suficiente conocer unicamente a los poderosos. Uno debe perseguir cualquier tipo de traicion a traves de puertas cerradas, por las calles y dentro incluso de las canerias. Hay partes de esta hermosa ciudad que no puedes ni imaginar que existen, aunque te jurara por mi honor que es verdad. Pero cloaca o mansion, el hedor siempre es el mismo y pocos son lo que parecen. ?Yo me estaba empezando a preocupar por ti, viejo amigo!

– ?Por mi? -Darcy se quedo mirando a Brougham, con una mezcla de sorpresa e indignacion.

– ?Ah, no habia pensado que fueras desleal! ?Por Dios, hombre, no te alteres tanto! -lo reprendio Brougham-. Pero estaba preocupado por la gente con la que te mezclabas ultimamente. ?Sayre y Trenholme siempre han sido unos individuos muy sospechosos, que nada tienen que ver contigo! Ademas parecias muy interesado en lady Sylvanie, ahora lady Monmouth, que se ha convertido en una mujer con la que no es muy recomendable relacionarse. Desde tu regreso de Kent, tu conducta se habia vuelto tan extrana, sobre todo en relacion con la senorita Darcy, que yo no sabia que pensar. Cuando insististe en aceptar la invitacion de Monmouth, temi por tu reputacion y trate de desanimarte. -Dy le apunto con el dedo al corazon-. Pero ignoraste incluso mi «punzante» advertencia.

– Pense que todo ese despliegue tenia algo que ver con Georgiana -dijo Darcy, solo parcialmente apaciguado-, que es otro tema sobre el que tenemos que discutir antes de reunirnos con ella.

– ?Tenemos que hacerlo? -Brougham apreto la mandibula-. Yo preferiria no hablar de eso. -Se tomo el resto del vino.

– Creo que debemos hablar. -Darcy se puso tenso al advertir la reticencia de su amigo-. Tenias mucha razon sobre ella y tus reprimendas estaban mas que justificadas. Te doy las gracias por ambas cosas. Veo que ultimamente habia dejado en tus manos responsabilidades que son solo mias y que ahora debo pedirte que me devuelvas. -Brougham dio media vuelta de repente y volvio a dirigirse hacia la ventana. Darcy se quedo mirando con desconcierto la silueta de su amigo, recortada contra la luz del atardecer-. ?Dy?

– ?Tienes idea de la jovencita tan extraordinaria y valiosa que tienes por hermana, Fitz? -Brougham se apoyo sobre el marco de la ventana-. No creo haber encontrado algo igual en ninguna mujer de nuestra clase social, ?o al menos en ninguna mujer de la cual haya podido estar cerca el personaje que represento para la sociedad! Ella ya posee todas las virtudes que aprecia un hombre inteligente y sensible. ?No me puedo imaginar como sera cuando haya llegado a la madurez!

– ?Solo tiene dieciseis anos, Dy! -protesto Darcy, alarmado por la intensidad que percibio en la voz de su amigo-. Y tu me prometiste que…

– ?Que no representaria ningun peligro para ella! -Brougham se volvio hacia Darcy-. Todavia tienes mi palabra, amigo mio. ?No he jugado ni nunca jugaria con los sentimientos de la senorita Darcy! He hecho un gran esfuerzo para reprimir mis propios sentimientos, ocultandolos tras la existencia de muchos intereses mutuos y una sincera amistad. Por mi honor, Fitz -protesto vigorosamente, al ver que su amigo guardaba silencio-, te juro que he sido extremadamente cuidadoso para que la senorita Darcy me vea principalmente como un amigo. Soy muy consciente de su edad; te ruego que creas que tengo al menos un poco de delicadeza.

– Pero pasaran varios anos antes de que considere la posibilidad de entregarla en matrimonio. -Darcy trato de hablar con el tono mas severo que pudo-. ?Y la diferencia de edades, Dy!

– Lo se, lo se. -Se rio con tristeza-. Ni yo mismo lo habria creido. ?La hermanita menor de mi mejor amigo! ?Que absurdo! Pero asi es, Fitz. Soy lo suficientemente viejo para conocerme y saber que es el amor. Cuando termine esta maldita guerra, ya se que voy a hacer con mi vida y te aseguro que no sera seguir haciendo el papel del mayor bufon de Londres. A pesar de estos ultimos anos, tu me conoces, Fitz. Sabes que voy a venerar a la senorita Darcy por encima de mi propia vida y si algun dia no cumplo con tus expectativas, tienes mi permiso para darme una paliza.

Darcy se quedo mirando a su amigo en silencio. No tenia dudas de que Dy hablaba con sinceridad y que cada palabra le salia del corazon, pero la idea de que Brougham amara a Georgiana y quisiera convertirla en su esposa era mas de lo que habia pensado oir ese dia, o cualquier otro.

– Dy…

– Por favor, no hablemos mas de esto ahora -lo interrumpio Brougham-. Tal como tu dices, ella es demasiado joven y yo estoy atrapado en esta marana de intrigas que hace que mi vida no valga ni un centavo. ?Tu sabes que de esta confesion no va a salir nada! Pero cualquier dia aparecera la noticia en los periodicos. Hasta que la guerra termine, no puedo decirte ni pedirte nada a ti o a la senorita Darcy. Tal vez cuando por fin nos deshagamos de Napoleon, ella tenga edad suficiente para escuchar mi propuesta. Lo dejo a tu criterio, amigo mio, entretanto podras decidir si me permitiras o no hacerlo. Ahora… -Se enderezo y senalo la puerta-. ?Vamos a cenar?

– Dy, con toda sinceridad, primero hay algo que debes saber. -Darcy hizo un ultimo intento para disuadir a su amigo de aquella absurda idea de esperar a su hermana.

– ?Si? -Brougham se detuvo con una mirada burlona-. ?Hay algun oscuro secreto en la familia Darcy que pueda hacerme desistir?

– ?Oscuro? -Darcy se mordio el labio-. No, pero debes saber que ella… -?Como iba a explicarlo? No habia ninguna manera delicada de…

Se oyo un golpecito en la puerta del estudio y Dy adopto enseguida una actitud cautelosa, que reemplazo a la expresion abierta que habia tenido durante todo su relato.

– Adelante -dijo Darcy, observando con fascinacion las fases de la transformacion de su amigo, que rapidamente sustituyo los rasgos sinceros del hombre que habia sido durante la conversacion por la actitud de arrogante desden que caracterizaba al personaje que representaba en publico. La metamorfosis se completo en los escasos instantes que transcurrieron mientras un lacayo abria la puerta para dejar paso a Georgiana.

– ?Milord Brougham! -El placer reflejado en sus ojos era autentico. Bajo los ojos solo un momento, mientras le hacia una reverencia, y luego se dirigio a Darcy-: ?Ya has terminado de conversar a puerta cerrada con su senoria, hermano, o debo hacer que vuelvan a llevar la cena a la cocina?

– Ah, ya estabamos terminando, senorita Darcy -intervino lord Brougham-. Ya hemos agotado todos los temas de conversacion entre nosotros. Me temo que usted sera la responsable de mantener la cordialidad entre ambos durante la cena.

Asumiendo de nuevo su pose con aterradora facilidad, Dy se porto como un excelente invitado y los entretuvo con absurdas anecdotas e historias salpicadas de datos curiosos sobre los grandes y famosos y aquellos que aspiraban a serlo. Darcy se sintio tentado a pensar que su conversacion previa habia sido solo un sueno, pues el hombre que estaba sentado a la mesa no se parecia en lo mas minimo al que unos momentos antes le habia confesado su verdadero caracter. No obstante, trato de descubrir, observando con atencion, cualquier indicio de los lazos que podrian unir algun dia a su hermana con su amigo. Tenia que reconocer que Georgiana florecia en presencia de Brougham y era menos reticente en su compania que cuando estaba entre sus parientes; pero Darcy no pudo detectar ningun sentimiento por el, excepto una agradable amistad. Dy tampoco manifesto ninguna mirada secreta o suspiros significativos. Seguia representando el papel del petimetre que la sociedad creia que era, algunas veces ridiculo, pero, con frecuencia, ironico; sin embargo, parecia menos agresivo en su compania y ocasionalmente desplegaba una gran inteligencia y perspicacia.

Darcy sabia que su amigo cumpliria sus promesas, pero cuando Dy se despidio de Georgiana y llevo a Darcy hasta la puerta con actitud conspiradora, para informarle de que sus «deberes» exigian que se ausentara de la ciudad durante un periodo de tiempo indefinido, la verdad es que Darcy no sintio ningun pesar.

– Lo que mas lamento es no estar aqui para la ceremonia de presentacion del retrato de la senorita Darcy - dijo Dy, mientras se ponia el abrigo que un lacayo le sostenia y cogia su sombrero de copa y sus guantes.

– No te vas a perder de nada -contesto Darcy y, al ver la expresion de desconcierto de Brougham, anadio-: He llegado a la conclusion de que Georgiana tiene razon. Solo la familia y luego lo mandaremos a Pemberley.

– ?Excelente! -exclamo Dy con actitud radiante-. ?Me parece bien por tu parte, Fitz! Aunque entiendo la insatisfaccion de la senorita Darcy con el retrato, espero poder tener el privilegio de verlo algun dia adecuadamente colgado en tu galeria. -Brougham le tendio la mano y Darcy se la estrecho con fuerza.

– Cuidate, viejo amigo. -Darcy sintio un nudo en la garganta al despedirse, pues el valor del hombre que tenia ante el lo lleno de gratitud y de temor-. Estas metido en un juego muy peligroso y por eso deseo de todo corazon que sobrevivas y no sufras dano alguno.

– Lo hare, Fitz -contesto Dy con la misma emocion-. No puedes imaginarte el alivio que me produce haber hablado honradamente contigo sobre eso… y lo otro. Estare Dios sabe donde durante los proximos meses, pero si llegaras a necesitarme envia una nota al sacristan de St. Dunstan's. El se asegurara de que la reciba.

?St. Dunstan's? Darcy sintio que algo del pasado parecia vibrar ante la mencion de ese nombre. ?Donde habia

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