– Muy bien. -Brougham suspiro y dio un paso atras-. Despertare a Fletcher, que sin duda sabra exactamente que hacer, y ahora los dejare para que se ocupen de sus asuntos. ?Puedo pasar a visitarte a ti y a la senorita Darcy esta noche? -le pregunto a un Darcy muy callado.
– Si -respondio Darcy con gratitud-, cuando quieras. Dy…
– Lo se, amigo mio -le aseguro lord Brougham-. Y tambien esta la confesion que te debo y para la cual nunca encontramos ni el tiempo ni las circunstancias apropiadas. Hasta esta noche, entonces. -Hizo una pronunciada inclinacion-. Senorita Darcy, Fitz. -Salio por la puerta del vestidor.
– Un amigo de verdad -murmuro Darcy cuando la puerta se cerro. Luego miro a su hermana con ojos cautelosos.
– Si, lo es -dijo, girandose hacia el con una expresion melancolica-. Y solo desea tu bien. Eso lo se. -Luego adopto un aire de desaliento y desconcierto-. Pero nunca imagine que el… que
– ?Ejem! -Desde el vestidor les llego un carraspeo extraordinariamente fuerte y, justo diez segundos despues, Fletcher asomo la cabeza. Darcy casi suspiro con alivio.
– Mas tarde -le prometio a su hermana, notando que la cabeza le iba a estallar-, te contare lo que necesitas saber; pero en este momento, y me temo que durante varias horas mas, estare sufriendo las consecuencias que padece todo hombre lo suficientemente estupido como para buscar consuelo en una botella. Por favor. -Se encogio por el dolor que le causaba el esfuerzo que estaba haciendo para levantarse-. Ve a acostarte, preciosa, y deja que Fletcher me lleve a mi cama.
– Como quieras -respondio Georgiana, aunque su valerosa sonrisa no alcanzaba a borrar la sombra de preocupacion que cubria su rostro-, pero hasta entonces, te tendre presente en mis pensamientos y mis oraciones, hermano. -Georgiana se puso de puntillas y le dio un fugaz beso en la mejilla, mirandolo de manera amorosa; luego lo dejo al cuidado de su ayuda de camara.
– ?Fletcher, ayudeme, por favor! -dijo Darcy jadeando, tan pronto como la puerta se cerro detras de su hermana.
– ?Senor! -El ayuda de camara dejo algo sobre la mesa y en unos segundos estuvo al lado de su patron.
– Creo que voy a vomitar.
– ?Aguante, senor! -Fletcher logro llevarlo hasta la cama, donde Darcy se desplomo con alivio, pero enseguida le puso en las manos un vaso con una bebida repugnante-. Beba esto, senor Darcy. Le sentara bien para el estomago y le ayudara a aclarar la cabeza, senor.
– O acabara para siempre con todos mis sufrimientos. -Darcy miro el vaso con asco-. ?De donde lo ha sacado?
– Es una receta que le resulta efectiva incluso a su alteza real el principe. -Fletcher parecio sentirse incomodo de repente-. Aunque debo anadir que no hay punto de comparacion, senor.
Darcy logro enarcar una ceja.
– ?Espero que no! -Olisqueo la bebida con desconfianza y la aparto con una mueca.
– Le ayudara a dormir, senor -anadio su ayuda de camara, antes de contener un bostezo.
– Listo, senor. -Fletcher recogio el vaso, lo puso sobre la mesa y comenzo a quitarle la chaqueta y el chaleco, luego le desabrocho la camisa-. Acuestese. -El caballero se dejo caer sobre las almohadas y subio las piernas a la cama lentamente. Fletcher le quito los zapatos con habilidad, los puso con el resto de la ropa y regreso a ponerle una manta encima.
– Gracias, Fletcher -jadeo Darcy, con los ojos cerrados-. Lo llamare cuando sea capaz.
– Muy bien, senor. -El ayuda de camara recogio la ropa sucia y se dirigio a la puerta.
– ?Fletcher!
– ?Si, senor?
– En el bolsillo de mi chaqueta.
– ?Si, senor?
– ?Ha encontrado algo?
– Si, senor. -El tono neutro de Fletcher, dada su profesionalidad, no revelo nada acerca de la naturaleza de su hallazgo.
– Cuando este lavado, envielo a la taberna Fox and Drake junto a media corona, por favor.
– Muy bien, senor. Buenas noches, senor.
Darcy oyo que la puerta se cerraba y despues ya no sintio nada mas, porque cayo de inmediato en un sopor maravillosamente profundo y sin suenos, por primera vez durante semanas.
El dolor de cabeza con que se desperto al dia siguiente no fue tan intenso como habia temido e incluso paso pronto, gracias a los polvos que Fletcher le habia dejado junto al vaso de agua, en algun momento a lo largo de la manana. Apoyandose sobre un codo, estiro el brazo desde la cama, echo la medicina en el agua y se quedo mirando el vaso, mientras el sol del comienzo de la tarde hacia brillar las particulas que descendian y se disolvian en el liquido. Que descendian y se disolvian… al igual que el, reflexiono. Se bebio el remedio de un trago, volvio a tumbarse sobre las almohadas y cerro los ojos. Habia hecho todo y mas de lo que se esperaba de acuerdo con su posicion social y su educacion. Despues de la muerte de su padre, se habia propuesto ser como el: el mejor hombre posible en todo lo que hacia, ya fuera en su papel de propietario, patron, hermano o amigo. Era escrupulosamente honesto en los negocios y extremadamente prudente en los asuntos sociales. Sin embargo, al mirar ahora los altisimos principios de los cuales bebia y todas las expectativas de cuyo cumplimiento se enorgullecia, Darcy vio que no era mas que un simple espectador de la vida, una criatura dominada por las convenciones y las normas sociales. Nunca habia permitido que lo tocara ese mundo que estaba mas alla de su familia inmediata. De hecho, habia sido criado y educado dentro de esa perspectiva. Como un maestro de ajedrez, habia ordenado su vida de acuerdo con los innumerables prejuicios y vanidades de su clase social, felicitandose por seguirlos al pie de la letra y pensando que todo lo que no se ajustaba a ellos era indigno de su consideracion… hasta que habia encontrado a Elizabeth.
Sintio que su corazon se estremecia cuando el nombre de Elizabeth le recordo toda la frustracion y la nostalgia que ella habia despertado en el. Elizabeth, la contradiccion de todas sus expectativas. ?Como habria podido prever que una decisiva noche en un pueblecito de Hertfordshire, en medio del grupo de gente menos refinada que habia tenido que soportar en la vida, se iba a encontrar al mismo tiempo con su Nemesis y su Eva y comenzaria la disolucion de su existencia cuidadosamente calculada? La cual terminaria poco despues, se recordo Darcy con un resoplido, en un nido de intrigas politicas y sociales y en el fondo de una botella de brandy, en una taberna desconocida. Se sonrojo a causa de la verguenza y la contrariedad que le producia el recuerdo de su comportamiento la noche anterior. ?Gracias a Dios, Dy habia estado alli! Debido a las peculiares excentricidades de su amigo, Darcy solo habia logrado quedar en ridiculo. Habria podido ser mucho peor, pero eso no disminuia la sensacion de verguenza y repugnancia que sentia al pensar en la forma de manifestar sus debilidades en aquella noche aciaga.
Abrio los ojos y se quedo mirando fijamente el techo. Tenia que levantarse y enfrentarse al dia y reflexionar con cuidado sobre todo lo sucedido y que revelaba sobre su caracter. No era una perspectiva muy prometedora. El ya sabia cuanto habia disminuido su propio aprecio por si mismo. ?Que pensaria de el, entonces, su adorada hermana? ?Su estado de ebriedad de anoche le habria hecho perder el respeto que sentia por el? ?Y despues de confesarle sus debilidades, no se hundiria todavia mas? Aquella posibilidad lo hirio como una punalada. ?Como iba a cuidar y orientar a su hermana si ya no le inspiraba respeto, si cada decision que tomara iba a ser recibida con desconfianza y suspicacia? Por otra parte, ?cuanta confianza tenia todavia el en si mismo? Tratando de alejar aquel aterrador pensamiento, se incorporo lentamente y, despues de detenerse un instante para comprobar su equilibrio, bajo las piernas y se sento en el borde de la cama. El dolor de cabeza era bastante tolerable, gracias a los polvos de Fletcher y, posiblemente, a ese brebaje que habia tomado. Al menos habia dormido.
El reloj de la chimenea dio las tres, anunciando que el dia pasaba aceleradamente y pronto tendria lugar su encuentro con Dy. Sentia una enorme curiosidad por oir lo que Brougham tenia que contarle acerca de su extrano comportamiento y el cambio de personalidad que habia sufrido en aquellos anos despues de salir de la universidad, pero tambien lo asaltaba una aterradora incertidumbre al tratar de imaginar que pensaria Dy sobre la
