– Una imagen idealizada de ti y no de la persona que tu sabias que eras -dijo Georgiana, sonriendo-. Aunque yo siempre he pensado que ese retrato te refleja perfectamente.

Darcy acepto el elogio de su hermana con una inclinacion de cabeza.

– Sin duda, esa es la perspectiva logica de una hermana menor -repuso, sonriendo a su vez-. Pero ?que tiene que ver eso con tu retrato? Se espera que el dia que se descubre sea una ocasion especial. Lawrence se sentiria ofendido si no lo hacemos, y con razon. Lo consideraria una critica explicita a su talento. -A juzgar por la expresion de su hermana, se veia que eso la mortificaba-. No tenemos que hacer algo muy pomposo. Solo la familia y amigos cercanos -explico Darcy-. Es un retrato absolutamente perfecto, Georgiana.

Al oir la descripcion de Darcy, Georgiana bajo los ojos; pero cuando los levanto, Darcy vio en ellos una serenidad que el mundo aun no habia tocado.

– Si, absolutamente «perfecto». -Se inclino para acercarse mas y agarro la mano de Darcy con sus delicados dedos-. ?Pero no soy yo, Fitzwilliam! Yo no soy esa criatura «absolutamente perfecta» que aparece en el cuadro, y no tengo ningun deseo de participar en ese engano, de pararme junto al retrato y pretender que todo lo que aparece alli reflejado es verdad.

– ?Querrias que Lawrence agregara algunos defectos, tal vez una o dos verrugas? -se burlo Darcy, pero en realidad se sentia inquieto y confundido por la reticencia de su hermana-. ?Georgiana, no hay nada malo en tu retrato!

– No, solo que no es totalmente honesto mostrar que no soy asi. -Se recosto contra el respaldo de la silla, dejando escapar un suspiro-. Fitzwilliam, cuando viste por primera vez tu retrato, esa imagen idealizada de ti, ?que mas sentiste? ?Que pensaste?

Darcy cerro los ojos brevemente para tratar de eludir la intensa mirada de su hermana y respiro profundamente, mientras apretaba la mandibula. ?Que queria Georgiana de el? La verdad, fue la respuesta que Darcy oyo con claridad en su mente, solo la verdad.

Darcy volvio a abrir los ojos y contesto:

– Le pedi a Dios que algun dia pudiera llegar a ser el hombre que aparecia en el cuadro, una persona mejor, mas sabia; que no fuera una decepcion para mi posicion, mi apellido… o para mi mismo -anadio, desviando la mirada. Pero Darcy se habia decepcionado a si mismo. En el castillo de Norwycke habia visto las oscuras profundidades que alcanzaba su corazon, que no habia sido capaz de eliminar. Siguio hablando, pero comenzo a sentirse cada vez menos seguro de si mismo-: Que pudiera ser… en todos los aspectos… un caballero de verdad… -Se detuvo al sentir que se le atragantaba en la garganta la palabra que Elizabeth le habia echado en cara durante su entrevista, y que lo habia golpeado tanto.

Se levanto bruscamente del asiento y abandono la mesa; pero no parecia haber ningun lugar adonde ir, ningun lugar donde pudiera escapar de lo que se habia convertido en una aplastante verdad. Aunque fuera cierto que se portaba como un caballero en el resto de los aspectos de la vida, era evidente que habia fallado ante los ojos de la persona que mas deseaba que lo admirara. Y si habia fallado de una manera tan estrepitosa en el pequeno mundo de Elizabeth, ?podia decir que alguna vez se habia conocido de verdad? Las provocaciones de Sylvanie adquirieron ahora un nuevo significado. ?Seria posible que ella se hubiese dado cuenta de sus defectos y hubiese tratado de aprovecharlos? Con esa revelacion surgio la sospecha de que los otros calificativos de Elizabeth tambien pudieran ser ciertos: arrogante, vanidoso, con egoista desden hacia los sentimientos ajenos. Todos parecian describir el caracter de una especie de monstruo, cuya existencia el habia atribuido a la rabia de Elizabeth, y por eso los habia desechado rapidamente como si no tuvieran ninguna relacion con el. Sin embargo, ?no llevaba varios dias dandoles vueltas a esos mismos calificativos, resentido por la desconsideracion con que Elizabeth se los habia aplicado? ?Por que las palabras de aquella joven no le habian provocado un odio furibundo hacia ella? Porque, a pesar de toda la ira y el resentimiento que sentia, le dolia haberla perdido. Se dirigio hasta la ventana, extendio los brazos y se agarro del marco, mientras miraba la luz del sol que entraba por el cristal. ?Odiar a Elizabeth? ?Como podria llegar a hacerlo? ?Como podria odiar a la mujer que amaba, por exigirle que fuera el hombre que el mismo siempre habia deseado ser?

La suave presion de una mano sobre su brazo lo trajo de nuevo al presente. Bajo la mirada hacia unos ojos llenos de compasion, para ver a su hermana que le tiraba de la manga. Incapaz de negarse, Darcy se inclino y Georgiana lo beso en la mejilla.

– Querido hermano, cuentamelo -susurro Georgiana-. Cuentame que ocurrio en Rosings.

Al oir la suplica de Georgiana, Darcy la miro a la cara, sintiendo que el corazon dejaba de latirle en el pecho, pero enseguida se recupero. La amorosa peticion de Georgiana y su tierno beso habian llegado al fondo de su alma, tentandolo a relatarle todo el dolor que le habia causado el rotundo rechazo de Elizabeth y la amargura que le producia pensar en esa imagen de si mismo surgida a raiz de su entrevista; pero algo en los ojos de Georgiana le hizo contener la lengua con un subito e airado ataque de terquedad. ?Seria posible que ella pudiese comprender su dolor? Si, Darcy estaba seguro de que lo que Georgiana habia experimentado a causa de las manipulaciones de Wickham debia de haber sido igual de devastador, antes de que provocara en ella esos cambios tan inesperados e hiciera surgir esa singular madurez que ahora mostraba. Pero aunque se seguia sintiendo agradecido por el consuelo que ella habia encontrado en la religion, el no podia encontrar en los frios preceptos divinos nada, hasta ahora, ni siquiera la compasiva solicitud de los ojos de Georgiana, que lo arrastrara en esa direccion. La religion siempre le habia hecho sentir incomodo y, despues de todo lo que habia vivido ultimamente a causa de los mandatos de la providencia, se sentia decididamente opuesto a ella.

– ?Fitzwilliam? -El tono de la voz de Georgiana le advirtio que su actitud habia dejado entrever algo de lo que habia pasado en su interior. Fuera lo que fuera -aun no podia darle un nombre-, Darcy sabia que no era algo apropiado para la tierna sensibilidad de su hermana. Hizo un esfuerzo para suavizar su expresion y luego se volvio hacia ella, le tomo la mano y se la llevo a los labios.

– No paso nada, querida. No te preocupes. -Darcy le acaricio la mano con el pulgar, pero no pudo mirarla a los ojos. De repente, su habitacion y, de hecho, toda la casa, parecio convertirse en una jaula que lo oprimia y lo limitaba. ?Sintio que si no salia se iba a ahogar! Solto la mano de Georgiana-. Te agradezco el desayuno y la compania, pero ahora tengo que salir. -Fue rapidamente hasta el cordon de la campanilla y le dio un tiron.

– ?Salir? -Georgiana fruncio el entrecejo con desconcierto-. ?Adonde tienes que ir?

– Tengo que salir, querida -replico Darcy casi con brusquedad, sintiendo que la urgencia por escapar a la aguda observacion de su hermana le resultaba casi un peso intolerable.

– P-pero… no hemos terminado de hablar sobre lo que vamos a hacer con el retrato -tartamudeo Georgiana, suplicandole con los ojos que se quedara.

– El retrato -repitio Darcy de manera distraida, sin ganas de mirarla a los ojos-. Me temo que no podemos dejar de hacer algo especial.

– Fitzwilliam, por favor… -protesto Georgiana, pero el la interrumpio.

– Debes hacerte a la idea, Georgiana, y proceder de la manera que se espera y con tanta elegancia como puedas. Te prometo que reduciremos la lista de invitados solo a la familia y nuestros amigos mas cercanos, pero hay que hacer una celebracion especial para descubrir el retrato. -Solo en ese momento se atrevio a mirar a su hermana, pero vio con alivio que ella habia dado media vuelta. Un ruido en la puerta del vestidor reclamo su atencion.

– ?Senor Darcy? -La formalidad con que Fletcher se inclino para hacer la reverencia revelo que todavia no se habia acostumbrado a la inesperada presencia de la senorita Darcy en la habitacion de su patron.

– Mi abrigo, Fletcher. Voy a salir.

– ?A salir, senor? Pero ?adonde, senor? -pregunto el ayuda de camara, desconcertado por el tono brusco de la orden-. ?Necesita usted el abrigo para dar un paseo, o va a ir en coche…?

– ?Voy a salir! -repitio Darcy, sintiendose cada vez mas irritado mientras se esforzaba por encontrar un destino que pudiera satisfacer al mismo tiempo la curiosidad de sus inquisidores y su propia necesidad de alivio. De pronto se le ocurrio una solucion-. Voy a… ?el club de esgrima!

– Muy bien, senor. -Fletcher volvio a hacer una profunda reverencia, pero su deferencia fue inutil pues, a pesar de la suavidad con que la senorita Darcy cerro la puerta al salir, el ruido resono en toda la habitacion.

– Si. -Darcy miro a su alrededor con gesto de aprobacion, antes de comenzar sus ejercicios de calentamiento. Habia hecho la eleccion correcta. El ambiente del club de esgrima era exactamente lo que necesitaba para

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