embargo, ella piensa que tu eres un caballero absolutamente perfecto.

– ?Georgiana!

– Y que yo soy una joven perfecta. -Georgiana suspiro-. ?No crees que resulta un poco dificil ser objeto de semejante adoracion?

Darcy la agarro suavemente del brazo y la llevo a un divan.

– ?Te resulta muy dificil atenderla? Soy consciente de que ha sido una abominable imposicion.

– No, hermano, no es «abominable». La senorita Avery es un tipo de amiga muy distinta, pero no es una persona desagradable. -Georgiana se recosto contra el hombro de Darcy-. Fitzwilliam, a veces ella se siente muy humillada por el desprecio de su hermano y otras veces por la manera en que la ignora. Y cree que la opinion que el tiene de ella es lo que todo el mundo piensa. Por eso no es ninguna sorpresa que sea tan timida. Cuando pienso… -Se detuvo y apreto la cabeza contra el hombro de Darcy.

– ?Cuando piensas que, preciosa? -le pregunto Darcy, mientras le acariciaba suavemente los rizos.

– Cuando pienso en lo gentil que has sido conmigo siempre, animandome… ?Ay, gracias, Fitzwilliam!

Darcy ya habia dado media vuelta y estaba llegando a su escritorio, cuando de repente se le ocurrio algo. Se giro.

– Georgiana, ?todavia quieres suscribirte a esa institucion?

– ?A la Sociedad para devolver jovencitas del campo a sus familias? -Darcy asintio con la cabeza-. ?Ay, si, Fitzwilliam! ?Tengo tu autorizacion?

– Dejame averiguar un poco mas y, si quedo satisfecho, podras pedirle a Hinchcliffe que desembolse la suma que juzgues conveniente. -Con los ojos brillando de alegria, su hermana hizo ademan de ponerse en pie, pero el levanto las manos-. No, no me lo agradezcas. He sido muy negligente en esto, asi como en mis propias donaciones a obras de beneficencia. En realidad, lo unico que he hecho hasta ahora ha sido autorizar la continuacion de las obras de caridad a las que contribuia nuestro padre. Y tampoco he tratado de averiguar nada mas sobre ellas, aparte de las informaciones de Hinchcliffe de que sus juntas directivas son respetables y tienen los libros en orden. -Desvio la mirada de la expresion de calido asombro de Georgiana, mientras movia la barbilla en busca de las palabras precisas-. Me he mantenido alejado de esas cosas. Pero eso -confeso en voz baja- no seguira siendo asi.

Trafalgar miro a Georgiana mientras salia del estudio, pero parecio contener el impulso de seguirla y se volvio hacia su amo. Darcy le devolvio la mirada solemne.

– Bueno, entonces resulta que somos unos perfectos caballeros, ?no? -Trafalgar bostezo largamente y luego solto un ronquido, sacudiendo la cabeza antes de volver a apoyarla sobre las patas cruzadas-. Asi es -dijo Darcy, levantandose.

Camino lentamente hacia la ventana, se recosto contra el marco y miro hacia la plaza. ?Asi que la senorita Avery pensaba que el era un perfecto caballero? Una gota de lluvia golpeo contra los cristales y luego otra. Al parecer, la senorita Avery se habia salvado por poco de mojarse o, mas bien, el y su hermana se habian salvado por poco de pasar toda una tarde cobijandola de la lluvia. Siguio el recorrido de una gota que se deslizo por el cristal. Debia ser objetivo y desapasionado si queria analizarlo todo. Habia pasado casi un mes desde Hunsford. Tenia que ser ya capaz de examinar las cosas con desapasionada objetividad.

?Cual habia sido la impresion inicial que Elizabeth habia tenido de el? Desde el primer encuentro en el baile de Meryton, cuando habia pronunciado aquella frase tan odiosa sobre ella, lo habia catalogado como un personaje ridiculo. Y el no habia hecho otra cosa que probar que ella tenia razon. Como un pomposo idiota, se habia mantenido aislado, pavoneandose por los circulos sociales de Hertfordshire sin otra cosa mejor que hacer que mirar a todo el mundo por encima del hombro, de una manera muy poco caballerosa.

?Como era posible que el, que tenia enfrente el mejor de los ejemplos y la mas solemne de las intenciones, hubiese caido en eso? De alguna manera, en los largos anos de su infancia y juventud se habia salido del camino, atrapado por las trampas y las actitudes que lo hacian parecer ahora un hombre muy desagradable y un extrano a su propio corazon.

Un gemido de Trafalgar y un fuerte cabezazo contra su mano hizo que Darcy fuera de nuevo consciente de donde estaba.

– Si, monstruo. -Acaricio la cabeza del animal-. Todo va bien, al menos en lo que a ti concierne - corrigio.

Con un suave gemido, Trafalgar apreto la cabeza contra la rodilla de su amo.

– Si, lo se. Las preguntas siguen ahi. -Volvio a acariciar las sedosas orejas del perro-. Pero la respuesta puede ser peor de lo que quisiera ver.

Hizo una mueca y dejo de acariciar las orejas de Trafalgar, ignorando sus empujones y gemidos. ?Era imposible! Aunque pudiera convencerse de hacer una peticion, no habia ningun pretexto que pudiera utilizar para ir en busca de Elizabeth, y era poco probable que sus caminos volvieran a cruzarse. Sin embargo, la idea era lo suficientemente nueva como para obligarlo a ponerse en pie. Si fuera posible, ?podria ella perdonarle?

La imaginacion de Darcy trajo a Elizabeth ante sus ojos con una rapidez casi sorprendente. El habia dicho que la admiraba y la amaba. ?Como era posible que lo hiciera cuando habia malinterpretado cada uno de los actos de Elizabeth y todas sus palabras? ?La magnitud de su propio engano era asombrosa! Habia presumido de ser el dueno de la mente y el corazon de Elizabeth, cuando, si le hubiesen preguntado, no habria podido afirmar con seguridad que era lo que ella pensaba o sentia sobre algun tema relevante, ni decir que era lo que ella mas queria en la vida.

?Amarla? No, durante aquellas semanas en Pemberley, Londres y Kent, habia coqueteado con una Elizabeth imaginaria, que el mismo habia inventado a partir de los hilos de colores de sus propios deseos. La habia buscado en ese estado y ella, a pesar de no tener dinero ni perspectivas propias, lo habia rechazado tajantemente; lo habia rechazado, incluso cuando habia tantas cosas en juego. En lugar de poner su futuro en las manos de Darcy, la joven habia asumido una serie de consecuencias que aparecian ahora ante el de manera mas solida que antes. ?Que clase de mujer haria eso?

Le dio la espalda a la ventana y cruzo los brazos sobre el pecho, en una actitud de tanta concentracion que Trafalgar y levanto la cabeza que tenia apoyada sobre las patas y tenso los musculos en senal de alerta y extraneza, mientras su amo volvia a pasearse por el salon. Habia llegado hasta alli para buscar una respuesta, una forma de salir de aquel tortuoso mes de revelaciones sobre si mismo, y estaba decidido a dirigir todos sus esfuerzos a la solucion de la pregunta. ?Que podia ofrecer como prueba de su arrepentimiento? ?Nada! ?Ciertamente nada que una mujer de principios como los que habia mostrado Elizabeth se sintiera inclinada a aceptar o respetar! Durante un instante, Darcy se quedo alli parado, impotente, antes de que a su mente acudiera la respuesta. El camino para convertirse en un hombre digno del respeto de semejante mujer comenzaba por ver el mundo y medirse a si mismo a traves de otros ojos, ojos que fueran sensibles a sus defectos y carencias.

?Podria mantenerse fiel a esa resolucion? Tenia que abandonar cualquier idea sobre obtener el amor de Elizabeth como recompensa. Incluso si llegaban a encontrarse, debian portarse como simples conocidos. ?Pero no importaba! Estaba dispuesto a honrar a esa mujer que habia despreciado su posicion social y su importancia, aun sacrificando lo que podria ganar, y que lo habia hecho descubrirse a si mismo. Y juro que lo haria luchando hora tras hora, sin que nadie lo viera ni lo notara, por llevar su vida de una manera que pudiera contar con la aprobacion de Elizabeth Bennet.

Se dirigio a su escritorio y, despues de sentarse, busco una pluma y un cuchillo. Necesitaria un instrumento bien afilado para ese proyecto. Trafalgar se levanto de su comoda posicion junto al divan y se acerco a donde su amo trabajaba. Con un suspiro seguido de cerca por un grunido, apoyo las patas sobre la alfombra y dirigio sus ojos curiosos hacia la figura que habia en la silla. Darcy lo miro, esbozando una sonrisa.

– ?Estamos aburridos? -La mirada de Trafalgar se mantuvo firme-. No hay esperanzas de salir con esta lluvia -le dijo Darcy al perro sin rodeos y, tras afilar muy bien la pluma hasta dejarla bien puntiaguda, dejo a un lado el cuchillo-. Y aunque fuera un dia perfecto, no puedo complacerte. Tengo que atender un asunto urgente, de caracter reformista, cosa que tu -Darcy le lanzo a su mastin una mirada de reproche- harias muy bien en imitar, monstruo. -Trafalgar suspiro como respuesta y se volvio a acostar, apoyando el hocico sobre las patas delanteras-. Eso dices tu, pero ya hace tiempo que deberia haber sucedido. -Darcy se volvio a concentrar en el escritorio y saco una hoja de papel, antes de mojar la pluma

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