Por fin, Rachel dejo escapar un largo y sonoro suspiro, que parecio expulsar las muchas frustraciones del dia. Levanto el vaso casi vacio.
– Esto esta bueno -dijo.
Asenti con la cabeza en senal de acuerdo.
– Ya lo habia tomado. Lo hacen en la isla de Anguilla, en las Indias Occidentales Britanicas. Fui alli en mi luna de miel a un lugar llamado Cap Juluca. Tenian una botella de esto en la habitacion. Una botella entera, no estas porciones de minibar. Nos la tomamos toda en una noche. A palo seco, como ahora.
– No quiero que me cuentes tu luna de miel, ?sabes?
– Lo siento. Fue mas como unas vacaciones, de todos modos. Fuimos mas de un ano despues de casarnos.
Eso mato la conversacion durante un rato y yo observe a Rachel en el espejo de la pared, al otro lado de la cama. Al cabo de unos momentos sacudio la cabeza cuando se le entrometio un mal pensamiento.
– ?Sabes que, Rachel? Que se jodan. Forma parte de la naturaleza de la burocracia eliminar a los librepensadores y emprendedores, a la gente que en realidad mas necesitan.
– La verdad es que no me preocupaba la naturaleza de ninguna burocracia. Era una agente del FBI de puta madre. ?Que voy a hacer ahora? ?Que vamos a hacer ahora?
Me gustaba que hubiera usado el plural al final.
– Pensaremos en algo. ?Quien sabe?, tal vez aunar nuestros conocimientos y convertirnos en detectives privados. Ya me lo imagino: Walling y Mc Evoy, investigaciones discretas.
Ella nego con la cabeza de nuevo, pero esta vez sonrio por fin.
– Bueno, gracias por poner mi nombre primero en la puerta.
– Oh, descuida, tu eres la jefa. Tambien vamos a usar tu imagen en las vallas. Eso disparara el negocio.
Rachel se echo a reir. Yo no sabia si era el ron o mis palabras, pero algo la estaba animando. Deje mi vaso en la mesilla de noche y me volvi hacia ella. Nuestros ojos estaban a pocos centimetros de distancia.
– Yo siempre te pondre por delante, Rachel. Siempre.
Esta vez Rachel me puso la mano en la nuca y me atrajo hacia ella para besarme.
Despues de que hubieramos hecho el amor, Rachel parecia fortalecida mientras que yo me sentia completamente agotado. Salto de la cama desnuda y se acerco a su maleta con ruedas. La abrio y empezo a buscar entre sus pertenencias.
– No te vistas -le dije-. ?No podemos simplemente quedarnos un rato mas en la cama?
– No, no voy a vestirme. Te he traido un regalo y esta por aqui en alguna… ?Aqui esta!
Regreso a la cama y me entrego una bolsita de fieltro negro que sabia que era de una joyeria. La abri y salio una cadena de plata con un colgante. El colgante era una bala plateada.
– ?Una bala de plata? ?Que, vamos a ir a cazar a un hombre lobo o algo asi?
– No, es una unica bala. ?Recuerdas lo que te conte sobre la teoria de la bala unica?
– Oh… si.
Me senti avergonzado por mi intento inapropiado de humor. Se trataba de algo importante para ella y yo habia pisoteado el momento con la gracia estupida sobre el hombre lobo.
– ?De donde la has sacado?
– Tuve mucho tiempo libre ayer, asi que anduve por la ciudad y entre en una joyeria que hay al lado del cuartel general del FBI. Supongo que conocen a la clientela del barrio, porque vendian balas como joyas.
Asenti con la cabeza mientras hacia girar la bala entre los dedos.
– No lleva ningun nombre. Dijiste que la teoria es que todo el mundo tiene por ahi una bala con su nombre.
Rachel se encogio de hombros.
– Era domingo y creo que el grabador no estaba. Me dijeron que tendria que volver hoy si queria grabar algo. Obviamente, no he tenido la oportunidad.
Abri el cierre y me estire para colgarselo alrededor del cuello. Ella levanto una mano para detenerme.
– No, es tuya. La he comprado para ti.
– Ya lo se. Pero ?por que no me la das cuando escribas tu nombre en ella?
Ella lo penso un momento y dejo caer la mano. Le puse la cadena alrededor del cuello y la cerre. Rachel me miro con una sonrisa.
– ?Sabes que? -pregunto.
– ?Que?
– Ahora estoy muerta de hambre.
Casi me rei por el brusco cambio de tema.
– Bueno, entonces vamos a llamar al servicio de habitaciones.
– Quiero un filete. Y mas ron.
Pedimos y ambos tuvimos tiempo de ducharnos antes de que llegara la comida. Cenamos vestidos con los albornoces del hotel y sentados el uno frente al otro en la mesa con ruedas que nos trajo el camarero del servicio de habitaciones. Veia la cadena de plata en el cuello de Rachel, pero la bala se habia metido dentro de la gruesa tela de algodon blanco. Llevaba el pelo humedo y muy despeinado y tenia un aspecto fantastico para comer de postre.
– Este tipo que te hablo de la teoria de una sola bala era un policia o un agente, ?no?
– Un policia.
– ?Lo conozco?
– ?Conocerlo? No estoy segura de que nadie lo conozca de verdad, y me incluyo. Pero he visto su nombre en algunos de tus articulos en los ultimos dos anos. ?Por que te importa?
No hice caso de su pregunta y le plantee la mia.
– ?Entonces tu le diste puerta o fue al reves?
– Creo que fui yo. Sabia que no ibamos a ninguna parte.
– Genial, asi que este hombre al que plantaste anda por ahi con una pistola y ahora estas conmigo.
Ella sonrio y sacudio la cabeza.
– No te preocupes por eso. ?Podemos cambiar de tema?
– Muy bien. ?De que quieres hablar, entonces? ?Quieres decirme por fin lo que ha pasado hoy en Washington?
Termino de masticar un bocado de carne antes de contestar.
– En realidad no hay nada que contar -dijo-. Me tenian. Habia enganado a mi supervisor con la entrevista en Ely, y el autorizo el vuelo. Hicieron su investigacion y las cuentas y me dijeron que habia gastado combustible de avion por un importe aproximado de catorce mil dolares y que eso constituye un mal uso de caudales publicos en categoria de delito. Tenian un fiscal en el pasillo listo para acusarme si queria oponerme. Me iban a acusar alli mismo.
– Es increible.
– La cuestion es que yo estaba planeando hacer la entrevista en Ely, y eso lo habria arreglado todo. Pero las cosas cambiaron cuando me dijiste que Angela habia desaparecido. No llegue a Ely.
– Es la peor cara de la burocracia. Tengo que escribir sobre esto.
– No puedes, Jack. Formaba parte del trato. He firmado un acuerdo de confidencialidad, que ya he infringido al contarte lo que te acabo de contar. Pero si se llegara a publicar probablemente acabarian acusandome de todos modos.
– No si la historia es tan embarazosa para ellos que la unica forma de solucionarlo es abandonar todo el asunto y devolverte tu condicion de agente.
Rachel se sirvio otra ronda de ron en una de las copitas que habian entregado con la botella. Paso con los dedos un solo cubo de hielo de su vaso de agua a la copa y la hizo rodar en la mano un par de veces antes de beber.
– Para ti es facil decirlo. Tu no eres el que ha de esperar que vean la luz en lugar de ver una manera de meterte en la carcel.
Negue con la cabeza.
– Rachel, tus acciones, por mas desacertadas o incluso ilegales que fueran, me salvaron la vida y probablemente las vidas de varias personas mas. Tienes a William Schifino y todas las potenciales victimas a las