– ?Es lo unico que se!

– En ese caso, levanta.

– ?Que?

– Levantate y date la vuelta.

– ?Que va a hacer?

– Te digo que te levantes y que te des la vuelta. Lo que vaya a hacer no te importa.

Mizzou obedecio a reganadientes. Si hubiese podido girar la cabeza ciento ochenta grados para no perder de vista a Rachel, lo habria hecho. En la realidad estaria cerca de los ciento veinte.

– Les he dicho todo lo que se -argumento con desesperacion.

Rachel se le acerco por detras y le hablo directamente al oido.

– Si averiguo algo diferente a lo que dices volvere a por ti -dijo.

Sujetandolo por la brida lo condujo rodeando el tabique hasta la mesa de trabajo. Cogio unas tijeras del estante y corto la brida para liberarle las munecas.

– Largo de aqui, y no le digas a nadie lo que ha pasado -le dijo-. Si hablas, nos enteraremos.

– ?No dire nada! Se lo prometo, ?no dire nada!

– ?Vete!

Casi resbalo cuando se volvio para dirigirse a la puerta. El trayecto era largo y el orgullo le abandono cuando le faltaban tres metros para llegar a la libertad. Esos ultimos pasos los hizo corriendo, abrio la puerta muy deprisa y la cerro con estruendo. En menos de cinco segundos oimos que arrancaba la moto.

– Me ha encantado ese movimiento, como lo has tirado sobre la cama como si tal cosa -observe-. Creo que ya lo habia visto antes.

Rachel me ofrecio una levisima sonrisa como respuesta y luego volvio al trabajo.

– No se si va a correr a explicarselo a la policia o no, pero no nos entretengamos demasiado aqui.

– Larguemonos ahora.

– No, todavia no. Echemos un vistazo a ver que podemos averiguar sobre ese tio. Diez minutos y nos marchamos. No dejes tus huellas.

– Muy bien. ?Como lo hago?

– Eres un periodista. ?No llevas tu boligrafo preferido?

– ?Claro!

– Pues usalo. Disponemos de diez minutos.

Pero no necesitamos diez minutos. Enseguida quedo claro que se habian llevado cualquier cosa que resultara vagamente personal sobre Freddy Stone. Utilizando mi boligrafo para abrir armarios y cajones, los encontre todos vacios o con solo utensilios de cocina o comida empaquetada. La nevera estaba casi vacia; en el congelador habia un par de pizzas y una cubitera vacia. Mire en el armario y debajo de este: nada. Mire bajo la cama y entre el colchon y el somier: no habia nada. Incluso los cubos de basura estaban vacios.

– Vamonos -dijo Rachel.

En ese momento yo estaba mirando debajo de la cama y en cuanto levante la vista ella ya estaba en la puerta. Bajo el brazo llevaba la caja que Mizzou acababa de dejar. Recordaba haber visto unidades de memoria USB alli. Quiza contendrian la informacion que necesitabamos. Corri tras ella, pero en cuanto cruce la puerta vi que no estaba en el coche. Me volvi y la atisbe justo antes de que desapareciera por la esquina del edificio para meterse en el callejon.

– ?Eh!

Corri hacia alli y al doblar la esquina la vi caminando con decision por el centro del callejon.

– Rachel, ?adonde vas?

– Ahi dentro habia tres cubos de basura -me dijo por encima del hombro-. Los tres estaban vacios.

Entonces me di cuenta de que se dirigia hacia el primero de dos contenedores de basura de tamano industrial situados a ambos lados del callejon. En el momento en que le di alcance me paso la caja de Freddy Stone.

– Aguanta esto.

Levanto la pesada tapa de acero y esta cayo con estrepito contra la pared de atras. Yo eche un vistazo al contenido de la caja de Freddy y me di cuenta de que alguien, probablemente Mizzou, se habia quedado con sus cigarrillos. No crei que Freddy fuera a echarlos en falta.

– ?Has mirado en los armarios de la cocina?

– Si.

– ?Has visto si habia bolsas de basura?

Tarde un momento en entender lo que me preguntaba.

– Si, si, habia una caja debajo del fregadero.

– ?Eran blancas o negras?

– Eh…

Cerre los ojos, intentando visualizar lo que habia visto en el armario de debajo del fregadero.

– ?Negras! Negras y con cordon rojo.

– Eso lo reduce un poco.

Habia metido los brazos en el interior del contenedor. Estaba medio lleno y olia fatal. La mayoria de los detritos no estaban en bolsas, sino que los habian tirado alli directamente. Casi todo eran escombros de alguna obra de reparacion o de renovacion. El resto era basura en proceso de descomposicion.

– Vamos a ver el otro.

Cruzamos el callejon. Deje la caja en el suelo y levante la pesada tapa del contenedor. De buenas a primeras el olor era todavia mas penetrante y al principio pense que habiamos encontrado a Freddy Stone. Me eche atras y me volvi, sacando aire por la boca y la nariz para tratar de sacudirme aquel hedor.

– No te preocupes, no es el -dijo Rachel.

– ?Como lo sabes?

– Porque se como huele un cadaver podrido, y es mucho peor.

Volvi a acercarme al contenedor. Habia varias bolsas de basura, muchas de ellas eran negras y algunas estaban desgarradas y rebosantes de basura putrida.

– Tu tienes los brazos mas largos -dijo Rachel-. Saca las bolsas negras.

– ?Acabo de comprarme esta camisa! -proteste mientras me disponia a hacerlo.

Saque todas las bolsas negras que no estuvieran abiertas y revelaran su contenido y las deje en el suelo. Rachel empezo a abrirlas rasgando el plastico de manera que el contenido permanecia en su sitio. Como si le hiciera una autopsia a una bolsa de basura.

– Hazlo asi, y no mezcles el contenido de bolsas diferentes -me indico.

– Vale. ?Que estamos buscando? Ni siquiera podemos estar seguros de que todo esto provenga de la casa de Stone.

– Ya lo se, pero tenemos que buscar. Quizas encontremos algo que tenga sentido.

La primera bolsa que abri contenia sobre todo confeti de documentos triturados.

– Mira, aqui hay papel triturado.

Rachel observo la bolsa.

– Podria ser suya. Habia una trituradora junto a su mesa de trabajo. Apartala.

Hice lo que me pidio y abri la siguiente, que contenia lo que parecia basura domestica basica. Enseguida reconoci una de las cajas de comida vacias.

– Esta si que es suya. Tenia la misma marca de pizza para microondas en el congelador.

Rachel se acerco.

– Bien. Busca todo lo que sea personal.

No tenia por que decirmelo, pero no quise recriminarselo. Movi las manos con cautela por los restos de la bolsa abierta. Podia afirmar que todo eso provenia de la zona de la cocina. Envoltorios de comida, latas, pieles podridas de platano y corazones de manzana. Me di cuenta de que podria haber sido peor. Solo habia un microondas en el almacen convertido en loft. Eso limitaba las opciones y la comida venia en recipientes perfectamente limpios que podian cerrarse hermeticamente antes de desecharlos.

En el fondo de la bolsa habia un periodico. Lo saque con cuidado, pensando que la fecha de publicacion podria ayudarnos a precisar cuando habian echado la bolsa al contenedor. Estaba doblado de la manera en que podria llevarlo un viajero. Era la edicion del Las Vegas Review Journal del miercoles anterior, el

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