Su contestacion se vio interrumpida por la aparicion de Cuchulainn en el dormitorio.

– ?Despierta, hermana mia! No puedes pasarte todo el dia en la…

Cu se quedo callado al ver a Brenna. Elphame vio que la expresion de su amiga cambiaba, y que miraba con asombro a Cuchulainn. Brenna aparto su mano de la de Elphame, inclino la cabeza y se puso a mirar la mesa. Fue muy facil ver el dolor, puro y feroz, que se reflejo en su rostro, antes de que ella lo enmascarara todo con su velo de pelo negro.

– No sabia que estabas aqui, Brenna. De haberlo sabido no habria venido sin avisar. No queria interrumpiros.

Elphame miro a su hermano. Su expresion, como su voz, era la de un nino arrepentido. Miraba a Brenna con tristeza. Elphame se volvio de nuevo hacia Brenna. La Sanadora seguia mirando a la mesa con fijeza, ignorando a Cuchulainn.

Habia sido Cu quien le habia hecho dano a Brenna la noche anterior. Elphame penso que debia tener una conversacion muy seria con su hermano. ?Como le habia llamado El MacCallan? «Borrico». Tenia que admitir que tal vez el viejo espiritu tuviera razon.

– Cu, tienes que aprender a llamar a la puerta. Pero ahora que ya estas aqui, sientate. Hay mucha comida, y aunque tengas modales de barbaro, puedes sentarte a desayunar con nosotras.

Brenna se puso en pie tan rapidamente que su silla cayo al suelo.

– Tengo que irme. Todavia no he ido a visitar al trabajador que tiene la mano herida. Necesito cambiarle la venda -dijo, mientras pasaba por delante de Cuchulainn sin mirarlo.

– Espera, Brenna. Seguro que tienes tiempo para terminar el desayuno.

– No, debo irme. Vendre a verte despues de la cena para inspeccionar de nuevo tu herida. No te esfuerces demasiado hoy, Elphame -anadio mientras salia por la puerta, como si no pudiera esperar.

Cuchulainn se quedo inmovil.

Elphame fruncio el ceno y cabeceo.

– ?A que esperas? ?Ve tras ella! Anoche llegaste demasiado tarde, intenta hacerlo mejor ahora.

Cu se quedo asombrado.

– ?Como lo sabes?

– Te lo explicare despues. Vete.

El asintio y sonrio con tristeza. Le soplo un beso a Elphame desde la puerta.

– Gracias, hermana mia.

– Arregla lo que hayas hecho mal -murmuro ella mientras la puerta se cerraba.

Capitulo 23

– ?Espera, Brenna! -dijo Cuchulainn, corriendo por el pasillo tras ella.

Brenna miro hacia atras, y por un momento tuvo la tentacion de huir. Estaba casi al final del corredor, y seguramente podia llegar a las zonas publicas del castillo antes de que el pudiera alcanzarla. Y entonces, ?que? Estar en publico solo serviria para empeorar las cosas. Por lo menos, alli nadie iba a presenciar lo que ocurriera entre ellos. Brenna se detuvo y se volvio hacia Cuchulainn. Empezo a bajar la cabeza para ocultarle la cara, cuando, inesperadamente, la ira de la noche anterior se desvanecio. No. Iba a enfrentarse cara a cara a su lastima.

– Te debo una disculpa por mi comportamiento de ayer.

– No me debes ninguna disculpa, Cuchulainn -dijo Brenna, y alzo una mano para interrumpirlo. Para su asombro, el la tomo y, antes de que ella pudiera protestar, se la llevo a los labios y le beso el dorso.

– Por supuesto que si. Habia bebido demasiado vino. Fui maleducado y bruto. Por favor, perdoname -le dijo el. No le habia soltado la mano, y estaba dibujando circulos con el pulgar sobre la delicada piel que acababa de besar.

Brenna se quedo helada. Recibir un beso en la mano… Era algo tan sencillo… Los hombres y las mujeres intercambiaban saludos asi todos los dias. Sin embargo, a ella nunca le habia besado nadie la mano. Ni a modo de saludo, ni con deseo. De repente, tuvo que contener el impulso de echarse a llorar.

– Por favor, no me acaricies asi.

– ?Por que no, Brenna? -pregunto Cuchulainn en voz baja y suave.

?Que podia decirle? ?Que no debia tocarla porque ella lo deseaba desesperadamente, o que no debia tocarla porque el era una herida de la que no seria capaz de recuperarse?

No podia decirle ninguna de aquellas dos cosas. Si lo hacia, iba a romperse en anicos. Asi pues, busco dentro de si el resto de ira que pudiera quedar, y lo encontro al recordar su cuerpo cenido contra el de Wynne mientras bailaban sensualmente la noche anterior.

– Porque a Wynne no le gustaria, pero sobre todo, porque a mi tampoco me gusta -dijo, y con desden, aparto su mano de la de el-. Acepto tu disculpa. Se que no querias ser cruel deliberadamente, pero no tienes que ser tan agradable ahora. Es degradante.

Entonces, se volvio para seguir su camino, pero Cuchulainn la agarro por la muneca.

– Espera, yo…

Brenna miro fulminantemente hacia los dedos que le rodeaban la muneca, y al instante, el la solto.

– No voy a tocarte, pero, por favor, no te vayas. Deja que me explique.

– Cuchulainn, no tienes que explicarme nada.

– ?Si! Si, tengo que hacerlo. Lo primero de todo es que yo no tengo ningun interes en Wynne.

– Eso no es asunto mio.

– ?Brenna! Por favor, ?puedes dejarme continuar?

Brenna se encogio de hombros, fingiendo una indiferencia que no sentia.

– Anoche estaba muy borracho. Mi unica defensa, por patetica que sea, es que normalmente tengo mas sentido comun, por lo menos con respecto al vino. Ayer deje que la celebracion me lo arrebatara. Cuando comenzo la musica, solo podia pensar en lo mucho que queria bailar contigo, y cuando me rechazaste, me quede sorprendido y desconcertado. Pensaba que te caia bien, y por mucho que me duela admitirlo, la Cazadora tenia razon. No estoy acostumbrado a que una mujer me diga que no. Reaccione como un nino mimado -dijo, y despues la miro con una expresion de picardia-. Cuando dijiste que no sabias bailar, tendria que haberme sentado a tu lado y susurrarte los pasos de baile al oido, y decirte lo mucho que deseo ensenarte a bailar, en privado.

Brenna tuvo que recordarse que debia respirar.

– Te segui. Al ver que te habias marchado, fui a buscarte. Brenna, a mi no me interesa Wynne. Me interesas tu.

Brenna noto que su rostro enrojecia de calor, y se enfurecio.

– ?Como puedes ser tan cruel?

– ?Cruel? ?Por que es cruel decirte que te deseo?

– Porque es una mentira, o un juego, o una fantasia enfermiza.

– Ahora me insultas.

– ?Que te insulto? Como siempre, piensas que tu eres el centro de todo. Tu bebiste demasiado. Tu pensaste solo en lo que querias hacer. Tu deberias haber hecho esto o lo otro. ?Es que nunca tienes en consideracion los sentimientos de los demas?

– Si, yo…

– ?Escuchate! «Si, yo». ?Y yo que? ?Alguna vez has pensado que tal vez yo no quiera ser el juguete del gran Cuchulainn? ?Has pensado que tal vez no te desee? Cuchulainn, eres mi amigo y el hermano de la Jefa del Clan, y eres un guerrero admirable. Te tratare con el respeto que mereces, y te curare como a cualquier otro miembro del clan si lo necesitas. Pero no pienso dejar que me utilices para tu divertimento personal.

En aquella ocasion, cuando ella se dio la vuelta para salir del pasillo, Cuchulainn no la siguio.

– Cu -dijo Elphame desde el otro extremo del corredor. Su hermano se volvio y la miro con una expresion extrana-. Ven aqui. Vamos a hablar.

El asintio.

– Sientate -le dijo ella cuando ambos estuvieron en el dormitorio y le sirvio un poco de tisana-. Bebetelo.

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