– ?Dy! ?Dios mio! ?Cuando has vuelto? ?Por que no me escribiste?

Lord Dyfed Brougham levanto las manos perfectamente cuidadas en senal de protesta por semejante saludo y dio un paso atras cuando Fitzwilliam tambien se levanto.

– ?Escribir? ?Eso es demasiado fatigoso, viejo amigo! Y tu, Fitzwilliam, puedes estrechar mi mano, pero nada mas. Si, asi esta bien. -Brougham les dirigio una risita triunfal a los dos y luego acerco una silla y les hizo senas para que tomaran asiento-. ?Escribir? No, no… crei que era mejor sorprenderte, lo cual he hecho con bastante facilidad, segun parece. -Darcy se volvio a sentar, mientras las absurdas palabras de Dy confirmaban el personaje que queria representar.

– ?Y que tal te ha ido en America, Brougham? -Fitzwilliam se sento y estiro sus largas piernas-. No parece que te haya sentado muy bien. -Al mirar detenidamente a su amigo, Darcy vio que su primo tenia razon y cuanto mas lo observaba, mas alarmantes se volvian sus conclusiones. Dy estaba vestido con la elegancia de siempre, pero la ropa parecia quedarle extranamente grande. A pesar de que nunca habia tenido un rostro de anchas facciones, estaba muy demacrado y tenia las mejillas hundidas. Seguramente no le habia ido bien al otro lado del mar.

– ?Te ruego que no menciones ese lugar en mi presencia! -Dy se puso la mano en la frente de forma dramatica-. ?No se como pude haberme dejado convencer para ir! ?El viaje fue brutal, Fitzwilliam, absolutamente brutal! Los nativos carecen totalmente de cultura y no tienen la mas minima sensibilidad. ?Fue espantoso!

Richard dejo escapar un silbido al oir la descripcion de Dy y luego pregunto:

– ?Y que nativos eran esos, Brougham? ?Los algonquinos, los iroqueses…? -Miro a Darcy para pedir auxilio, pero su primo se limito a encogerse de hombros.

– No, no, viejo amigo. -Dy lo miro como si Richard estuviera diciendo una locura-. ?Los nativos de Boston y Nueva York! -Se saco un panuelo del bolsillo de la chaqueta y se limpio las sienes-. ?Horrible, sencillamente horrible!

Richard miro a Darcy y entorno los ojos. Luego se puso en pie.

– Bueno, te dejare con mi primo, que sera de mas ayuda que yo en tu recuperacion, estoy seguro. Fitz. -Dio media vuelta y se dirigio a Darcy-: Debo regresar al cuartel. Recuerda, su senoria el conde de Matlock y mi madre nos esperan a cenar esta noche, a las nueve en punto. -Le hizo una inclinacion a Brougham-. Preferiria enfrentarme a los pieles rojas que llegar tarde a una cena de su senoria. Encantado de verte, Brougham. -Dy asintio y le dijo adios con la mano.

Tanto Brougham como Darcy se quedaron callados, mirando como Fitzwilliam se abria paso hasta la puerta, en medio del bullicio de camareros y miembros del club.

Darcy se volvio hacia su amigo.

– ?Por Dios, Dy, tienes un aspecto horrible!

– ?Tan mal estoy? -pregunto Brougham, enderezandose en la silla, y luego llamo a un criado y pidio algo de beber-. No habia querido aparecer en la ciudad hasta engordar un poco -dijo suspirando-, pero llevaba tanto tiempo ausente que el Ministerio del Interior temio que perdiera mi rango si tardaba mas en volver. Asi que aqui estoy. -Levanto los brazos-. ?Parezco un espantapajaros!

– ?Que ha sucedido? -Darcy se inclino sobre la mesa.

– No puedo decirtelo, amigo mio. -Dy sonrio con tristeza-. Solo puedo decir que ella logro evitarme.

– ?Y pudiste encontrar a Beverly Trenholme?

– El jamas puso un pie en ese barco para el que tu le diste el billete. De hecho, nunca salio de Inglaterra. Alguien mas penso que ella era mas util que Trenholme.

– ?Sylvanie! Pero, nadie ha visto a Bev… ?Por Dios, no querras decir que…! -Dy asintio con la cabeza y los dos guardaron silencio. El murmullo de las conversaciones y las risas de los demas continuo con la misma intensidad. Un vaso se cayo al suelo en alguna parte y luego se oyo una discusion.

– Dime -pregunto Dy finalmente, rompiendo el silencio que se habia instalado entre los dos-, ?como esta la senorita Darcy?

– Ella esta bien -respondio Darcy con lentitud-. Bastante bien, en realidad, aunque echa de menos tu compania. -Brougham volvio a esbozar una sonrisa tonta, pero muy distinta de la anterior porque era sincera. Darcy se recosto contra el respaldo y trato de adoptar una actitud de absoluto desinteres, antes de dar la noticia-. Durante tu ausencia hizo amistad con alguien que conocio.

La sonrisa de Dy se evaporo al instante.

– ?«Alguien que conocio», dices? -Paso el dedo por el borde del vaso dos veces, y luego le dio un golpecito-. ?Y puedo preguntar el nombre de esa persona?

– Si puedes y ya veo lo que estas pensando. No, no es eso a lo que me refiero. -Los hombros de su amigo se relajaron y la tension de su mandibula desaparecio-. Su nueva amiga es Elizabeth Bennet.

– ?Elizabeth Bennet! -Dy miro fijamente a su amigo-. ?Tu Elizabeth? ?Y como demonios ha sucedido semejante cosa?

Manteniendo la misma actitud, Darcy le conto a Dy su encuentro casual en Pemberley en agosto. Brougham enarco una ceja al oir la palabra «casual», pero no interrumpio a su amigo.

– Desgraciadamente, recibio una carta de su casa en la que le pedian que regresara a la mayor brevedad, de manera que Georgiana se vio privada de su compania antes de lo esperado.

– Georgiana -repitio Dy con suspicacia-, ya veo. -Miro a Darcy con pesar-. Parece que la senorita Bennet no esta ya tan predispuesta en tu contra como temias. ?Que pena que haya tenido que marcharse! ?Y la has visto desde entonces, o has tenido noticias de ella?

Darcy asintio con la cabeza, arrellanandose en el sillon.

– Hace poco mas de una semana fui a ver a mi amigo Bingley, ?te acuerdas de Bingley, en el baile de los Melbourne? -Dy asintio-. Estuve de visita en Netherfield, la propiedad que esta pensando en comprar en Hertfordshire. Fuimos a visitar a los Bennet el dia despues de mi llegada. Pero las cosas no salieron bien.

Dy le lanzo una mirada interrogante.

– ?Como que no salieron bien?

– Ella apenas me miro, casi no hablo, aunque estuvimos juntos durante varias horas.

– ?Eso parece bastante extrano! -dijo Dy con actitud pensativa-. ?Quieres decir que se nego a responderte cuando le dirigiste la palabra o que no quiso contestar a tu saludo?

– ?No, por supuesto que no! -Darcy se puso a la defensiva-. Ella estaba… no era ella misma y yo… -Darcy se miro las manos-. Yo no supe que pensar ni que decir.

– Ah, entonces ninguno de los dos le pudo decir mucho al otro -concluyo Dy-. Bueno, eso hace que resulte bastante dificil entablar una conversacion o profundizar en una relacion de cualquier tipo. Sin embargo, los dos tuvisteis menos dificultades cuando ella estuvo en Pemberley. ?Se te ocurre alguna explicacion?

Darcy miro a su amigo.

– Eres persistente, ?verdad? -Dy se limito a encogerse de hombros y sonreir-. Si, hubo un problema familiar del que yo me entere, quiza mas de lo que deberia haberse enterado un conocido lejano.

– ?La carta que recibio de su casa! -Dy dio un golpe en la mesa-. Si, ahora todo encaja. ?Ella se sentia avergonzada por lo que tu sabias de su familia! Una situacion bastante incomoda para ella, despues de haber criticado tu comportamiento con tanta severidad. -Se recosto contra el respaldo y, tras unos instantes, pregunto-: ?De verdad le gusto a la senorita Darcy?

– Si, asi fue, en el poco tiempo que pasaron juntas. Georgiana expreso sus sinceros deseos de volverla a ver.

– Entonces -dijo Dy con suavidad-, ?quieres un consejo, amigo mio? -Darcy lo penso y despues asintio con la cabeza-. Mi consejo es que tengas fe y esperes. Tu amigo esta muy bien situado para que tengas razones suficientes para visitar el condado. Deja que el tiempo pase y vuelvelo a intentar cuando la tormenta se haya calmado un poco. Si ella merece la pena, tambien lo merecera el tiempo y el esfuerzo que seran necesarios para conquistarla. Porque jamas he podido leer… -cito-. ?Pero supongo que tu ya sabes eso! -Dy se levanto y miro a su amigo-. ?Tengo que irme! Dale mis saludos a la senorita Darcy con tanto afecto como juzgues apropiado y dile que espero veros a los dos pronto. -Hizo una estrambotica reverencia y se dirigio al otro extremo del salon, donde se encontraban un grupo de caballeros jovenes, conocidos por su ostentosa animacion.

Cuando oyo que Dy preguntaba por una pelea de gallos, Darcy sacudio la cabeza y sonrio con pesar, al pensar en la vida que su amigo habia elegido o, tal vez, que le habia sido impuesta. Esperar

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