le preste atencion al vicario mientras se congela?
– Mmm -musito Darcy, que apenas la estaba oyendo. Con cierta curiosidad, Darcy examino el grupo de criados hasta que localizo el lugar de donde provenia la agitacion y se sorprendio al ver en el centro a su propio ayuda de camara.
– ?Que de…!
– ?Senor Darcy! -exclamo la senorita Bingley-. ?Que estara pasando? -Al no recibir ninguna respuesta, siguio la severa mirada de Darcy hasta el rostro de su ayuda de camara, que le devolvio la mirada con la misma perturbada altivez, mientras sostenia el brazo de una mujer joven con una mano protectora. Tras ellos habia un lacayo mas bien alto y corpulento, que los observaba con una colera que podria haber encendido una llama a veinte pasos de distancia.
– ?No es ese su ayuda de camara? -pregunto la senorita Bingley. Darcy contesto afirmativamente casi sin voz, mientras apretaba la mandibula de manera amenazante. Atrapado entre dos fuegos, Fletcher bajo los ojos en senal de deferencia hacia su amo, cuya mirada prometia un futuro ajuste de cuentas. El lacayo, al verse intimidado por un caballero, se echo hacia atras, alejandose de Fletcher y la muchacha, y salio de la iglesia en la direccion opuesta.
Darcy siguio cruzando el pasillo con la senorita Bingley del brazo.
– Su ayuda de camara… ?lleva mucho tiempo con usted? -pregunto ella tras unos instantes de silencio.
– Bastante -contesto Darcy laconicamente.
– ?Y le presta un buen servicio? ?Sin arranques de mal genio o problemas con los colores?
– ?Claro que no! Al menos… -Darcy guardo silencio, considerando lo que acababa de presenciar-. Por lo general, es totalmente digno de confianza. Pero, me pregunto cual es su interes en mi ayuda de camara, senora.
– Ah, simple curiosidad, senor. Pero, digame, ?alguna vez lo ha visto confundir el verde con el gris?
Despues de llevar a la senorita Bingley hasta su vehiculo a la salida de la iglesia de Meryton, Darcy se dirigio al carruaje de los Hurst para regresar a Netherfield tal como habia venido. Las damas estaban subiendo hacia sus habitaciones cuando el se quito el sombrero y los guantes y se deshizo de su abrigo, a la entrada de Netherfield. Algunas frases acerca del inminente regreso de las hermanas Bennet a Longbourn llegaron hasta sus oidos cuando se detuvo un momento y observo con cierta preocupacion la nostalgia con que Bingley las miraba.
– Si quisieras ofrecerme una bebida caliente, viejo amigo, aceptaria encantado -propuso Darcy con cuidado.
Bingley volvio en si y, sacudiendo la cabeza en senal de disculpa, contesto que pediria algo enseguida.
– ?Un chocolate estaria bien?
– ?Excelente! ?En la biblioteca? Tienes que oir el relato que lei ayer sobre la caida de las murallas de Badajoz. -Bingley asintio de manera debil y se marcho para ordenar las bebidas, mientras Darcy se dirigia a la biblioteca, ansioso por desaparecer de cualquier lugar que pudiera atraer a las hermanas Bingley o, en particular, a sus invitadas que estaban a punto de marcharse. La prolongada proximidad con Elizabeth en la iglesia lo habia perturbado y ciertamente habia contrariado su plan de permanecer lejos de ella hasta que se marchara. Darcy sabia que debia emplear bien el poco tiempo que quedaba. Y su mejor alternativa era salvaguardarse de cualquier contacto con ella hasta que la cortesia exigiera su presencia. Si su plan exigia distraer la atencion de Bingley de la senorita Jane Bennet, aun mejor.
Darcy y Bingley pasaron una hora muy agradable «tomando» Badajoz desde la comodidad de sus sillones frente a la chimenea de la biblioteca. El relato del autor, lleno de suspense, sumado al talento de Darcy para infundirle a la narracion un sentido de cercania y heroismo tuvieron completamente fascinado a Bingley. Al levantar la vista del texto, Darcy se sintio feliz de ver como la expresion de su amigo fue cambiando gradualmente de un interes puramente cortes a una intensa expectacion, asi que cuando Stevenson les informo de que las senoritas Bennet estaban a punto de marcharse, Darcy se felicito al detectar en Bingley una momentanea sensacion de decepcion por la interrupcion.
Al acompanar a su amigo hasta el vestibulo principal, Darcy tuvo cuidado de quedarse en segundo plano, mientras observaba con indiferencia los movimientos de los participantes en la despedida. El alivio de la senorita Bingley por la partida de las damas era casi palpable, y el de su hermana, apenas un poco menor. Hurst se marcho del vestibulo tan pronto como se lo permitio la decencia y Bingley se quedo solo, expresandoles a las damas la sincera sensacion de perdida que le producia su partida. Cuando por fin dio un paso al frente, Darcy se inclino brevemente ante la senorita Jane y le deseo un buen viaje a casa y la continuidad de su buena salud. Luego se volvio hacia su hermana, listo para pronunciar palabras similares, pero casi pierde su estudiada gravedad al percibir con sorpresa la agitacion que tenia lugar en los ojos de la senorita Elizabeth.
– ?Senorita Elizabeth? -pregunto.
– Senor Darcy -respondio ella con una voz que requirio que el se acercara un poco mas para oirla mejor-. Senor Darcy, le aseguro que no tengo ningun deseo de entrometerme en sus asuntos domesticos o involucrarlo a usted en historias locales. -Se detuvo un momento con evidente incomodidad, pero tras recuperar la compostura, siguio adelante-: Temo que a usted le parezca que esto es una intolerable imposicion, pero, por favor, permitame poner en su conocimiento el gran servicio que su criado le hizo esta manana a la pequena Annie Garlick.
– El senor Fletcher es muy consciente de la conducta que espero de quienes estan a mi servicio -respondio Darcy con arrogancia, pero con curiosidad por el interes de la muchacha en el incidente.
– ?Oh, me alegra tanto oir eso, senor Darcy! -fue el comentario de la muchacha.
– ?Que quiere decir con eso, senorita Elizabeth?
– Bueno, sabiendo que cuenta con su total respaldo y sus mas altas expectativas para alentarlo, su ayuda de camara hizo lo que ninguno de los otros sirvientes estaba dispuesto a hacer, ni tampoco ninguno de los caballeros del pueblo.
Darcy decidio dejar de fingir que no entendia.
– El lacayo corpulento -dijo.
– Si -contesto Elizabeth sonriendo-, ese hombre estaba molestando a la pobre Annie de la manera mas vulgar. Su ayuda de camara se porto con ella como un caballero de brillante armadura.
La imagen de Fletcher vistiendo una armadura y preparado para combatir cruzo por la mente de Darcy y amenazo con causarle un estado de hilaridad que rara vez habia disfrutado gracias a una dama. Oculto su risa aclarandose la garganta.
– Humm, ?un caballero! Bueno, tendre en mente sus palabras la proxima vez que hable con el. -Se inclino con elegancia ante ella-. Buenos dias.
– Senor Darcy -respondio ella. Luego hizo la respectiva reverencia y se marcho.
Mas tarde, cuando Fletcher entro calladamente en la alcoba de su amo para ayudarlo a vestirse para la cena, Darcy se tomo su llegada con mucho mas interes del que se imaginaba que su ayuda de camara queria recibir.
– Fletcher, quisiera hablar con usted acerca de esta manana -comenzo.
– Si, senor, un momento, senor -contesto el sirviente, y desaparecio en el vestidor. Darcy hizo una pausa, enarcando una ceja, sorprendido. Al ver que Fletcher seguia sin aparecer despues de unos instantes, Darcy decidio dirigirse hacia la puerta del vestidor, pero se estrello contra su ayuda de camara, haciendo que este dejara caer al suelo los pantalones de gala negros que llevaba en los brazos. Mientras Darcy se apartaba, Fletcher se agacho para recogerlos y casi lo hace resbalar al tirar de ellos sin darse cuenta de que Darcy tenia una bota encima. El sonido de la tela que se rompia rasgo el aire e hizo que los dos hombres se quedaran inmoviles.
– Senor Darcy. ?Sus pantalones! -grito Fletcher. La mirada de horror que se reflejo en el rostro de Fletcher contrasto de manera tan ironica con la imagen de heroe que habian pintado las palabras de Elizabeth, que Darcy no pudo evitar que sus labios se curvaran en una mueca burlona. Rapidamente el esbozo de risa se convirtio en carcajada incontenible mientras Fletcher mostraba los pantalones rotos y miraba a su amo en total estado de confusion. En aquel momento, el caballero solo pudo desplomarse sobre el sillon mas cercano y ponerse una mano sobre los ojos tratando de recuperar la compostura.
– ?Senor Darcy? ?Senor? -La voz de Fletcher contenia una nota de preocupacion, en tanto que su patron continuaba tratando de ahogar la risa que amenazaba con estallar nuevamente cada vez que miraba a su ayuda