obligando a poner en practica todos los conocimientos y habilidades que poseia. Mientras los dos contrincantes atacaban y contraatacaban, los observadores ya no pudieron contener mas su admiracion. Los gritos de ovacion se mezclaron con los de exclamacion, cuando el tiempo del asalto acabo sin que ninguno de los dos lograra anotar un punto en medio del frenetico despliegue. Pero Darcy, totalmente concentrado en su objetivo, no vio ni oyo el bullicio. De repente aprovecho una oportunidad.
–
– ?Bien hecho, viejo amigo! ?Todavia sabes manejar la espada!
– ?Ja! -se rio Darcy, devolviendole el gesto-. ?Lo mismo digo de ti! ?Dos puntos para cada uno no es un resultado muy decisivo! -Luego miro a su amigo con mas seriedad-. ?Me vas a decir de que va todo esto?
Dy desvio la mirada.
– Pase esta manana por Erewile House para ver si ya te habias recuperado de tu viaje a Kent -respondio el amigo, volviendose para mirarlo directamente-, pero solo encontre a la senorita Darcy, sola y bastante desanimada. -Hizo una pausa y respiro hondo-. ?Fitz, sea lo que sea que haya sucedido en Kent, te ruego que no aflijas mas a la senorita Darcy! Ella vive preocupada por ti y tu te portas con ella de una manera miserable, dandote aires de superioridad, mientras alimentas las penas de Kent.
– ?Brougham! -rugio Darcy.
Ignorando aquella interrupcion, Dy continuo, en voz baja pero absolutamente clara.
–
– ?Te estas atribuyendo demasiadas responsabilidades! -le advirtio Darcy retrocediendo-. Estas rebasando el limite, Brougham, y estas muy lejos de tu…
– ?Lo estoy, Fitz? -Brougham miro a Darcy con ojos escrutadores-. Entonces, conociendome como me conoces, tal vez deberias preguntarte por que decidi, de manera tan extraordinaria, asumir una responsabilidad tan grande en tu nombre. -Y diciendo eso, Dy le entrego el florete a un asistente que estaba esperando y salio del salon.
– ?La zorra esta llorando porque las uvas son amargas, Darcy? -Monmouth aparecio en ese momento, abriendose paso entre la multitud de gente que se acercaba a felicitar a los espadachines, e hizo una senal con la cabeza en direccion a Brougham.
– No -contesto Darcy de manera distraida, mirando fijamente hacia el lugar por donde habia desaparecido su amigo-. Parece mas bien un coro griego.
En un estado de agitacion provocado tanto por la irritacion como por la curiosidad, Darcy se marcho un cuarto de hora despues que Brougham, tras mostrar su agradecimiento a aquellos que lo habian apoyado durante el encuentro y de recuperar su ropa. Segun parecia, Dy habia dejado el club enseguida, sin detenerse a refrescarse o a vestirse con la impecabilidad que lo caracterizaba. ?Adonde habria ido? Despues de hacerse un nudo de corbata mas o menos presentable, Darcy se abrocho el abrigo apresuradamente, dejo el club de esgrima y tomo un carruaje.
– A Boodle's -le dijo al cochero, mientras se subia al vehiculo. Si aquel cuento sobre un compromiso previo era un invento, tal como suponia, era probable que Brougham se hubiese retirado a su club, esperando que Darcy lo siguiera. Si no era asi, no tenia intencion de perseguir a su amigo por todo Londres. Se divertiria un poco con los caballeros de su club y esperaria otra oportunidad para arrinconar a Dy. Ademas, admitio para sus adentros, todavia no estaba preparado para regresar a casa.
El viaje hasta Boodle's no fue largo y apenas le dio tiempo para reflexionar sobre el significado de las provocativas palabras de su amigo. Era evidente que Brougham no aprobaba la manera en que Darcy se habia alejado de Georgiana, haciendola sufrir con su comportamiento y llenandola de incertidumbre por su salud y el bienestar de su alma. Pero ?que demonios le importaba eso a Brougham? ?El comportamiento de Dy empezaba a ser sospechosamente parecido al de un enamorado! El caballero se movio con incomodidad, pues le preocupaba que esa idea volviera a aparecer. ?Acaso Dy no le habia estrechado la mano y le habia jurado que el no representaba ningun peligro para su hermana? Ademas, estaba el asunto de la diferencia de edad y de temperamento…
– ?No, eso no puede ser! -se aseguro en voz alta. Tenia que haber otra razon. Debia de ser que, mientras velaba por ella, Dy habia llegado a ver a Georgiana como la hermana que nunca habia tenido. Su amigo le estaba advirtiendo de que su comportamiento hacia su hermana no era lo que Brougham, en su limitada experiencia, consideraba «fraternal». Darcy se recosto contra el respaldo del asiento. ?Si, tenia que ser eso!
Libre ahora para concentrar su atencion en el mensaje y no en el mensajero, Darcy no pudo hacer otra cosa que reconocer que Brougham tenia razon; y la verdad es que lo habia sabido de inmediato. Era cierto que
Cuando estuvo dentro del selecto recinto de Boodle's, Darcy atraveso el vestibulo de marmol ajedrezado y se dirigio a una de las amplias escaleras hacia los salones del fondo. Una rapida ojeada le revelo que Brougham no se encontraba entre los presentes, aunque si habia otros conocidos y mas de un caballero lo saludo con entusiasmo mientras recorria los salones.
– Darcy -lo llamo sir Hugh Goforth, cuando pasaba por una de las salas de billar-. Ese amigo tuyo estaba buscandote.
– Sir Hugh. -Darcy se detuvo e hizo una inclinacion-. ?Brougham?
– No, no… No he visto a Brougham en anos. Bingley, creo que era el nombre. Dijo que iba a llevar a su hermana a visitar a tu hermana, o algo asi. Supongo que tenia la esperanza de encontrarte por aqui.
Mientras le daba las gracias a sir Hugh por la informacion, Darcy sintio una oleada de rabia que casi lo hizo sonrojar. Bingley, cuyo impetuoso enamoramiento habia dado comienzo a aquel nefasto asunto y cuyos intereses el habia logrado salvar del fuego ?solo para terminar totalmente quemado el mismo! Dejo escapar un resoplido. Al parecer, Bingley y su hermana habian regresado de su viaje anual a Yorkshire y estaban otra vez en la ciudad. Si Darcy se hubiese tomado la molestia de revisar el monton de tarjetas de visita que Hinchcliffe siempre le dejaba con tanto cuidado sobre el escritorio, es posible que ya hubiera tenido conocimiento de ello, y habria podido enviar una nota anticipandose a cualquier idea que Bingley tuviera de hacer una visita. Sin embargo…
– ?Eh, Darcy! -lo llamo sir Hugh desde el otro lado de la mesa de billar-. El caballo de Devereaux va a correr y el tiene que estar presente. ?Quieres jugar una partida?
Deberia irse a casa. Deberia irse a casa, pedirle a Georgiana que lo perdonara y darles la bienvenida a Bingley y a su hermana. Deberia irse en aquel mismo instante para comenzar a revisar la montana de papeles que requerian su atencion encima del escritorio, como siempre habia sido su costumbre.
Sin embargo, dio media vuelta y estiro el brazo para agarrar un taco.
– Todas las que quieras, Goforth. Tengo toda la tarde.
La visita de los Bingley no se podia aplazar indefinidamente y, aunque Darcy se las habia arreglado para evitarla el dia anterior, la tarjeta de Charles volvio a aparecer a la manana siguiente. Resignado, se reunio con su hermana en el salon, a esperar la llegada de sus visitantes. La noche anterior habia hablado solo brevemente con Georgiana, pues la curiosidad por saber si su hermana tenia alguna informacion sobre el comportamiento de