nuevo y espere, y al cabo de cuatro minutos escuche una voz masculina que pronunciaba mi nombre.
– ?Senor Mc Evoy?
Mire a mi alrededor y entonces me di cuenta de que la voz habia salido del auricular.
– Si, estoy aqui.