corren tras su presa con una intensidad que las ciega, y pierden conciencia de todo lo que las rodea. Seguramente, intento saltar el tronco y, a tanta velocidad, la rama se le clavo como si fuera una lanza.

Cuchulainn se agacho. La loba se habia empalado a si misma a la altura del pecho. El sacudio la cabeza.

– Pero ?por que estaba cazando sola? Los lobos viven en manadas.

– La mayoria si, pero mira su tamano. Claramente, es el animal mas pequeno de una camada. Normalmente no le habrian permitido que tuviera lobeznos. Creo que la hembra dominante la echo de la manada, porque no queria compartir con ella al macho dominante, y la manada casi nunca permite que los miembros mas debiles crien -la Cazadora siguio observando el cuerpo del animal, y leyendo la historia que contaba-. Mirale la cabeza y el cuello. Tiene muchas cicatrices. Deberia haber muerto. Es asombroso que se recuperara y sobreviviera tanto tiempo por si misma.

Muchas cicatrices… Deberia haber muerto… Cuchulainn apreto la mandibula. De repente, se incorporo y miro a la Cazadora.

– ?Cuanto tiempo crees que lleva muerta?

Brighid se encogio de hombros.

– Unos dos dias.

– No es demasiado tarde.

– ?Para que?

– Tal vez algunos sigan con vida. Vamos a buscarlos -dijo el, y se encamino hacia su caballo.

– Cuchulainn, ?a que te refieres?

El subio a la montura y la miro.

– Demuestrame que eres tan buena Cazadora como yo creo que eres.

Ella alzo la barbilla.

– ?Y como sugieres que lo haga?

El sonrio con tristeza.

– Quiero que encuentres a los lobeznos.

Capitulo 25

La cena fue deliciosa, y aunque Elphame estaba empezando a preguntarse por la ausencia de su hermano y de Brighid, tomo un poco de vino y charlo con Danann. Ella no era la ninera de Cuchulainn. El sabia cuidarse. Igual que Brighid.

Ademas, estaba Lochlan. Cuando ella le habia dicho a Brighid que fuera de caza con Cu, solo estaba pensando en Brenna y en su hermano. ?Y si la Cazadora se topaba otra vez con aquellas huellas tan poco corrientes? O, peor todavia, ?y si las veia Cuchulainn?

Intento sonreir y prestar atencion, amablemente, a lo que le estaba diciendo el Maestro de la Piedra, y despues se volvio hacia Brenna, intentando sacarle algo de conversacion una vez mas. La Sanadora no se dejo convencer. Estaba silenciosa, mirando su plato, y alzando la vista ansiosamente solo cuando alguien entraba en el salon.

Tal vez no hubiera sido tan buena idea mandar de caza a Cuchulainn. Tal vez habria sido mejor dejarle que siguiera metiendo la pata con Brenna. Elphame suspiro. Se estaba sirviendo mas vino cuando el sonido de unos cascos anuncio el regreso de Brighid. La Cazadora entro en el salon con una media sonrisa. Capto la mirada de Elphame y le guino un ojo antes de que Cuchulainn entrara a toda prisa detras de ella.

– ?Brenna! -grito-. Te necesito.

Elphame se dio cuenta de que Brenna daba un respingo, pero cuando la Sanadora vio la expresion de Cuchulainn, la doncella timida desaparecio, y al instante, se puso en pie y fue hacia el.

– ?Estas herido? -le pregunto con la voz calmada de una Sanadora experta.

– No -dijo el-. No soy yo. Es ella -dijo Cuchulainn.

Entonces se abrio la pechera de la tunica y saco un monton de pelo gris, pequeno y sucio.

Brenna intento dar un paso atras, pero el la agarro por la muneca y no se lo permitio.

– ?A que estas jugando, Cuchulainn? -pregunto ella, en un tono frio de enfado.

Elphame miro por encima del hombro de su amiga al monton de pelo.

– ?Esta viva?

– De milagro -respondio Cuchulainn. Despues se volvio hacia Brenna-. No estoy jugando a nada. Necesito que me ayudes a salvar a la lobezna.

– ?Donde esta su madre? -pregunto Brenna mientras se zafaba de su mano, aunque en aquella ocasion no hizo ademan de alejarse.

– Esta muerta, en el bosque. Como sus cuatro hermanos.

– ?La has matado tu? -pregunto Brenna con censura.

Brighid resoplo.

– Cuchulainn no era amenaza para ningun animal hoy. El guerrero ha fallado todos los disparos que ha hecho -dijo, ignorando la cara de pocos amigos de Cuchulainn-. Encontramos muerta a su madre, y el se empeno en que yo siguiera el rastro hasta su guarida.

Elphame se acerco a su hermano y acaricio suavemente la bola de pelo. Era una lobezna muy pequena. No ocupaba del todo la palma de la mano de Cuchulainn. Tenia los ojos cerrados y llenos de suciedad, como el resto del pelaje. Tenia la nariz palida y seca. Si no hubiera emitido un quejido, El habria pensado que estaba muerta.

– Esta muy debil y deshidratada. Seguramente ha pasado dos dias sin tomar ningun alimento -dijo Brenna. Le puso el dedo en la boca, y el animal succiono debilmente-. Es una buena senal que todavia quiera mamar, pero necesita leche, grandes cantidades, y a menudo. Y tal vez no sobreviva, hagas lo que hagas.

– ?Lo que haga yo? -pregunto Cu-. Pero yo creia que tu…

– Trae a tu lobezna a las cocinas. Wynne tendra una gasa para hacer queso. Te ensenare a hacer una tetilla -dijo Brenna, y se dirigio hacia la cocina.

Cu volvio a meterse la lobezna en la tunica y, entre las risas que se hicieron en el salon, siguio a la Sanadora.

– Una lobezna, ?eh? -pregunto Elphame, sonriendo a Brighid.

– En teoria era una idea excelente. Traerle una pobre cria desamparada a la Sanadora a la que esta intentando cortejar. Les derretiria el corazon a la mayoria de las doncellas.

– Brenna no es como la mayoria de las doncellas.

– Exacto.

– ?Esta tomandola!

Cuchulainn sintio un inmenso alivio. Estaba sentado en una silla junto al pequeno escritorio de la tienda que habia sido de su hermana y habia pasado a ser la suya. Parte de su plan habia funcionado. Brenna estaba a solas con el en su tienda. Wynne les habia echado a los dos de la cocina diciendo que los unicos animales que podian entrar alli eran los animales muertos y listos para el puchero. El tenia a la lobezna envuelta en una manta sobre el regazo, y llevaba un rato intentando que aceptara la leche de la tetilla artificial. La lobezna, al principio, se habia negado a mamar, gimiendo lastimeramente, como si quisiera morir.

– Con cuidado, con constancia. No es una batalla que tengas que ganar -le dijo Brenna-. Ha sufrido mucho, y tienes que conseguir que se sienta lo suficientemente segura como para mamar.

Asi que Cuchulainn la habia animado y la habia engatusado hasta que, al final, la lobezna acepto la tetilla. El sonrio a Brenna con euforia.

– ?Es fantastico! ?Mira que bien esta bebiendo!

Brenna tuvo que contener la sonrisa. Aquel guerrero joven y viril nunca habia estado mas atractivo que en aquel momento, despeinado, lleno de leche y oliendo a excremento de lobo.

– No te hagas ilusiones. No esta fuera de peligro.

Cuchulainn fruncio el ceno y le acaricio el pescuezo a la lobezna, lo que hizo que la pequena criatura grunera y succionara con mas fuerza.

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