– ?Fibra oscura? -pregunte.

Enseguida me arrepenti de haber revelado que no sabia algo que posiblemente deberia saber ocupando la posicion que supuestamente ocupaba, pero Rachel intervino y me salvo.

– Fibra optica no utilizada -dijo-. Presente en las redes existentes, pero sin explotar y disponible.

– Exactamente -dijo Chavez.

Empujo para abrir una puerta de doble hoja.

– Ademas de estas demandas especificas respecto a la ubicacion, el senor Mc Ginnis queria disenar y construir una instalacion con el maximo nivel de seguridad y que se ajustara a las normativas de alojamiento HIPPA, SOCKS y S-A-S setenta.

Habia aprendido la leccion y esta vez asenti con la cabeza como si supiera muy bien de que estaba hablando.

– Solo mencionare algunos detalles sobre seguridad e integridad de la planta -dijo Chavez-. Trabajamos en una estructura reforzada capaz de soportar un terremoto de escala siete. No hay identificaciones externas que lo relacionen con el almacenamiento de datos. Todos los visitantes se someten a un control de seguridad y son grabados mientras estan aqui durante las veinticuatro horas y las grabaciones se conservan durante cuarenta y cinco dias.

Senalo la camara estilo casino situada en el techo. Yo levante la cabeza, sonrei y salude. Rachel me lanzo una mirada para indicarme que dejara de comportarme como un nino. Chavez no se dio cuenta: estaba demasiado enfrascada en continuar con su parrafada.

– Todas las areas de seguridad de la instalacion estan protegidas por lectores de tarjetas llave y escaner biometrico de la mano. La seguridad y vigilancia se lleva a cabo desde el centro de operaciones que se encuentra en el bunker subterraneo, junto al centro de hosting. Aqui nos gusta llamarlo la Granja.

Chavez continuo describiendo los sistemas de refrigeracion, suministro electrico y de conexiones de red de la planta, asi como sus sistemas de copias de seguridad y subsistemas redundantes, pero yo estaba perdiendo interes. Habiamos entrado en un gran laboratorio donde mas de una docena de tecnicos construian y mantenian paginas web para la enorme cartera de clientes de Western Data. Al ir pasando me fije en las pantallas de los distintos escritorios y vi que se repetian los motivos legales -la balanza de la justicia, la maza del juez- que indicaban que se trataba de clientes relacionados con el mundo del derecho.

Chavez nos presento a un disenador grafico llamado Danny O’Connor, que dirigia el laboratorio. O’Connor nos dio un sermon de cinco minutos sobre los servicios personalizados veinticuatro horas que recibiria nuestra empresa si llegaba a un acuerdo con Western Data. Se apresuro a mencionar que estudios recientes habian demostrado que los consumidores cada vez mas se dirigian a Internet para cubrir sus necesidades, incluida la busqueda de bufetes de abogados y el contacto para la representacion legal de cualquier clase. Yo lo estudie mientras hablaba, en busca de alguna senal de que estuviera estresado o tal vez preocupado por algo mas que los potenciales clientes que tenia delante. Pero me parecio normal y completamente metido en su charla comercial. Tambien conclui que era demasiado grueso para ser el Patillas. Reducir la masa corporal era algo que no se podia lograr con un disfraz.

Mire por encima del hombro de O’Connor a los numerosos tecnicos que trabajaban en cubiculos, con la esperanza de ver a alguien mirandonos con sospecha o tal vez escondiendose detras de su pantalla. La mitad de ellos eran mujeres y faciles de descartar. Entre los hombres tampoco vi a nadie que me pareciera el hombre que habia ido a Ely a matarme.

– Antes, todos querian el anuncio en la contraportada de las Paginas Amarillas -explico O’Connor-. Hoy en dia se consiguen mas clientes con una buena pagina web a traves del cual se puede establecer un contacto inmediato.

Asenti con la cabeza y lamente no poder decirle a Danny que estaba bien versado en como Internet habia cambiado el mundo. Yo era una de las personas a las que habia atropellado.

– Por eso estamos aqui -dije.

Mientras Chavez hacia una llamada desde su movil, pasamos otros diez minutos con O’Connor y miramos diversas paginas web de bufetes de abogados que Western Data habia disenado y alojaba. Iban desde la pagina de inicio basica que contenia toda la informacion de contacto hasta sitios de niveles multiples con fotos y biografias de todos los abogados, historia de la firma y comunicados de prensa sobre casos sonados, asi como presentaciones graficas interactivas y videos de abogados que explicaban a los espectadores que eran los mejores.

En cuanto terminamos con el laboratorio de diseno, Chavez abrio una puerta con su tarjeta llave y nos condujo por otro pasillo hasta un ascensor. Tuvo que usar de nuevo la tarjeta para llamarlo.

– Ahora voy a llevarles a lo que llamamos el «bunker» -dijo-. Ahi esta nuestra sala COR, junto con las principales instalaciones de la planta y la granja de servidores dedicados a hosting.

Una vez mas no pude contenerme.

– ?Sala COR? -pregunte.

– Centro de Operaciones en Red -dijo Chavez-. Es el verdadero corazon de nuestra empresa.

Al entrar en el ascensor, Chavez explico que, aunque solo ibamos a bajar una planta, desde el punto de vista estructural equivalia a un descenso de seis metros bajo la superficie. Se habia excavado en el desierto con el fin de logar que el bunker fuera impenetrable para el hombre y la naturaleza. El ascensor tardo casi treinta segundos en bajar y me pregunte si se movia tan despacio a fin de que los potenciales clientes pensaran que estaban viajando al centro de la Tierra.

– ?Hay escaleras? -pregunte.

– Si, hay escaleras -dijo Chavez.

Una vez que llegamos abajo, el ascensor se abrio a un espacio que Chavez llamo el octagono. Era una sala de espera de ocho paredes con cuatro puertas, ademas de la del ascensor. Chavez las fue senalando una a una.

– Nuestra sala COR, la sala de equipos, los servicios de la planta y la sala de control de hosting, que conduce a la granja de servidores. Vamos a echar un vistazo al centro de operaciones de red y al centro de hosting, pero solo los empleados con plena autorizacion pueden entrar en el «nucleo», como ellos lo llaman.

– ?Por que?

– El equipo es muy importante y en gran parte es de diseno propio. No lo mostramos a nadie, ni siquiera a nuestros clientes mas antiguos.

Chavez deslizo su tarjeta llave a traves del dispositivo de bloqueo de la puerta del COR y entramos en un espacio estrecho, apenas lo bastante grande para que cupieramos los tres.

– Todos los accesos al bunker cuentan con una puerta de seguridad. Cuando paso la tarjeta en el exterior, suena un pitido en el interior. Los tecnicos que estan dentro tienen la oportunidad de vernos y pulsar un boton de emergencia si creen que somos intrusos.

Saludo a una camara cenital y a continuacion deslizo su tarjeta a traves del lector de la siguiente puerta. Entramos en el centro de operaciones de red, que me resulto un poco decepcionante. Yo estaba esperando un centro de lanzamiento de la NASA, pero solo habia dos filas de puestos de trabajo con tres tecnicos que controlaban senales digitales y de video en multiples pantallas de ordenador. Chavez explico que los tecnicos controlaban el suministro electrico, la temperatura, el ancho de banda y el resto de aspectos mesurables de las operaciones de Western Data, asi como las doscientas camaras situadas en todo el complejo.

Nada me parecio siniestro o relacionado con el Sudes. No vi a nadie alli del que pudiera pensar que era el Patillas. Nadie dio un respingo al levantar la cabeza y verme. Todos parecian mas bien aburridos con la rutina de clientes potenciales de visita.

No hice ninguna pregunta y espere con impaciencia mientras Chavez continuaba con su charla de ventas y concentraba su contacto visual con Rachel, la jefa de TI del bufete. Mirando a los tecnicos que de manera estudiada hacian caso omiso de nuestra presencia, tuve la sensacion de que para ellos era algo tan rutinario que casi se convertia en una actuacion. Imagine que cuando la tarjeta de Chavez disparaba la alerta de intrusion, los tecnicos quitaban el solitario de sus pantallas, cerraban los comics y se cuadraban antes de que franquearamos la segunda puerta. Tal vez cuando no habia visitantes en el edificio, las puertas de seguridad simplemente estaban abiertas.

– ?Que les parece si vamos a ver la granja ahora? -pregunto Chavez por fin.

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