– Claro -dije.
– Voy a dejarles con nuestro director tecnico, quien se ocupa del centro de datos. He de salir a hacer otra llamada rapida, pero volvere a recogerles. Estaran en buenas manos con el senor Carver. El es tambien nuestro IJA.
Mi expresion debio de mostrar que estaba confundido y a punto de hacer la pregunta.
– Ingeniero jefe contra amenazas -respondio Rachel antes de que pudiera preguntar.
– Si -dijo Chavez-. Es nuestro espantapajaros.
Los dos hombres giraron en sus sillas para mirarnos cuando entramos por la puerta, pero luego casi de inmediato volvieron a su trabajo. Era solo otro numero de circo para ellos. Ambos llevaban camisa y corbata, pero el cabello desalinado y las mejillas mal afeitadas indicaban que estarian mas a gusto con camiseta y tejanos.
– Kurt, pensaba que el senor Carver estaba en el centro -dijo Chavez.
Uno de los hombres se volvio hacia nosotros. Era un chico con granos de no mas de veinticinco anos, con un patetico intento de barba en el menton. Tenia un aspecto menos sospechoso que las flores en una boda.
– Ha entrado en la granja para comprobar una incidencia en el servidor setenta y siete.
Chavez se acerco a la estacion de trabajo vacia y levanto un microfono incorporado al escritorio. Pulso un boton del micro y hablo.
– Senor Carver, ?puede hacer una pequena pausa para hablar con nuestros clientes sobre el centro de datos?
No hubo respuesta durante varios segundos y luego lo intento de nuevo.
– Senor Carver, ?esta ahi?
Paso mas tiempo hasta que por fin sono una voz aspera a traves de un altavoz del techo.
– Si, voy para alla.
Chavez se volvio hacia Rachel y hacia mi y miro su reloj.
– Muy bien, el se encargara de esta parte de la visita y yo los recogere dentro de unos veinte minutos. Despues de eso, la visita habra terminado a menos que tengan preguntas especificas sobre el complejo o su funcionamiento.
Se volvio para irse y vi que sus ojos se detenian un momento en una caja de carton apoyada en la silla que habia delante del escritorio vacio.
– ?Esto son las cosas de Fred? -pregunto sin mirar a los dos tecnicos.
– Si -respondio Kurt-. No tuvo tiempo de recogerlo todo. Lo hemos metido en una caja y pensabamos llevarselo. Ayer nos olvidamos.
Chavez fruncio el ceno un momento, luego se volvio hacia la puerta sin responder. Rachel y yo nos quedamos de pie, esperando. Por fin vi a traves del cristal a un hombre con bata blanca que enfilaba uno de los pasillos creados por las filas de torres de servidor. Era alto y delgado y por lo menos quince anos mayor que el Patillas. Sabia que podias hacerte pasar por alguien mayor con un disfraz, pero hacerte mas bajo y mas joven era complicado. Rachel se volvio y me lanzo una sutil mirada inquisitiva. Yo negue con la cabeza subrepticiamente: no es el.
– Aqui viene nuestro espantapajaros -dijo Kurt.
Mire al chico.
– ?Por que lo llamais asi? ?Porque es flaco?
– Porque es el encargado de mantener a todos los pajarracos lejos de los cultivos.
Estaba a punto de preguntarle que queria decir con eso cuando Rachel volvio a llenar los espacios en blanco.
–
Asenti con la cabeza. El hombre de la bata de laboratorio se dirigio a la puerta de vidrio y se estiro hacia un mecanismo de cierre situado a su derecha e invisible para nosotros. Oi un chasquido metalico y el tipo abrio la puerta, entro y volvio a cerrar. Se aseguro de que habia cerrado correctamente. Note una rafaga de aire fresco procedente de la sala de servidores. Repare en que justo al lado de la puerta habia un lector de mano electronico; hacia falta algo mas que una simple tarjeta llave para acceder a la granja. Sobre el lector habia un armarito con una puerta de cristal que contenia lo que parecian un par de mascaras de gas.
– Hola, soy Wesley Carver, director de tecnologia de Western Data. ?Como estan?
Tendio la mano primero a Rachel, que se la estrecho y dijo su nombre. Luego se volvio hacia mi e hizo lo mismo.
– ?Yolanda les ha dejado conmigo, pues? -pregunto.
– Ha dicho que volveria a buscarnos dentro de veinte minutos -dije.
– Bueno, hare lo posible para que no se aburran. ?Les han presentado al equipo? Son Kurt y Mizzou, nuestros ingenieros de soporte de servidor de guardia hoy. Se encargan de mantener las cosas en marcha mientras yo paseo por la granja y persigo a los que piensan que pueden saltar los muros de palacio.
– ?Los
– Si, bueno, sitios como este son un desafio para gente que no tiene nada mejor que hacer. Tenemos que estar permanentemente conscientes y alerta. Hasta ahora todo ha ido bien. Mientras seamos mejores que ellos, nos ira bien.
– Me alegro de oirlo -dije.
– Pero no es lo que han venido a escuchar. Puesto que Yolanda me ha entregado el baston de mando, permitanme que les hable un poco de lo que tenemos aqui.
Rachel asintio con la cabeza e hizo una sena con la mano para que continuara.
– Por favor.
Carver se volvio y se quedo mirando a las ventanas que daban a la sala de servidores.
– Bueno, aqui tenemos el corazon y el cerebro de la bestia -dijo-. Como estoy seguro de que les habra dicho Yolanda, el almacenamiento de datos,
Me fije en que Kurt y Mizzou hacian un gesto de asentimiento y entrechocaban los punos.
– Ningun otro aspecto del mundo del negocio digital ha crecido tan exponencialmente deprisa como este segmento -dijo Carver-. Acceso directo y seguro a los registros y archivos de la empresa, conectividad avanzada y confiable. Eso es lo que ofrecemos. Eliminamos la necesidad de construir esta infraestructura de manera privada, ofreciendo la ventaja de una red troncal de Internet propia de alta velocidad. ?Por que construirla en la trastienda de su bufete de abogados cuando se puede tener aqui y contar con el mismo tipo de acceso sin los gastos generales ni los quebraderos de cabeza que ocasionarian su administracion y mantenimiento?
– Eso ya nos lo han vendido, senor Carver -dijo Rachel-. Por eso estamos aqui y por eso hemos estado buscando en otras firmas. Por lo tanto, ?puede hablarnos un poco acerca de su planta y su personal? Porque ahi es donde vamos a hacer nuestra eleccion. No necesitamos estar convencidos del producto. Tenemos que estar convencidos de las personas a las que confiamos nuestros datos.
Me gusto como Rachel lo estaba alejando de la tecnologia y dirigiendolo hacia las personas. Carver levanto un dedo como si fuera a senalar algo importante.
– Exactamente -dijo-. Siempre se reduce a la gente, ?no?
– Por lo general -asintio Rachel.
– Entonces les voy a dar una imagen rapida de lo que tenemos aqui y luego podemos pasar a mi oficina y discutir las cuestiones de personal.
Paso entre la fila de estaciones de trabajo de modo que se quedo de pie justo enfrente de los ventanales que