despliegue de tolerancia. Te has dado cuenta de que Monmouth ha hecho un par de jugadas sucias, ?no?

– ?Pero eso no lo convierte en el demonio!

– Cierto, Fitz, muy cierto; Monmouth solo es una serpiente, y una muy rastrera, a decir verdad, que esta al servicio del demonio. -En ese momento, uno de los asistentes del salon se acerco para recoger la chaqueta y el chaleco de Brougham, y los dos hombres guardaron silencio. Darcy observo detenidamente como su amigo se quitaba las prendas y luego retrocedio, al mismo tiempo que Dy aceptaba el chaleco protector y el florete que le ofrecia el sirviente y comenzaba su propia rutina de estiramientos.

Darcy sacudio la cabeza y dejo escapar un hondo suspiro. Una vez mas, Dy habia logrado despertar su curiosidad con aquel discurso tan enigmatico. Pero sabia perfectamente que hacerle mas preguntas o exigirle una explicacion seria inutil. Su amigo se limitaria a encogerse de hombros y le responderia con una de esas ingenuas miradas de desconcierto, mientras decia que ya se le habia olvidado la estupidez que estaba diciendo y que no habia de que preocuparse. Ademas, sabia que la aparicion de su amigo en el club de esgrima de Genuardi no era accidental, sino que estaba relacionada en cierta forma con Georgiana, y eso le preocupaba mas que lo que Dy pudiera pensar de los amigos de Monmouth. Tras unos pocos minutos de ejercicio, Dy dejo caer el brazo que sostenia la espada y miro a Darcy, al tiempo que le decia laconicamente:

– ?Listo?

– ?Esa es toda la preparacion que necesitas? -Darcy miro a su amigo con incredulidad-. ?Cuanto tiempo hace, Dy? ?Has practicado alguna vez desde que salimos de la universidad? No has calentado lo suficiente…

– ?Temes que te decepcione, Fitz? -lo interrumpio Dy-. No temas, amigo mio. He hecho bastantes ejercicios de calentamiento, sobre todo durante la ultima media hora o mas. -Dy avanzo entonces a un lugar vacio en la pista y no dejo a Darcy mas alternativa que seguirlo, mientras entrecerraba los ojos con perplejidad. ?Que significaba ese comportamiento tan inusual? Si Georgiana lo hubiera enviado porque estaba preocupada, ?que necesidad tenia Dy de enfrentarse con el? Su amigo siempre estaba mas dispuesto a sugerir una partida de billar en el club, o a presenciar algun evento deportivo, para «quitarte esa tan aburrida cara de contrariedad», como le decia continuamente ante el celo con el que Darcy protegia su intimidad. En los dos anos transcurridos desde que habia regresado a la ciudad, Darcy no recordaba haber visto a Dy sudando, excepto en el campo de caza. Ocupo su lugar frente a su amigo y, despues de hacer el saludo reglamentario, adopto la posicion de guardia con la cual comenzaba el encuentro.

– ?Milord! ?Senor Darcy! ?Scusatemi! -grito el signore Genuardi con tono apremiante, atravesando rapidamente el salon en direccion a ellos-. Perdono, signori, ?ustedes dos se conocen? ?Prodigioso! -exclamo el maestro de esgrima, radiante de orgullo, como un maestro que esta frente a sus dos mejores alumnos-. Per cortesia -siguio diciendo el maestro de esgrima-, permitanme el placer de ser el juez del encuentro. -Entonces les hizo senas para que volvieran a adoptar la posicion de inicio y, con una voz aguda que resono por encima del murmullo del salon, que ahora estaba pendiente de lo que ocurria, proclamo-: ?En garde!

– Parece que tenemos publico. -Dy detuvo el avance de Darcy, pero no hizo ningun ademan de atacar-. No habia previsto que esto despertaria tanto interes. ?Que fastidio!

– ?Conoces a Genuardi? -Darcy flexiono la muneca, lo que hizo que la punta del florete trazara circulos en el aire.

– Todo el mundo conoce a Genuardi.

?Ay, Darcy detestaba cuando Dy jugaba a hacerse el tonto! La irritacion le hizo decidirse. Salto a la ofensiva y tomo la delantera, obligando a su amigo a retroceder varios pasos antes de poder detener el ataque y defenderse. La respuesta de Brougham fue efectiva pero poco sofisticada, exactamente lo que Darcy esperaba de un buen espadachin que ha estado alejado del deporte varios anos. Darcy bloqueo el ataque de Dy, se defendio e insistio en la ofensiva, pero esta vez no logro hacerlo retroceder tanto. Dy hizo una buena maniobra de defensa y la primera parte de su ataque fue un movimiento que ambos habian aprendido y practicado juntos en la universidad. Darcy lo desvio facilmente, pero su amigo lo volvio a atacar y esta vez acompano la ofensiva con un nuevo movimiento de la muneca y el cuerpo, que aumento su efectividad. Darcy lo evito por un pelo y tuvo que retroceder uno, no, dos pasos.

– ?Touche! -declaro el maestro de esgrima-. ?Punto para lord Brougham!

Brougham retrocedio inmediatamente despues de obtener su victoria y saludo a Darcy.

– ?Me estas subestimando, Fitz! Lo esperaba de otros, pero no de ti. No he debido ganar ese punto.

– Te prometo que no lo volveras a hacer -replico Darcy, volviendo a su puesto.

– ?En garde! -grito Genuardi para llamar la atencion de los dos contrincantes. Esta vez Darcy espero, mientras observaba atentamente todo lo que podia sobre la postura y el estilo de Dy, pero su oponente no le dio ninguna pista, pues se limitaba a sonreir con el florete en alto y una actitud casi despreocupada. Darcy respondio con una sonrisa y se abalanzo con una ferocidad que provoco un despliegue de destreza por parte de los dos, ante el cual los curiosos dejaron escapar varios gritos de admiracion, al tiempo que ambos contrincantes intercambiaban ataque y defensa.

– ?Touche! ?Punto para el signore Darcy! -Darcy sintio que la sangre le zumbaba en las venas, mientras le hacia a su amigo el saludo reglamentario. ?Su amigo era un rival excelente y eso le hacia sentir… bien!

– ?Ahora si estoy a tu altura? -le dijo Brougham con sarcasmo, antes de regresar a su sitio.

– Mas de lo que esperaba de ti, si. Bastante bien. -Dy sonrio como siempre, pero cuando dio media vuelta, Darcy tuvo la incomoda y subita sensacion de que su amigo estaba poniendo a prueba algo mas que su habilidad con el florete. Era una sensacion desagradable y extrana, que habia sentido mas de una vez en los dos anos transcurridos desde que habian retomado su amistad. Volvio a su puesto y, cuando miro a Dy a la cara, se encontro con unos ojos que lo observaban con penetrante intensidad. Darcy levanto el florete.

– ?En garde! -El tercer asalto fue como el anterior: rapido, fuerte y elegante. Darcy descubrio que su amigo le respondia lance por lance y el tiempo del ataque ya casi estaba llegando a su fin cuando la punta del florete de Dy lo toco justo debajo del corazon-. ?Touche! ?Punto para lord Brougham! -A esas alturas todos los que estaban presentes en el club se habian congregado a su alrededor y la ovacion fue ensordecedora.

Mientras intercambiaban saludos, Darcy se inclino hacia su amigo.

– ?Y donde has estado entrenando sin decir una palabra? Si fueran espadas y un enfrentamiento real…

– Todavia estarias sano y salvo -interrumpio Brougham, con expresion grave, mirandole a los ojos-. Un hombre necesita tener corazon para salir herido con ese lance.

– ?Que? -Darcy enarco las cejas con asombro, pero el fuego que habia visto en los ojos de su amigo hacia solo un minuto, ya habia sido reemplazado por su indiferencia habitual.

– Debes perdonarme, amigo mio, pero solo puedo concederte otro asalto. Un compromiso urgente, adquirido con anterioridad, ya me entiendes. Este pequeno tete-a-tete -dijo y suspiro- no estaba en mi agenda de hoy. -Dy le hizo una rapida inclinacion y volvio a su lugar, dejando que Darcy lo observara, mientras empezaba a comprender. ?Dy estaba molesto con el! Regreso a su puesto en medio de la confusion, mientras trataba de encontrar una explicacion. ?Por que? ?Y que era esa historia acerca de que el no tenia corazon? Dio media vuelta para quedar frente a su amigo y tomo posicion. Los curiosos guardaron silencio ahora que se podia ver que los dos contrincantes estaban listos. Darcy respiro hondo. ?No tenia modales ni conciencia y ahora resultaba que tampoco tenia corazon! ?Ve usted lo que ha comenzado, senorita Elizabeth Bennet? Resoplo con amargura. ?Lo unico que falta ahora es un coro griego!

– ?En garde! -La orden del signore Genuardi rompio el silencio del salon. Esta vez, Dy no espero a que su amigo decidiera si aprovechaba la primera oportunidad sino que se le abalanzo directamente, con fuerza y velocidad. No solo Darcy sino todos los que estaban observando pudieron ver que la espada de Brougham se movia con decision y Darcy nunca se habia sentido tan golpeado. ?Si asi debe ser, que sea!, resolvio el caballero, defendiendose del ataque de Dy, quitandole el derecho a atacar y tomando la ofensiva. Darcy empleo en su acometida todos los movimientos, las fintas y los giros del cuerpo y la muneca que sabia hacer y tuvo la satisfaccion de hacer retroceder a Dy casi hasta el limite. Aparte de una exquisita precision que parecia enviar cada golpe exactamente a donde el queria que llegara, Darcy volvio a disfrutar de la excitante sensacion de percibir que su cuerpo era un instrumento sensible y bien afinado. Aunque hasta ahora Dy habia logrado evitar la punta de su florete, el sabia que lo estaba

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