– Bien. Tengo un coche reservado. Haz el cambio y luego me llamas para decirme tu hora de llegada. Te recogere en el Sky Harbor.

– Esta bien.

– ?Como ha ido la vista de OPR? Parece que ha durado mucho.

Una vez mas, una vacilacion. Oi un anuncio de aeropuerto en el fondo.

– ?Rachel?

– Lo dejo, Jack. Ya no soy agente del FBI.

Cuando Rachel aparecio en la puerta de la terminal del Sky Harbor International, llevaba una maleta con ruedas en una mano y un maletin de portatil en la otra. Yo estaba de pie junto a todos los conductores de limusinas que sostenian carteles con nombres de pasajeros escritos en ellos y vi a Rachel antes de que ella me viera. Me estaba buscando, mirando a un lado y a otro, pero sin prestar atencion a que o quien estaba justo delante de ella.

Casi choco conmigo cuando me cruce en su camino. Entonces se detuvo y relajo un poco los brazos, pero sin soltar su equipaje. Era una invitacion obvia. Me acerque y la atraje a un fuerte abrazo. No la bese, solo la abrace. Ella apoyo la cabeza en el hueco de mi cuello y no dijo nada durante quizas un minuto.

– Hola -dije por fin.

– Hola -dijo ella.

– Un dia largo, ?eh?

– El mas largo.

– ?Estas bien?

– Lo estare.

Me agache y cogi el asa de la maleta de ruedas que sujetaba. Senale a Rachel la salida del aparcamiento.

– Por aqui. Ya tengo el coche y el hotel.

– Genial.

Caminamos en silencio y mantuve mi brazo alrededor de ella. Rachel no me habia contado mucho por telefono, solo que se habia visto obligada a renunciar para evitar ser procesada por mal uso de fondos gubernamentales: el jet del FBI que la habia llevado a Nellis para salvarme. Yo no iba a presionarla en ese momento para obtener mas informacion, pero al final querria conocer los detalles. Y los nombres. La conclusion era que Rachel habia perdido su puesto de trabajo por venir a salvarme. La unica manera de vivir con eso seria tratar de repararlo de alguna manera. Y la unica manera que conocia para hacerlo era escribir sobre ello.

– El hotel es muy agradable -le dije-, pero solo tengo una habitacion. No sabia si querias…

– Una habitacion es perfecto. Ya no tengo que preocuparme mas por esa clase de cosas.

Asenti con la cabeza y supuse que queria decir que ya no tenia que preocuparse por acostarse con alguien que formaba parte de una investigacion. Daba la sensacion de que dijera lo que dijese o preguntara lo que preguntase iba a desencadenar pensamientos acerca del trabajo y la carrera que acababa de perder. Intente una nueva direccion.

– ?Asi que tienes hambre? ?Quieres ir a comer algo, vamos directamente al hotel o que?

– ?Que hay de Western Data?

– Llame y he pedido una cita. Dijeron que tenia que ser manana, porque el director ejecutivo esta fuera hoy.

Mire el reloj y eran casi las seis.

– Probablemente ya habran cerrado, de todos modos. Asi que iremos manana a las diez. Hemos de hablar con un tal Mc Ginnis; al parecer dirige la empresa.

– ?Y cayeron en la farsa que me dijiste que ibas a usar?

– No es una farsa. Tengo la carta de Schifino y eso me legitima.

– Puedes convencerte de cualquier cosa ?no? ?Tu periodico no tiene algun tipo de codigo etico que impide que te hagas pasar por otra persona?

– Si, tenemos un codigo, pero siempre hay zonas grises. Si no voy de cara es porque la informacion no se puede obtener de otra manera.

Me encogi de hombros como diciendo que no era nada importante. Llegamos a mi coche de alquiler y cargue el equipaje de Rachel en el maletero.

– Jack, quiero ir alli ahora -dijo Rachel cuando entramos.

– ?Adonde?

– A Western Data.

– No se puede entrar sin una cita y nuestra cita es manana.

– Muy bien, no entraremos. Pero podemos tantear el terreno. Solo quiero verlo.

– ?Por que?

– Porque necesito algo para alejar mi mente de lo que ha pasado hoy en Washington. ?De acuerdo?

– Entendido. Vamos.

Busque la direccion de Western Data en mi bloc y la introduje en el GPS del coche. No tardamos en entrar en una autopista que se dirigia hacia el este desde el aeropuerto. El trafico era fluido y llegamos a Mesa despues de dos cambios de autopista y veinte minutos de conduccion.

Western Data apenas se divisaba en el horizonte de Mc Kellips Road, al este de Mesa. Se hallaba en una zona poco urbanizada de almacenes y pequenas empresas, rodeada de matorrales y cactus Sonora. Era un edificio de una sola planta, de color arena y con solo dos ventanas situadas a ambos lados de la puerta principal. La direccion estaba pintada en la esquina superior derecha del edificio, pero no habia ningun otro signo en la fachada ni en cualquier otro lugar en toda la propiedad vallada.

– ?Estas seguro de que es aqui? -pregunto Rachel cuando pase por delante por primera vez.

– Si, la mujer con la que quede dijo que no tenian ningun cartel en la propiedad. No anunciar exactamente lo que hacen aqui forma parte de la garantia de seguridad.

– Es mas pequeno de lo que pense que seria.

– Has de recordar que la mayor parte es subterranea.

– Si, claro.

Unas pocas manzanas mas alla del destino habia una cafeteria llamada Hightower Grounds. Entre para dar la vuelta y dimos otra pasada por Western Data. Esta vez, la propiedad quedo del lado de Rachel y ella se puso de perfil en el asiento para poder verla.

– Tienen camaras por todos lados -dijo-. Cuento una, dos, tres… seis camaras en el exterior.

– Camaras dentro y camaras fuera, segun la pagina web -respondi-. Eso es lo que venden. Seguridad.

– Real o aparente.

La mire.

– ?Que quieres decir con eso?

Se encogio de hombros.

– En realidad nada. Es solo que todas esas camaras tienen un aspecto imponente. Pero si no hay nadie al otro lado mirando a traves de ellas, ?de que sirven?

Asenti con la cabeza.

– ?Quieres dar la vuelta y pasar otra vez?

– No, ya he visto suficiente. Ahora tengo hambre, Jack.

– Esta bien. ?Adonde quieres ir? Hemos pasado un sitio de barbacoas cuando hemos salido de la autopista. Por lo demas, la cafeteria de alla es la unica…

– Quiero ir al hotel. Vamos a pedir servicio de habitaciones y a arrasar con el minibar.

La mire y pense que habia detectado una sonrisa en su rostro.

– Eso me suena a plan.

Yo ya habia puesto la direccion del Mesa Verde Inn en el GPS del coche y solo tardamos diez minutos en llegar alli. Deje el coche en el garaje de detras del hotel y entramos.

Una vez que llegamos a la habitacion, los dos nos quitamos los zapatos y bebimos ron Pyrat en vasos de agua mientras estabamos sentados uno al lado del otro y apoyados en las numerosas almohadas de la cama.

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