Por fin el hombre levanto los ojos para mirarlo a la cara.

– Puede haber algo de culpa en sus actos, o mejor, en sus omisiones, joven, pero no puedo encontrar una responsabilidad tan grande como la que usted cree. En mi opinion, otras personas mas cercanas a los sucesos en cuestion tienen mas cosas por las cuales responder que usted. Si usted ha llegado a conocerse mejor, eso es algo que digno de alabanza; pero le ruego que no cargue en su conciencia con toda la culpa de este asunto.

Darcy hizo una inclinacion.

– Usted es mas amable conmigo de lo que merezco, pero no tengo excusa. Asi las cosas, sali de Derbyshire solo un dia despues que ustedes y vine a Londres con el unico proposito de encontrar a su sobrina y volverla a llevar al seno de su familia.

– Lo mismo que yo, senor Darcy. ?Pero ha sido en vano! -El senor Gardiner se dejo caer sobre el sillon y sacudio la cabeza-. Es como si se los hubiese tragado la tierra. Esto tiene tan perturbado a mi cunado, el senor Bennet, que he insistido para que regresara a Hertfordshire.

– Esa es la razon principal de que haya recurrido a usted, senor. Yo los he encontrado.

– ?Que los ha encontrado! ?Santo cielo, senor! -El senor Gardiner se levanto de inmediato y agarro a Darcy del brazo-. ?Donde? ?Como?

– Es mejor que no sepa donde -respondio Darcy con gravedad-, y como lo hice resulta irrelevante en este momento. Simplemente, los he encontrado y ya he hablado con los dos. Su sobrina esta bien.

– ?En serio? Tenia tanto miedo. -Se paso una mano por los ojos y dio media vuelta para recuperar la compostura.

Darcy espero unos minutos antes de continuar.

– Esta bien, pero insiste en que no dejara a Wickham. El me ha confesado en privado que nunca tuvo intenciones de casarse con ella.

– ?Maldito demonio! -grito el senor Gardiner, dandose la vuelta.

– Muchos han dicho eso y es mejor tratarlo como tal. Le he hecho ver la necesidad de que haga lo correcto con su sobrina.

– ?Seguramente no apelando a su conciencia! -exclamo el senor Gardiner e insistio-: Usted habra tenido que imponer sus condiciones de otra forma… por medio de una oferta economica, supongo. ?Estoy en lo cierto?

– Me he hecho cargo de todas sus deudas.

– ?Ah! -respondio el senor Gardiner-. Eso habra sido un incentivo, sin duda; pero estoy seguro de que no fue suficiente para hacerlo aceptar. ?Porque el puede prometer cualquier cosa y, cuando usted haya pagado a sus acreedores, desaparecer! -Alzo las manos-. ?No es posible que, incluso en este mismo momento, ya se haya marchado?

– Esta bajo vigilancia, senor, y no puede hacer ningun movimiento sin que lo vean. El lo sabe. Y tambien es consciente de que si lo hace, su coronel se enterara de su paradero y sera arrestado para enfrentarse a un tribunal militar. No, no se movera.

– ?Santo Dios, senor! -Abrumado por la emocion, el senor Gardiner estrecho la mano de Darcy con vigor-. Usted ha hecho mas que cualquiera… -Trago saliva-. Tiene que decirme cuanto le ha costado todo esto y le prometo que todo le sera reembolsado.

Darcy retrocedio.

– No lo hare, senor. La suma va mucho mas alla de las deudas de Wickham. Si queremos garantizar el futuro de su sobrina, hay que hacer mucho mas de lo que usted o el padre de la chica podrian, si me perdona usted la impertinencia.

– No importa -respondio rapidamente el senor Gardiner-. Es deber de sus familiares recordar el caracter de la muchacha y asumir las consecuencias.

– Lo comprendo, senor, y me gustaria poder complacerlo -dijo Darcy, mirando al senor Gardiner con intensidad-. Pero es imposible.

– ?Hummm! -resoplo su anfitrion transcurridos unos segundos-. ?Ya veremos! Entonces, ?que hay que hacer? ?Debe de haber algo que yo pueda hacer!

Darcy se relajo y volvio a tomar asiento.

– Queda en sus manos, senor, presentar el asunto a la familia de su sobrina, pues nadie mas, aparte de su esposa, debe enterarse de mi participacion en esto. -Darcy hizo una pausa y luego se inclino hacia su anfitrion-. ?Aceptaria usted recibir a su sobrina y tenerla aqui hasta el dia de la boda? Tiene que dar la impresion de que ella sale de su casa para casarse.

– ?Por supuesto! -contesto el senor Gardiner y luego, haciendo una pequena demostracion de indignacion, anadio-: ?Creo que somos lo suficientemente solventes como para organizar al menos una boda!

Dos semanas mas tarde, mientras se encontraba de pie en la puerta de la iglesia, Darcy se entretenia pensando que la forma en que la calida luz de agosto entraba por las vidrieras de la iglesia de St. Clement no podria haber sido mas perfecta. Probablemente aquella seria la unica perfeccion que veria en los proximos minutos y se detuvo para contemplarla un rato y deleitarse en ella, antes de volver a mirar hacia la calle. Los Gardiner se retrasaban. Era algo extrano en los familiares de Elizabeth, a quienes habia llegado a estimar durante el curso de aquel enojoso drama, y trato de adivinar, sin temor a confundirse, de quien era la culpa. Suspirando, miro por encima del hombro hacia la puerta que se cerro detras del novio. El corpulento Tyke Tanner se apoyaba contra el marco con una expresion de amarga resignacion, mientras pensaba en todo el tiempo que tendria que esperar hasta que pudiera dar por concluida su mision. Darcy hizo una mueca y se giro de nuevo a mirar hacia la calle. Pensaba en que Gardiner tenia que imponerse y controlar a la muchacha. ?Cuanto deseaba que todo terminara y pudiera quedar libre y con la conciencia tranquila para regresar a Pemberley! No tenia muy claro que aquel enlace fuera a ser muy satisfactorio. Evidentemente, no podia prever mucha felicidad en la vida de la pareja en cuestion, pero el peso de su deber y la esperanza de restablecer el prestigio de la familia de Elizabeth a los ojos de la sociedad era lo que lo habia impulsado a seguir. Pronto concluiria todo lo que su nombre y su fortuna podian rectificar.

Un carruaje doblo la esquina y freno hasta detenerse ante las escaleras de la iglesia. Tan pronto como bajaron la escalerilla, aparecio un caballero con cara de angustia. El senor Gardiner tenia el rostro encendido, pero cuando levanto la vista hacia la puerta y vio a Darcy, no pudo ocultar la sensacion de alivio. Despues de hacer un gesto de asentimiento, se volvio otra vez hacia el carruaje y levanto la mano para ayudar a bajar a las damas que venian con el. Al instante aparecio Lydia con un revuelo de faldas y un sombrero de alas increiblemente anchas. La novia iba seguida por la menuda pero decidida senora Gardiner. El respeto de Darcy por aquella dama habia crecido todavia mas desde que habia sabido que, durante las semanas anteriores, se habia esforzado por imprimir en su protegida un poco del decoro que se esperaba de una joven esposa respetable.

El pequeno grupo subio los escalones y el senor Gardiner le tendio la mano a Darcy para saludarlo.

– Senor Gardiner. -Darcy inclino la cabeza cortesmente y tambien en senal de respeto-. ?Como esta? -Miro fugazmente a la novia-. ?Estan todos bien?

– Senor Darcy -respondio el hombre, jadeando un poco por la subida-. Le ruego que nos disculpe. Un asunto inesperado nos ha retrasado, pero si, todos estamos bien y listos para proceder. ?Y por su parte, senor?

– No hay ningun problema. El novio esta preparado. ?Entramos?

– Enseguida -respondio el senor Gardiner-. Quiera Dios que este asunto termine rapidamente y cumplamos con nuestro deber. -El caballero asintio para mostrar que estaba totalmente de acuerdo con los sentimientos del senor Gardiner y se volvio para saludar a su esposa y a la futura novia.

– ?Donde esta Wickham? -interrumpio Lydia Bennet moviendo el ala enorme de su ridiculo sombrero, tratando de mirar hacia la iglesia-. ?Esta dentro? ?No deberia estar aqui?

La senora Gardiner levanto la vista alarmada, pero Darcy se apresuro a tranquilizarlas.

– Si, esta aqui. ?Entramos? -Darcy ayudo a las dos mujeres a cruzar el umbral y se detuvo solo para ver un rapido gesto de Tyke Tanner, que indicaba que Wickham estaba en su lugar, delante del altar. Darcy se volvio hacia la senora Gardiner-. ?Puedo acompanarla, senora? -Luego le ofrecio el brazo.

– Gracias, senor Darcy. -La senora Gardiner suspiro con gratitud, mientras agarraba el brazo del caballero-. Gracias por todo.

– Es usted muy amable, senora -comenzo a decir, pero su acompanante le dio un golpecito en el brazo.

– No, senor, es usted quien es muy amable, asi como muchas otras cosas buenas y admirables. -La senora Gardiner le sonrio de una forma enternecedora, haciendole ruborizarse. Al mirar hacia delante, la senora Gardiner

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