exorcizar los demonios de su cabeza y la tension corporal que lo habia atormentado desde su encuentro con Elizabeth. Echo hacia atras los hombros y comenzo moverlos y a rotarlos para poder relajar los musculos de la espalda y de los brazos, preparandose para el esfuerzo que iba a exigirles enseguida. Hacia bastante tiempo que no empunaba una espada o un florete, y aunque le resultaba agradable aquel peso y la necesidad por ponerse en accion era enorme, era consciente de que tenia que hacer una aproximacion lenta. Si, esto era exactamente lo que necesitaba. En aquel lugar solo le iban a exigir un poco de honestidad, juego limpio y estilo al manejar la espada. Y de eso era tan capaz como cualquier caballero; porque las dos primeras cosas las llevaba en la sangre y, en cuanto a lo ultimo, Darcy sabia que, por lo general, su manejo de la espada era considerado poderoso y elegante.

Con el rabillo del ojo vio a Genuardi, el maestro de esgrima, que le saludo con una ligera inclinacion. Ignorando las miradas de envidia que le lanzaron otros espadachines menos aventajados, que sonaban con recibir una atencion similar, Darcy hizo una pausa en su calentamiento, le devolvio el saludo y luego regreso a sus ejercicios. Sintio que la sangre comenzaba a correr mas rapido por sus venas y que sus musculos y tendones empezaban a calentarse. Tambien noto que la rigidez que habia aquejado sus musculos ultimamente desaparecia de forma gradual. Sus movimientos se fueron haciendo mas rapidos y fluidos, hasta que finalmente fue inundado por esa corriente de poder y control sobre su cuerpo que sabia que podria acometer todo lo que el quisiera. ?Dios, que bien se sentia! Fue reduciendo el ritmo de los movimientos, mientras los latidos de su corazon se iban haciendo un poco menos fuertes, y luego se detuvo para limpiarse el sudor de la frente e inspeccionar el salon en busca de un contrincante. Solo un segundo antes de sentir un golpecito sobre el hombro, oyo unos pasos detras de el.

– ?Darcy, viejo amigo! ?Donde has estado?-Sorprendido por la voz, Darcy se dio la vuelta para quedar frente a lord Tristram Monmouth, que gesticulaba descuidadamente con el florete-. ?Te gustaria tener un par de asaltos conmigo? -pregunto Tris mientras enarcaba perezosamente las cejas, pero Darcy detecto en la actitud de su antiguo companero de universidad una cierta tension nerviosa que no pudo explicar. El hecho de que Monmouth estuviera alli ya le resulto suficientemente extrano. Darcy no podia recordar haberlo visto nunca en el club de esgrima durante los ultimos dos anos. Tal vez la fascinacion por su esposa, lady Sylvanie, habia comenzado a menguar.

– Monmouth -contesto Darcy, asintiendo para mostrar que aceptaba el reto; luego se alejo para tomar su posicion sobre la pista. La tension era buena. Hacia que el contrincante actuara con demasiada cautela, o demasiado descuido, y cualquiera de las dos cosas podia convertirse en una ventaja. Mientras afirmaba los pies en el puesto, Darcy levanto la mirada para observar a su oponente y decidio que, en el caso de Monmouth, seria demasiado descuido. Aunque no pudo explicar exactamente por que, ya que el grito de «?En garde!» resono enseguida en sus oidos. El asalto comenzo. En pocos segundos, Darcy se dio cuenta de que estaba en lo cierto. En sus epocas estudiantiles, la habilidad de Tris con la espada solia ser admirable, pero era evidente que se habia estancado desde entonces.

El encuentro no fue muy largo y su duracion dependio mas de la permisividad de Darcy que de la pericia de Tris, ya que en el transcurso del encuentro se vio obligado a bloquear no solo uno sino dos movimientos no permitidos. Aunque atribuyo el primero al calor del momento, la segunda vez no se sintio tan seguro y prefirio terminar rapidamente el combate, asestandole varios touches en los siguientes asaltos, con precision y velocidad. Asombrado por la actitud de Monmouth, Darcy lo miro a la cara mientras intercambiaban el saludo formal con el que terminaba el encuentro, pero Tris se limito a sonreirle, como si no se hubiese dado cuenta de que habia ocurrido algo inapropiado. ?Seria posible que solo se hubiese dejado llevar o, tal vez, que hubiese olvidado las reglas con el paso de los anos?

Sonriendo todavia, su antiguo companero avanzo hacia el, con la mano tendida.

– ?Mejor que en la universidad! ?Que me parta un rayo si no has mejorado, Darcy!

– He practicado. -Darcy estrecho brevemente la mano de Monmouth.

– ?Sin duda! -resoplo Monmouth-. Despues de tu demostracion en casa de Say…, la ultima vez que nos vimos, Manning aposto a que podrias vencer a cualquiera de los demas, o a todos, en menos de diez minutos. ?Y bueno, viejo amigo, tu sabes que no puedo resistirme nunca a una apuesta deportiva!

– Espero no haberte causado un dano significativo -replico Darcy, con una sensacion de alivio al comprender la conducta de Monmouth.

– ?No, no! Estoy bien de dinero, gracias a mi esposa -dijo, haciendole un guino-. Quien, a proposito, se sentira muy feliz si tu aceptas la invitacion que te envio esta semana para cenar con nosotros y un selecto grupo de amigos. -Monmouth hizo una pausa en espera de la respuesta de Darcy, pero presintiendo la amable negativa que se avecinaba, se apresuro a anadir-: Te prometo una velada muy interesante, Darcy, con gente totalmente distinta a lo usual. «?Dile que no se aburrira, ni nadie tratara de cazarlo!», dijo ella y te juro que ?es verdad! A Sylvanie le encanta tener a gente fascinante a su alrededor: artistas, pensadores, escritores, gente profunda como tu. Permiteme informarle a milady de que aceptas. ?Vamos, Darcy!

– ?Que aceptas! ?Que estas aceptando ahora, mi «viejo amigo» Darcy? -Los dos hombres levantaron la vista con sorpresa y vieron a lord Brougham recostado contra una de las columnas que habia en aquella parte del salon. Monmouth se puso tenso al oir la voz, pero cuando vio que se trataba solo de Brougham, Darcy pudo ver una expresion de alivio en sus facciones. Sin embargo, la sorpresa de Darcy no disminuyo ni un apice. Nunca habia visto a Dy en el club de esgrima de Genuardi, ni tenia conocimiento de que fuera miembro de ningun otro. ?Que podia haberlo impulsado a acudir precisamente aquel dia? ?O acaso Georgiana lo habia enviado?

– Una invitacion a cenar con un grupo de intelectuales aburridos. Nada que te interese, Brougham, te lo aseguro -anuncio Monmouth, arrastrando las palabras, mientras miraba de arriba abajo la elegante e imperturbable figura de Brougham-. Nada de juego… bueno, eso realmente es una lastima… Solo un poco de musica y mucha conversacion. Filosofia y politica, ese tipo de temas.

– Brougham -interrumpio Darcy, avanzando hacia su amigo-. ?Georgiana?

– En cierta forma, pero no te preocupes… todavia. -Dy levanto una mano para detenerlo y luego miro al acompanante de Darcy con desprecio-. ?Asi que filosofia y politica, Monmouth? ?Las dos en una sola noche? Debo decir que ciertamente sera una velada muy selecta y, tienes razon, eso esta fuera del alcance de mi pobre cerebro. Pero, dime, milord, ?con quien vas a hablar tu a lo largo de toda la noche?

El brazo con el que Monmouth sostenia la espada se puso tenso durante un momento, pero Darcy se interpuso rapidamente entre los dos hombres y la tension cedio.

– ?Lord Brougham y yo tenemos asuntos pendientes que discutir! -declaro, para restarle importancia a la pregunta de Dy, y le lanzo una mirada de censura. Luego volvio a mirar a Monmouth y continuo-: Por favor, dile a lady Monmouth que acepto la invitacion.

Al oir la promesa de Darcy, Monmouth cambio su expresion de rabia por una de satisfaccion y, tras dirigirle una risita a Brougham, se dirigio a Darcy:

– Milady estara muy complacida. Entonces, ?manana a las ocho? ?Excelente! Hasta entonces, Darcy. - Monmouth hizo una inclinacion-. Brougham. -Apenas se detuvo para inclinarse en direccion a Brougham, marchandose hacia los vestuarios a grandes zancadas.

– ?No habras hablado en serio! ?No tendras intencion de ir realmente, Fitz! -Brougham hizo una mueca de disgusto, mientras observaba como se alejaba Monmouth.

– No querras que me retracte, ?o si? -le pregunto Darcy de manera tajante.

– En este caso en particular, si me gustaria que te retractaras y con la mayor urgencia -respondio Brougham-. ?Uno no tiene que cumplir su palabra cuando ha estado hablando con el diablo!

– Estas exagerando un poco, ?no te parece? -Darcy monto en colera-. Y yo no habria tenido que dar mi palabra si tu te hubieses contenido y no lo hubieses insultado. ?Por Dios, Dy, le has llamado poco menos que idiota en su propia cara!

– Te ruego que me perdones, Fitz; tenia la impresion de haber sido mas claro. Pero eso es irrelevante. - Brougham descarto la idea de seguir hablando de Monmouth-. Lo que me gustaria saber es por que, despues de todo lo que me he esforzado por evitar un encuentro entre la senorita Darcy y lady Monmouth, tu estas propiciando que eso ocurra.

– Nunca te habia visto aqui antes. -Darcy respondio a la incomoda pregunta de su amigo cambiando de tema-. ?Has venido a practicar, o acaso Georgiana…?

– A practicar, amigo mio; y parece que ya hemos empezado, ?aunque todavia no estoy adecuadamente vestido! -Brougham comenzo a desabrocharse la levita-. Lo que sucede es que me distraje debido a tu magnifico

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