camarero? ?Es esto algun tipo de travesura o una extrana broma, Dy?
– No, Fitz. -Lord Brougham suspiro y luego alzo los ojos al cielo, antes de devolverle la mirada a su amigo-. Pero es una historia mas bien larga, demasiado larga para contartela bajo este techo.
Darcy asintio bruscamente.
– Ya me lo imagino. Ven a mi casa manana y me la cuentas. Tal vez en ese momento ya sea capaz de verle la gracia. -Hizo ademan de marcharse, pero Brougham se interpuso en su camino.
– ?No puedes regresar ahi! -Agarro a Darcy de los hombros-. Fitz, ?acaso no te das cuenta de lo que esta pasando ahi dentro? Es una traicion, viejo amigo… -El resoplido de desden de Darcy lo interrumpio-. O lo mas parecido a eso y no debes mezclarte con ellos.
– ?Dy! -exclamo Darcy con tono de advertencia-. ?De verdad esperas que crea que Monmouth me invito aqui para deleitarme con el espectaculo de una traicion?
Brougham retuvo el aire que habia tomado y se preparo para responderle, pero, en lugar de eso, lo miro con tanta intensidad que Darcy casi empezo a dudar. Cuando finalmente hablo, Dy lo solto y retrocedio.
– No, no para deleitarte, Fitz, para extorsionarte.
– ?Eso es absurdo! -estallo Darcy.
– ?De verdad? Te iban a emborrachar o, si eso fallaba, a drogar para llevarte despues a la habitacion de lady, Monmouth, donde serias «descubierto» por el marido «ofendido» y otros supuestos testigos. -La voz de Dy sonaba cargada de odio. Luego sacudio la cabeza y continuo con exasperacion-: Y, por lo que he visto esta noche entre tu y lady Monmouth, esa eventualidad no levantaria muchas sospechas. ?Estabas a punto de caer por completo en el juego de lady Monmouth!
– ?En el juego de lady Monmouth? -repitio Darcy, que parecia prestar mas atencion ahora.
– ?Ay, Fitz! ?No creeras ni por un momento que Monmouth ha sido capaz de planear todo esto! Yo te dije que el solo era un mensajero y bastante torpe, por cierto. Sin embargo -dijo Brougham, desechando el tema de Monmouth-, luego te prometerian guardar silencio a cambio de donaciones regulares a cierta obra social destinada a los huerfanos irlandeses. -Dy se rio con cinismo-. Desde luego, los verdaderos beneficiarios serian los revolucionarios irlandeses, porque esa es la pasion de lady Monmouth. ?Tu eras la victima perfecta, Darcy! Rico, a cargo de tu propia fortuna y con una hermana menor que debes proteger. Ademas, para anadir un poco de picante a esta pocion diabolica, lady Monmouth tiene contigo una cuenta pendiente.
– Lady Sayre. -Darcy suspiro pesadamente.
– Si, lady Sayre -confirmo Dy-. Lady Monmouth te hace responsable de la muerte de su madre. -Hizo una pausa y miro a su amigo con gesto inquisitivo-. ?Ahora si me crees, Fitz, o te gustaria ver el vaso que te quite de la mano? -Dy agarro el vaso que habia sobre la bandeja y lo levanto para ponerlo bajo la luz del candelabro, de manera que Darcy viera unas diminutas particulas que todavia estaban pegadas al fondo.
– ?O'Reilly? -pregunto Darcy, aunque sabia la respuesta. Dy asintio con la cabeza-. ?Dios santo! -Pensar en lo cerca que habia estado del desastre lo dejo sin aire.
– Bueno, esta vez te ha salvado la providencia, aunque no te lo merezcas -observo Dy secamente-. Ahora, ?vas a abandonar este nido de viboras o tendre que ordenar que te secuestren? Probablemente lady Monmouth te esta buscando mientras hablamos.
– Pero ?tu como has sabido todo esto? -Darcy miro a su viejo amigo con expresion confusa-. ?Que es lo que estas…?
– Es una historia demasiado larga -dijo por encima del hombro, mientras se volvia hacia la puerta-. Debes marcharte… ?ahora mismo! -Dy abrio la puerta y asomo la cabeza-. Bien, todavia hay mucha actividad en el corredor y bajando hacia la puerta. ?Conoces la taberna Fox and Drake, en la calle Portman? -Darcy asintio-. Nos encontraremos alli dentro de una hora, amigo mio, y respondere a tus preguntas. -Por primera vez en el curso de la noche, Dy sonrio, aunque con sarcasmo-. ?Bueno, a algunas! Ahora, vete. -Despues de darle una palmadita en el hombro, Dy empujo a su amigo-. ?Y hazlo rapido! -susurro con urgencia y cerro la puerta.
Aunque en el pasillo todavia habia muchos invitados de Sylvanie, Darcy se sintio terriblemente solo y, luego, el idiota mas grande del mundo. Cuando se recupero, comenzo a caminar entre la multitud hacia las escaleras. Seria una gran suerte salir sin que nadie lo viera. De esa noche le quedaria el hecho importante de haber abierto los ojos a la realidad politica de un pais en guerra tanto interna como externa. ?Eso y una idea totalmente diferente sobre uno de sus viejos amigos! Todavia le daba vueltas la cabeza por la subita reaparicion, a pesar del disfraz de criado, del Dy Brougham que habia conocido en la universidad, pero ese enigma tendria que esperar hasta llegar a la taberna. En aquel momento tenia que concentrarse en salir de la mansion de Monmouth y, tal como Dy habia recomendado tan tajantemente, ?rapido!
– ?Darcy! -El grito llego desde atras. Sabia que solo podia ser Monmouth, probablemente enviado por O'Reilly. Vacilo y por un momento sus modales y su educacion lo obligaron a seguir las convenciones, pero el segundo grito de Monmouth lo impulso a continuar hacia las escaleras. Cuando ya las habia alcanzado y tenia una mano sobre la barandilla, alguien le agarro el brazo desde atras-. ?Darcy! -dijo Monmouth jadeando-. ?La noche acaba de comenzar! No es posible que ya te marches.
El contacto de Monmouth incito sus deseos de huir, pero Darcy se controlo y se volvio hacia su antiguo companero de la universidad con una calma increible.
– Si, me temo que debo hacerlo. Otro compromiso que no puedo incumplir. Tienes que comprenderlo.
– ?Pero Sylvanie va a cantar en unos momentos! ?Seguro que tu compromiso puede esperar un poco! -lo insto Monmouth-. Y ella se sentira tremendamente decepcionada si no te quedas a oirla. Una cancion y un trago, ?que dices, viejo amigo? -Un panico soterrado parecio deslizarse bajo aquella tan razonable solicitud, y la expresion cautelosa en el rostro de Monmouth pusieron fin a cualquier duda que Darcy tuviera todavia acerca de la veracidad de las palabras de Dy.
– Imposible, Monmouth -respondio con firmeza-. Ya voy con retraso. Te ruego que me disculpes.
– No mencionaste ningun otro compromiso cuando llegaste -insistio lord Monmouth-. Vamos, si te has sentido ofendido por algo, por favor permiteme corregirlo. Por los viejos tiempos, Darcy.
– ?Por los viejos tiempos, Tris? -Darcy ya no pudo seguir ocultando su disgusto-. ?Como has podido? -le pregunto, soltando el brazo. Cuando Monmouth comenzo a protestar, Darcy le dio la espalda y bajo corriendo las escaleras, mientras le pedia sus cosas al lacayo. Un cierto revuelo le advirtio que no todos los participantes habian renunciado todavia a los planes para atraparlo. Cuando se estaba poniendo el sombrero de copa y tomaba su baston de manos del lacayo, lady Monmouth aparecio en la parte superior de las escaleras.
– ?Darcy! -lo llamo con su voz ronca y sugestiva. Sabia que la buena educacion y la cortesia exigian que se girara a mirarla, pero justo en ese momento Darcy sintio que las convenciones sociales se podian ir al demonio. Tomo el baston con ferocidad y se dirigio bruscamente hacia la puerta, mientras el portero agarraba el pomo y abria.
– Sera en otra ocasion, entonces -prometio Sylvanie con una risa llena de rencor-, cuando usted se asuste con menos facilidad ante el mundo que se avecina. -Los que estaban en el vestibulo y sobre las escaleras soltaron una risita nerviosa.
Darcy se quedo quieto, furibundo y resentido por la burla de Sylvanie y la humillacion publica a la que lo habia sometido. Echando mano de toda la arrogancia que poseia, dio media vuelta y levanto una mirada fria hacia la hermosa y tentadora dama.
– Nunca, senora -le respondio, pronunciando cada palabra como si fuera un juramento solemne-, ?nunca en su vida! -Sin dignarse a esperar una respuesta, Darcy se volvio otra vez hacia la puerta y salio con paso firme hacia el frio de la noche.
– Al Fox and Drake, en la calle Portman -le dijo al conductor del primer carruaje que se detuvo junto a la acera.
– Enseguida, patron. -El cochero se llevo un dedo al ala del sombrero, a manera de saludo.
Una vez que se hubo acomodado en el oscuro interior del coche de alquiler y recorrido varias calles, comenzo a ceder la tension forjada por la rabia y pudo pensar.