sonrientes y entusiasmadas, avidas por disfrutar del brillo y la agitacion de las fiestas que tenian lugar en los encumbrados salones de las diferentes salas de baile que prometian las casas senoriales, calle tras calle.

Darcy cerro los ojos para no ver la ciudad, mientras el deseo lo atravesaba como un cuchillo hasta el corazon. Si, el idiota mas grande del mundo. Y lo que el idiota mas grande del mundo necesitaba ahora era un trago. Cuando el coche se detuvo, se bajo y le lanzo una moneda al conductor, que la atrapo con pericia.

– ?Buenas noches, patron! -dijo, asintiendo con la cabeza y guardandose el dinero en el bolsillo.

– Eso todavia esta por verse -respondio Darcy. El cochero solto una carcajada y arreo al caballo para que se pusiera en marcha, dejando a Darcy sumido en la inspeccion de la fachada de la taberna. Iluminado por una lampara de la calle, el cartel colgaba resplandeciente, mostrando la imagen de un zorro joven de cuyo hocico colgaba un pato gordo-. Casi -dijo Darcy dirigiendose al zorro, que sin duda era una zorra-. Pero esta noche el pato ha escapado. -Se inclino y abrio la puerta de la taberna. Enseguida fue recibido por el dueno.

– ?Que desea, senor? Tengo un salon disponible -ofrecio el hombre animadamente.

– No, un salon no, solo una mesa tranquila -le respondio Darcy-. ?Tiene una buena bodega?

– ?Claro, senor!

– ?Bien! Entonces traigame su mejor brandy. -El hombre sonrio mas abiertamente cuando puso una copa sobre una bandeja y comenzo a abrir una botella-. No, usted no me ha entendido bien. -Darcy lo detuvo-. No quiero solo una copa. Deje tambien la botella.

Mientras agitaba el resto de su segunda copa de brandy, Darcy pensaba que era curioso ver como, cada vez que conseguia controlar sus pensamientos, cuando por fin podia comenzar a albergar la esperanza de dirigirlos por un camino mas o menos racional, estos volvian a caer en un enredo horroroso y melodramatico. Se recosto contra el respaldo de la silla y miro por un momento el resplandor del liquido ambar que estaba atrapado en el cristal que tenia en la mano, luego se lo bebio de un solo trago. ?Donde demonios estaba Dy? ?Si se limitara a cumplir su promesa de venir, ese maldito miserable, ese sinverguenza! ?Todos estos anos actuando como un autentico petimetre! Dejo la copa a un lado y saco su reloj de bolsillo. Las manos le temblaban un poco, pero no tanto como para que al final no pudiera verificar que, en efecto, ya habia pasado mas de una hora sin que Brougham hiciera acto de presencia. Darcy volvio a guardar el reloj en el bolsillo del chaleco. Bueno, cuando Dy llegara, le iba a decir exactamente lo que pensaba de el. ?Si, echarle una buena reprimenda a su amigo le ayudaria a poner fin a aquella tortura infernal!

Con decision, Darcy agarro la botella de brandy y se sirvio otro trago, pero no acerto a poner la boca de la botella sobre el borde de la copa y el liquido se derramo, extendiendose sobre la mesa. Lanzo una maldicion y movio la copa. Llego a la conclusion de que habia perdido el buen humor mientras estaba sentado en un rincon de aquella taberna, terminandose su segundo trago de brandy. Aunque quisiera negarlo, se vio obligado a reconocer que apenas habian pasado unos instantes en que Elizabeth Bennet no ocupara la mayor parte de sus pensamientos. Nada le habia servido para deshacerse completamente de ella: ni la rabia que le provocaban las acusaciones de la muchacha, ni la indignacion que le producia la opinion que ella tenia de el, ni el impacto que le habia causado que ella hubiese rechazado su propuesta. El se la imaginaba limpiandose las manos despues de haberse librado de el y alardeando de su triunfo al haberlo puesto de rodillas. ?Acaso ella y su amiga, la senora Collins, se habrian reido juntas de su humillacion? Apreto la mandibula, mientras volvia a agarrar la botella y, esta vez, conseguia llenar la copa. Nada habia servido para aliviar o mitigar su desconsuelo. La soledad lo traicionaba, el sueno lo habia abandonado, los deportes le ofrecian solo un alivio temporal y las relaciones sociales… Bueno, habia que ver lo que habia estado a punto de costarle su incursion en el mundo de las relaciones sociales. Y ahora se encontraba alli solo, en una taberna desconocida, terminando su tercera copa y sin contar ni siquiera con el consuelo de un amigo que le impidiera emborracharse como una cuba. ?Como habia llegado a ese estado? Agarro la copa de brandy y la levanto para hacer un brindis en su honor.

– ?Por el idiota mas grande del mundo!

– ?Oh, me temo que tendras mucha competencia para ganar ese titulo, viejo amigo! -Dy se sento pesadamente en el asiento que estaba frente a Darcy, con el rostro tenso y agotado.

– ?Por donde has entrado? -le pregunto Darcy sin levantar la vista y tras tomarse un considerable trago de su brandy.

– Por la puerta trasera -contesto Dy con despreocupacion-. Conozco al dueno. Me dijo que estabas bebiendo esto -dijo, colocando otra botella de brandy sobre la mesa-. Pero no cai en la cuenta de que ya tenias una botella. Dejame pedir un poco de cerveza o, mejor aun, un poco de cafe…

– Esto me vendra muy bien -lo interrumpio Darcy, agarrando la botella, para ponerla junto a la primera, antes de servirle a su amigo una copa.

Dy le lanzo una mirada de curiosidad.

– Creo que la ultima vez que hicimos algo asi fue cuando nos conocimos.

– Tienes razon. -Darcy levanto su copa.

– Por los viejos amigos. -Dy hizo chocar su copa con la de Darcy y lo acompano. Luego se recosto contra el respaldo, soltando un suspiro.

– Bueno, «viejo amigo». -Darcy balanceo su copa, mientras observaba como se movia el brandy-. ?Ya has acabado tu trabajo de camarero por esta noche, o dentro de un rato te vas a tener que marchar para servirle de doncella a milady?

– Supongo que me lo merezco, pero esperaba algo mas de ti, Fitz -repuso Dy con voz firme-. Tambien pense que te encontraria lo suficientemente sobrio como para oir mi explicacion -anadio.

Darcy lo miro enarcando una ceja, dandole otro sorbo a su copa.

– Estoy lo suficientemente sobrio para oir tus miserables excusas por haberme enganado… por haberme hecho creer que te habias vuelto loco a causa de… ?de que? No puedo entenderlo, pero todavia te considero mi amigo. -Para enfatizar su punto, Darcy volvio a llenar las copas de los dos y, tomando la suya, la levanto para hacer un brindis-. Por los viejos amigos.

– Ya hemos brindado por eso -senalo Dy, arrastrando las palabras y con una sonrisa sardonica que relajo la tension de los musculos de su cara. A pesar de todo, levanto la copa para brindar y cerro los ojos, mientras el licor caldeaba sus sentidos-. ?Ay, que noche! -Sacudio la cabeza y luego se inclino hacia delante, apoyo los codos en la mesa y se puso a examinar a su amigo-. Y ahora tengo algo que discutir contigo. Si estuvieras en plenas facultades, sabria que hacer; pero despues de tres…

– Dos -interrumpio Darcy-. No he llegado a las tres… todavia.

– Absolutamente ebrio -insistio Brougham, dejando escapar un resoplido-. No creo haberte visto borracho desde que nos vimos por primera vez en la universidad. Si mal no recuerdo, esa vez nos emborrachamos por las mujeres y los dos juramos renunciar solemnemente a ellas. -Al pensar en ese recuerdo, Dy se enderezo de repente, con una expresion contrariada en el rostro-. ?Esto no sera por causa de lady Monmouth, espero! - exclamo, senalando la botella medio vacia.

– ?Sylvanie? -Darcy miro fijamente a Brougham para poder enfocarlo bien-. ?Estas loco!

– ?No eres el primero que lo piensa! -Lord Brougham volvio a adoptar una actitud reflexiva-. Parecias bastante fascinado con ella esta noche y naturalmente se me ocurrio…

– No hay nada «natural» en Sylvanie, te lo aseguro. -Darcy se rio con amargura. Luego siguio hablando, con un tono mas pensativo-: ?Ni en ninguna otra mujer, a decir verdad! No se puede confiar en ellas, ni siquiera en una sola… ?desde la primera hasta la ultima!

– Esa es una acusacion bastante generalizada. -Brougham se recosto contra el respaldo y cruzo los brazos sobre el pecho.

– Pero cierta, no obstante. -Darcy se inclino hacia delante y puso la copa sobre la mesa-. En la infancia aprenden como retorcer a los hombres con los dedos, comenzando con sus padres, luego… -Clavo un dedo en la mesa-. Luego comienzan a engatusar a cuanto hombre de corazon sincero se cruza en su camino, ?convirtiendolo en un bufon sin cerebro, antes de que el se de cuenta de lo que sucede!

– ?En serio? -Brougham enarco las cejas.

– ?En serio! -contesto Darcy y le dio otro sorbo a su brandy. Ahora apenas lo saboreaba, pero el licor parecia fluir hacia sus heridas-. ?Criaturas ingratas e irritantes! -siguio diciendo, mientras que su amigo se acomodaba-. Disenadas por la naturaleza para enloquecer al hombre. ?Te miran con unos ojos que te dejan sin aliento y luego te roban el alma! -Darcy bajo la voz hasta convertirla en un susurro-. Ojos hermosos que prometen un paraiso

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