– ?Quien es? -pregunto Darcy, agarrando la tarjeta.

– El honorable senor Beverly Trenholme, senor. No puedo decir que recuerde a ese caballero. -El viejo mayordomo arrugo la frente con mortificacion-. Pero dice que es un viejo amigo. -?Trenholme! , penso Darcy. ?Que demonios…?

– Si, Witcher, pero de mi epoca universitaria. No creo que haya venido nunca a visitarme aqui en la ciudad. Despues de Navidad, pase algunos dias con el y su hermano, lord Sayre, en Oxfordshire.

– Ah, le ruego que me disculpe, senor. ?Desde luego, Oxfordshire! -Witcher sacudio la cabeza-. ?Lo hago pasar, senor?

– Por favor, Witcher, tenga la bondad. -Darcy se levanto, se arreglo el chaleco y se tiro de los punos, movimientos habituales que le ayudaron a aclarar el monton de preguntas que habia provocado la subita aparicion de Trenholme. La advertencia de Dy resono con claridad entre ellas y Darcy se pregunto si aceptar verlo seria mas de lo que Brougham juzgaria prudente.

La puerta se abrio.

– El senor Trenholme, senor.

– ?Darcy! ?Eres muy amable al recibirme! -Trenholme entro en el estudio tendiendo la mano. Con la otra agarraba el asa de un largo y estrecho estuche de cuero.

– Trenholme. -Darcy inclino la cabeza a modo de saludo y le estrecho la mano. La tenia fria y casi podria jurar que sintio que el hombre estaba temblando-. Por favor, toma asiento. -Trenholme acerco una silla, puso el estuche sobre el escritorio con suavidad y se sento con un suspiro.

– ?Puedes creer que han pasado casi cuatro meses desde que nos vimos por ultima vez? -Volvio a suspirar-. Ese asunto tan horrible. Sayre y yo estamos mas que agradecidos por tu silencio sobre el suicidio de mi madrastra y los apuros financieros de Sayre. Eso lo unico que consiguio fue aplazar lo inevitable, pero uno siempre agradece todo el tiempo que pueda mantener alejados a los lobos.

– Entonces, ?todo ha concluido? -pregunto Darcy con voz neutra.

Trenholme nego con la cabeza.

– No voy a fingir que no, al menos contigo. Todo lo que se podia transportar fue sacado y traido aqui para subastarlo en Garraway's. La propiedad sera puesta en venta a finales de semana. -Una mirada de odio ensombrecio la cara de Trenholme-. ?Deberia haber sido mia! Sayre nunca se preocupo por otra cosa que el dinero que podia sacarle para apostarlo en la mesa de juego. Y luego, esa maldita irlandesa b… -Trenholme levanto la voz-. Puso contra nosotros a todo el mundo. ?Tu la viste, Darcy! ?Viste lo traidora y mentirosa que es! Ella es capaz de apunalarte por la espalda sin pensarlo dos veces.

– ?A que te refieres? -Darcy miro fijamente a los ojos de Trenholme, mientras trataba de armar en su mente el rompecabezas de nombres, caras y conversaciones de los recuerdos fragmentarios de su velada en casa de Sylvanie-. ?Traidora? ?Que es lo que sabes?

– Lo que se es que, entre ella y Sayre, a mi no me queda ya suficiente dinero ni para emborracharme, que es el unico estado en el cual no quiero mandarlos al… -Trenholme se detuvo-. Pero esa no es la razon que me ha traido aqui. He venido a entregarte esto. -Se inclino hacia delante, empujando el estuche hacia su anfitrion-. La ganaste en buena ley y no deberia ser vendida para pagar ni una minima parte de las deudas de Sayre.

Darcy abrio el estuche, mientras contenia la respiracion. Alli estaba la espada espanola, colocada en un lecho de terciopelo. Tan pronto como Darcy la agarro, atrapo la luz de la lampara y brillo como una llama.

– Puedo ser un cobarde y un borracho, pero se lo que es correcto en una deuda de honor. ?Sayre va a pagar aunque sea esta! -declaro Trenholme con vehemencia.

Darcy la levanto y asio la empunadura. Se ajustaba tan bien a su mano como recordaba.

– ?Trenholme, no se que decir! -Volvio a poner la exquisita espada en su envoltura de terciopelo.

– No hay nada que decir. Ha sido tuya desde esa noche y habrias tenido derecho a poseerla ya durante todos estos meses. Ciertamente tenias suficientes testigos para recurrir a la ley, si hubieses querido. Sayre deberia agradecerte que no lo hayas hecho, y para mostrar ese agradecimiento tendria que habertela enviado el mismo.

– ?El no sabe que me la has traido? -pregunto Darcy rapidamente.

– ?Se enterara ahora! -Trenholme se rio con amargura y se levanto-. ?Le he dejado una nota! -Luego hizo ademan de marcharse-. No te robare mas tiempo, Darcy, pero recuerda lo que dije sobre Sylvanie. Monmouth ha metido a una vibora en su casa, no hay duda de eso. Si hay alguna canallada en marcha, Sylvanie estara en el centro de ella, no lo dudes.

– Pero ?que vas a hacer tu? -La pregunta de Darcy detuvo al honorable Beverly Trenholme cuando estaba a punto de agarrar el pomo de la puerta. ?Tenia que hacer algo! Darcy trato de pensar en algo que pudiera ofrecerle al hombre en senal de agradecimiento, sin ofenderlo ni humillarlo.

– Me marchare a America, supongo. -Trenholme dio media vuelta. Una sonrisa triste aparecio en su rostro, pero no alcanzo a llegar a sus ojos-. He oido que los caballeros ingleses todavia son bien recibidos en Boston, aunque el te ya no lo sea.

– ?Te? -Darcy miro a Trenholme de reojo-. No creo que las preocupaciones actuales de los americanos tengan nada que ver con el te, Trenholme.

Trenholme se encogio de hombros.

– Pense que habian arrojado por la borda un cargamento de te en el puerto de Boston.

– ?Eso fue hace mas de treinta y cinco anos! Los cargamentos de te llevan mas de treinta anos llegando a Boston en perfecto estado. -Darcy apreto fuertemente la mandibula, tratando de evitar la risa que podia resultar insultante para su visitante-. No hay peligro de que tengas que prescindir del te en Boston.

– Ah. Bueno… -Trenholme parecia haberse quedado sin vida y sin palabras. ?Un pasaje! La palabra resono en los oidos de Darcy.

– ?Espera un momento! -Dejo a Trenholme, se dirigio a su escritorio y saco un cuaderno del primer cajon. Comenzo a pasar rapidamente las paginas hasta que llego a la seccion en que se detallaban sus negocios de transporte de mercancias-. Si puedo conseguirte un pasaje para Boston, ?lo aceptarias?

– ?Un pasaje gratis? -Los ojos de Trenholme brillaron por un momento.

– Un pasaje gratis -confirmo Darcy-. Tengo importantes intereses en un barco que sale para Boston, pero zarpa manana por la manana. Eso es poco tiempo…

– No necesito mas tiempo que el que se requiere para recoger mis cosas y llegar al puerto. ?Sabes lo que eso significa, Darcy? -grito el hombre, mientras su anfitrion se inclinaba para escribir una nota dirigida al capitan de la nave-. Si me ahorro el dinero del pasaje, no llegare a America sin un centavo.

– Ciertamente, eso no es muy aconsejable. -Darcy se enderezo y le entrego a Trenholme una autorizacion-. Dale esto al capitan y el te llevara a bordo. No sera muy comodo, nada parecido a lo que estas acostumbrado…

Trenholme tomo la nota y luego estrecho la mano de Darcy.

– Eres un buen hombre, Darcy. Nunca olvidare esto. -Trago saliva y luego dio media vuelta y salio, mientras su benefactor se quedaba mirandolo, con la esperanza de que fuera cierto.

– ?Por que miras el reloj con tanta insistencia? -le pregunto Georgiana a su hermano, cuando vio que sacaba otra vez el reloj del bolsillo de su chaleco. Como el tiempo era todavia agradable, habian decidido dar un paseo por el parque de St. James.

– Un amigo ha partido hacia America muy temprano esta manana. De acuerdo con el horario, su barco debe llegar a mar abierto dentro de un cuarto de hora. Supongo que estaba tratando de adivinar exactamente donde estaria.

– ?Un buen amigo?

– Tal vez. En todo caso, espero haber sido un «buen amigo» para el.

El ruido de unos cascos de caballo corriendo sobre el prado a una velocidad frenetica hizo que Darcy se girara rapidamente y empujara a su hermana hacia atras, para sacarla del sendero. Caballo y jinete se dirigieron hacia ellos y solo se detuvieron en el ultimo minuto.

– ?Darcy! -exclamo el jinete, jadeando y con los ojos desorbitados.

– ?Por Dios, Dy! ?Que demonios estas haciendo? -grito Darcy con furia.

– ?No hay tiempo para eso! ?Donde esta Trenholme? ?Sabes donde esta?

– ?En un barco camino de America! ?Por que? ?Que sucede? -Un terror frio le atenazo las entranas.

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