– Bueno, ?donde esta? Pensaba que les interesabamos como clientes, y queriamos hablar con el acerca de nuestras necesidades particulares.

– Dejeme ver si puedo llamar a la senora Chavez. Estoy segura de que ella podra dar respuestas a sus necesidades.

La recepcionista levanto el telefono y marco tres digitos. Mire a Rachel, que arqueo una ceja. Ella estaba experimentando la misma sensacion que yo: habia algo raro.

La recepcionista hablo en voz baja al telefono y enseguida colgo. Levanto la vista y nos sonrio.

– La senora Chavez saldra ahora mismo.

Ahora mismo se convirtio en diez minutos. Se abrio una puerta detras del mostrador de recepcion y aparecio una mujer joven de pelo negro y tez morena. Rodeo el mostrador y me tendio la mano.

– Senor Mc Evoy, soy Yolanda Chavez, asistente ejecutiva del senor Mc Ginnis. Espero que no les importe que les ensene yo las instalaciones.

Le estreche la mano y presente a Rachel.

– Nuestra cita era con Declan Mc Ginnis -dijo-. Nos hicieron creer que una empresa de nuestro tamano y volumen de negocio merecia la atencion del director ejecutivo.

– Si, les aseguro que estamos muy interesados en su negocio. Pero el senor Mc Ginnis esta en casa enfermo hoy. Espero que lo comprendan.

Mire a Rachel y me encogi de hombros.

– Bueno -dije-. Si nos muestra las instalaciones, podriamos hablar con el senor Mc Ginnis cuando se sienta mejor.

– Por supuesto -dijo Chavez-. Y les puedo asegurar que he guiado la visita en numerosas ocasiones. Si me conceden diez minutos, se lo mostrare todo.

– Perfecto.

Chavez asintio con la cabeza, luego se inclino sobre el mostrador de recepcion y se agacho para coger dos tablillas con portapapeles. Nos las paso.

– Primero tenemos que conseguir una autorizacion de seguridad -dijo-. Si firman esta renuncia, hare copias de sus carnets de conducir. Y de la carta de presentacion que dicen que han traido.

– ?En serio necesita nuestros carnets? -le pregunte con una leve protesta.

Me preocupaba que nuestros carnets de California pudieran levantar una sospecha, porque habiamos dicho que veniamos de Las Vegas.

– Lo lamento, pero es nuestro protocolo de seguridad. Se solicita a cualquiera que haga el recorrido por las instalaciones. No hay excepciones.

– Es bueno saberlo. Solo queria asegurarme.

Sonrei. Ella no lo hizo. Rachel y yo entregamos nuestros carnets y Chavez los examino en busca de alguna indicacion de que pudiera tratarse de falsificaciones.

– ?Los dos son de California? Pensaba que…

– Los dos somos nuevos empleados. Yo hago basicamente trabajo de investigacion y Rachel sera la encargada de Tecnologias de la Informacion, una vez que reconfiguremos nuestro departamento de TI.

Sonrei de nuevo. Chavez me miro, se acomodo las gafas de carey y pidio la carta de mi nuevo empleador. Yo la saque del bolsillo interior de la chaqueta y se la entregue. Chavez nos dijo que volveria a recogernos para iniciar la visita en diez minutos.

Rachel y yo nos sentamos en el sofa debajo de una de las ventanas y leimos el documento de renuncia fijado al portapapeles. Era un documento bastante sencillo, con casillas de verificacion que acreditaban que el firmante no era empleado de un competidor, que no tomaria fotografias durante el recorrido por las instalaciones y no revelaria ni copiaria ninguna de las practicas comerciales, procedimientos o secretos revelados durante la visita.

– Son muy serios -comente.

– Es un negocio muy competitivo -dijo Rachel.

Garabatee mi firma en la linea y anote la fecha. Rachel hizo lo mismo.

– ?Que opinas? -susurre senalando con la mirada a la recepcionista.

– ?De que? -pregunto Rachel.

– De que Mc Ginnis no este aqui y de la falta de una explicacion solida. Primero se ha retrasado inesperadamente y luego esta en casa enfermo. ?En que quedamos?

La recepcionista levanto la cabeza de la pantalla de su ordenador y me miro directamente. No sabia si me habia oido. Le sonrei y ella enseguida volvio a mirar la pantalla.

– Creo que deberiamos hablar de eso despues -susurro Rachel.

– Entendido -respondi en otro susurro.

Nos quedamos sentados en silencio hasta que Chavez volvio a la zona de recepcion. Nos devolvio nuestros carnets de conducir y nosotros le dimos las tabillas con sujetapapeles. Estudio las firmas de ambos documentos.

– He hablado con el senor Schifino -comento con naturalidad.

– ?Si? -dije con menos naturalidad.

– Si, para verificarlo todo. Quiere que le llame lo antes posible.

Asenti con la cabeza vigorosamente. A Schifino la llamada lo habia pillado por sorpresa, pero al parecer habia seguido la corriente.

– En cuanto terminemos la visita -dije.

– Esta deseando tomar una decision y poner las cosas en marcha -agrego Rachel.

– Bueno, si me acompanan, podemos empezar y estoy segura de que tomaran la decision correcta -concluyo Chavez.

Chavez utilizo una tarjeta llave para abrir la puerta que comunicaba la zona de recepcion con el resto del complejo. Repare en que la tarjeta contenia su foto. Entramos en un pasillo y se volvio hacia nosotros.

– Antes de acceder a los laboratorios de diseno grafico y alojamiento web, dejenme que les hable un poco de nuestra historia y de lo que hacemos aqui -dijo.

Saque un bloc de periodista del bolsillo trasero y me dispuse a tomar notas. Fue un error. Chavez senalo de inmediato la libreta.

– Senor Mc Evoy, ?recuerda el documento que acaba de firmar? -dijo-. Las notas generales estan bien, pero ningun detalle especifico o de propiedad de nuestras instalaciones puede registrarse en modo alguno, y eso incluye las notas escritas.

– Lo siento. Lo habia olvidado.

Guarde la libreta e hice una senal a nuestra anfitriona para que continuara la presentacion.

– Abrimos la empresa hace cuatro anos. Declan Mc Ginnis, nuestro director ejecutivo y socio fundador, creo Western Data teniendo en cuenta la creciente demanda de control, gestion y almacenamiento de un volumen elevado de datos. Reunio a algunos de los mejores y mas brillantes profesionales del sector para que disenaran esta instalacion de ultima generacion. Tenemos casi un millar de clientes, que van desde pequenos bufetes de abogados a grandes corporaciones. Nuestras instalaciones pueden atender las demandas de las empresas de cualquier tamano en cualquier lugar del mundo.

»Puede que les resulte interesante que los bufetes de abogados estadounidenses se hayan convertido en nuestros clientes mas comunes. Estamos especificamente preparados para proporcionar una amplia gama de servicios dirigidos a satisfacer las necesidades de bufetes de abogados de cualquier tamano y en cualquier lugar. Desde servidores a hosting, podemos ocuparnos de todas las necesidades de su firma.

Chavez describio una vuelta completa con los brazos extendidos, como para abarcar todo el edificio, a pesar de que todavia estabamos de pie en un pasillo.

– Tras recibir financiacion de distintos grupos inversores, el senor Mc Ginnis se fijo en Mesa como el lugar ideal para construir Western Data. Despues de una busqueda de un ano entero, concluyo que era la zona que mejor cumplia con los criterios decisivos de ubicacion. Estaba buscando un lugar donde hubiera un bajo riesgo de desastres naturales y ataques terroristas, asi como un suministro de energia que permitiera a la empresa garantizar una actividad ininterrumpida. Ademas, e igual de importante, buscaba un lugar con puentes de acceso directo a las principales redes con grandes volumenes de ancho de banda fiable y de fibra oscura.

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