– Entonces, ?que opinas?

– Opino que casi la cago. A lo mejor lo he hecho.

– ?Te refieres al final? Creo que no pasa nada. Nos ha salvado Chavez. Solo has de recordar que ya no llevas esa placa que abre todas las puertas y hace que la gente tiemble y responda a tus preguntas.

– Gracias, Jack. Lo recordare.

Me di cuenta de lo cruel que debia de haber sonado.

– Lo siento, Rachel, no queria…

– Esta bien. Entiendo lo que querias decir. Me molesta porque tienes razon, y lo se. Ya no soy lo que era hace veinticuatro horas. Supongo que tengo que recuperar la delicadeza. Mis dias de arrollar con el poder del FBI han pasado.

Rachel miro hacia la ventana, asi que no pude verle la cara.

– Mira, ahora mismo no me preocupa tu delicadeza. ?Que pasa con el ambiente? ?Que opinas de Carver y todos los demas? ?Que hacemos ahora?

Se volvio hacia mi.

– Me interesa mas a quien no vi que a quien vi.

– ?Te refieres a Freddy?

– Y a Mc Ginnis. Creo que tenemos que averiguar quien es este Freddy que se ha ido y que pasa con Mc Ginnis.

Asenti con la cabeza. Estabamos en la misma onda.

– ?Crees que la marcha de Freddy y la desaparicion de Mc Ginnis estan relacionadas?

– No lo sabremos hasta que hablemos con los dos.

– Si, ?como los encontramos? Ni siquiera sabemos el apellido de Freddy.

Rachel vacilo antes de contestar.

– Podria tratar de hacer algunas llamadas, a ver si alguien todavia quiere hablar conmigo. Estoy segura de que cuando vinieron la semana pasada con una orden judicial sacaron una lista de nombres de todos los empleados. Eso habria sido el procedimiento estandar.

Pense que era ilusorio por su parte. En las burocracias de las fuerzas del orden, una vez que estabas fuera, estabas fuera. Y probablemente era mas cierto aun en el caso del FBI. Cerraban filas de tal manera que ni siquiera policias legitimos con placa podian pasar entre ellas. Pense que a Rachel le esperaba un rudo despertar si pensaba que sus antiguos companeros iban a cogerle el telefono, buscar nombres y compartir informacion con ella. Pronto se daria cuenta de que estaba fuera, del otro lado de un cristal de quince centimetros.

– ?Y si eso no funciona?

– Entonces no lo se -dijo secamente-. Habria que hacerlo a la vieja usanza. Volvemos y nos sentamos en ese lugar a esperar a que los colegas vagos de Freddy fichen y se vayan a casa. O nos llevaran directamente a el o podemos usar la delicadeza con ellos.

Lo dijo con pleno sarcasmo, pero me gusto el plan y pense que podria funcionar para averiguar quien era Freddy y donde vivia. Aunque no creia que fueramos a encontrarlo. Tenia la sensacion de que Freddy se habia largado.

– Creo que es un buen plan, pero me da la sensacion de que Freddy se ha ido hace mucho. No solo se ha ido del trabajo. Se ha ido de la ciudad.

– ?Por que?

– ?Has mirado en esa caja?

– No, estaba demasiado ocupada manteniendo entretenido a Carver. Se suponia que tenias que mirar la caja tu.

Eso era una novedad para mi, pero sonrei. Era la primera senal de que Rachel nos veia como socios en ese caso.

– ?En serio? ?Eso es lo que estabas haciendo?

– Por supuesto. ?Que habia en la caja?

– Cosas que no dejarias si te vas de tu trabajo: cigarrillos, unidades flash y un iPod. Para los chicos de esa edad, el iPod es indispensable. Ademas hay que tener en cuenta el calendario: el FBI se presenta un dia y esa misma noche se ha largado. No creo que vayamos a encontrarlo aqui en Mesa, Arizona.

Rachel no respondio. La mire y vi su ceno fruncido.

– ?Que estas pensando?

– Que probablemente tengas razon. Y eso me hace pensar que hemos de llamar a los profesionales. Como he dicho, probablemente ya conocen su nombre y lo pueden comprobar enseguida. Aqui estamos acelerando en falso y haciendo saltar arena.

– Todavia no, Rachel. Por lo menos, vamos a ver que podemos encontrar hoy.

– No me gusta. Deberiamos llamarlos.

– Todavia no.

– Mira, tu has hecho la conexion. Pase lo que pase, sera porque tu hiciste el paso decisivo. Se te reconocera.

– No me preocupa el reconocimiento.

– Entonces, ?por que estas haciendo esto? No me digas que todavia se trata del articulo. ?Aun no has asumido eso?

– ?Tu has asumido que ya no eres agente del FBI?

Rachel no respondio y miro por la ventana.

– Lo mismo me pasa a mi -le dije-. Este es mi ultimo articulo y es importante. Ademas, esto podria ser tu billete de vuelta. Si identificas al Sudes, te devolveran la placa.

Rachel nego con la cabeza.

– Jack, no sabes nada del FBI. No hay segundos actos. Renuncie bajo amenaza de enjuiciamiento. ?No lo entiendes? Podria encontrar a Osama bin Laden escondido en una cueva en Griffith Park y no me dejarian volver.

– Esta bien, esta bien. Lo siento.

Circulamos en silencio despues de eso y pronto vi un restaurante de barbacoa llamado Rosie’s a la derecha. Era temprano para comer, pero la intensidad de hacerme pasar por quien no era durante la ultima hora me habia dejado famelico. Aparque.

– Vamos a comer algo y a hacer algunas llamadas y despues volvemos y esperamos a que Kurt y Mizzou fichen -dije.

– Como quieras, companero -dijo Rachel.

Capitulo 15

La granja

Carver se quedo sentado en su oficina, estudiando los angulos de camara. Mas de cien perspectivas del edificio y sus alrededores. Todo bajo su control. En ese momento, estaba manipulando la camara exterior situada en una de las esquinas superiores de la fachada delantera del edificio. Al elevar y girar la lente, y ajustar el enfoque, podia ver a ambos lados de Mc Kellips Road.

No tardo mucho en descubrirlos. Sabia que volverian. Conocia bien los procesos de pensamiento.

Mc Evoy y Walling habian aparcado junto a la pared exterior del almacen de Public Storage. Estaban mirando hacia Western Data al mismo tiempo que el los estaba observando. Solo que el no lo hacia de manera tan obvia.

Carver jugo con la idea de dejar que se cocieran alli. Esperar mas tiempo para darles lo que querian. Pero luego decidio mantener el ritmo. Cogio el telefono y marco tres numeros.

– Mizzou, ven aqui, por favor. Esta abierto.

Colgo el telefono y espero. Mizzou abrio la puerta sin llamar y entro.

– Cierra la puerta -dijo Carver.

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