ayuda de aquel grupo, estaba seguro.
Un golpecito en la puerta y la entrada de Stevenson con una bandeja de plata en la mano suspendieron toda actividad en el salon. La bandeja, que contenia una unica carta, paso bajo el sorprendido examen de todos los presentes hasta que llego a Darcy. Al reconocer la letra de la direccion, Darcy la agarro rapidamente y se la guardo en el bolsillo de la chaqueta.
– ?Una carta, senor Darcy? -La pregunta de la senorita Bingley dejo ver la fuerza de su curiosidad.
– Una carta, si, senorita Bingley. -Darcy se levanto y se inclino ante sus anfitriones-. Si ustedes me disculpan. No, por favor no te levantes, te lo ruego -le dijo a Bingley, que comenzaba a inclinarse para levantarse de la silla. Darcy salio del salon a grandes zancadas y en unos pocos segundos se encontro en el corredor que conducia a la biblioteca. Tras cerrar la puerta de aquel agradable refugio, se dirigio a la chimenea, atizo los carbones hasta reavivar las brasas y se dejo caer en uno de los sillones que estaban mas proximos para recibir un poco de calor. Con dedos torpes encendio una lampara cercana y saco la carta del bolsillo.
Aunque la carta reposaba en sus manos, Darcy parecia no poder encontrar fuerza suficiente para romper el sello. Le dio vueltas varias veces, leyendo de nuevo la direccion: «Senor Fitzwilliam Darcy, Netherfield Hall, Meryton, Hertfordshire», escrita con la inconfundible letra de su adorada hermana. ?Que encontraria dentro?
Querido hermano:
Tu carta del dia 11 revelaba un caracter tan tierno y divertido que la he guardado entre mis recuerdos para atesorarla siempre, asi como atesoro tu preocupacion y afecto por una hermana tan problematica como yo. Tu noble y generosa determinacion de asumir la responsabilidad de todo lo ocurrido el verano pasado me ha dejado muy afectada. No pretendo contradecirte, pero debes permitirme, querido hermano, hacerme responsable de lo que de verdad me corresponde. Debes saber que la contricion que todo esto produjo fue necesaria; de hecho, fue indispensable para mi recuperacion, a diferencia del doloroso incidente entre tu y mi padre que mencionas. (Si, en efecto recuerdo los golpes y el dolor de nuestro padre, aunque ya hace mucho tiempo olvide las malas acciones que los causaron). No quisiera que pensaras mas en eso. Ya ha terminado y pasado y ha sido olvidado. Yo me encuentro libre del peso de esa historia, excepto como una leccion aprendida, y desearia que no te acordaras mas de ella. ?Te aseguro que la senora Annesley y yo estamos trabajando firmemente en eso!
Por favor dale mis recuerdos a la senorita Bingley. Es muy amable por su parte clasificar mis escasos talentos como una muestra de «perfeccion». Espero poder ser fiel a la precision de su gusto y solo puedo sentirme honrada por el hecho de que ella tenga mis esfuerzos en tan alta estima. A tu amigo, el senor Bingley, por favor hazle participe de mis felicitaciones por haber adquirido una buena posicion.
Contigo como guia, sus esfuerzos solo podran ser coronados por el exito.
Ahora, querido hermano, debo decir que con el resto de tu carta me quede un poco mas sorprendida. No puedo pensar como es posible que alguien crea que tu, que has sido conmigo el hermano mas considerado y gentil, eres «una persona insensible y prosaica». La senorita Elizabeth Bennet debe de ser, ciertamente, una mujer poco comun para haberse defendido de tus argumentos, haberte desdenado de esa manera y haber pensado que eres un personaje desagradable. ?Es ella, quizas, una de esas personas que se queda con la primera impresion y la forma en que os habeis conocido, en su opinion, no fue precisamente agradable? No puedo creer que lo que haya provocado ese desacuerdo entre vosotros haya sido un desliz en las buenas maneras. Espero que cuando esta carta llegue a tus manos ya se haya restablecido su buena opinion sobre ti, pues no puedo soportar la idea de que alguien juzgue tan mal tu caracter, siendo tan querido para mi.
Termino con mis fervientes deseos de verte y mis oraciones para que Dios te guarde hasta que te reunas con nosotros para Navidad. Hay tantas cosas que me habria gustado decir, tantas cosas que he aprendido, pero eso tendra que esperar hasta que tenga tu querido rostro frente a mi. Como dices que soy el «tesoro» de Pemberley, te recuerdo que tu eres su corazon. ?Regresa pronto!
Tu hermana que te adora,
Los ojos de Darcy se detuvieron un rato sobre la elegante firma y luego, lentamente, doblo la carta por los pliegues y se la guardo en el bolsillo interno de la chaqueta.
A pesar de que sabia que era ridiculo, la confianza de su hermana en el hizo encender una llama de optimismo en medio del abismo de indecision en que habia caido en los ultimos dias. La determinacion de corregir la consideracion de Elizabeth se apodero de el. Reviso las circunstancias que tenia a su favor: Wickham no estaria presente, habria un intervalo de una semana de ausencia durante el cual podria reunir topicos de conversacion, el buen espiritu que por lo general reinaba en un baile, la distraccion que ofreceria la presencia de un grupo numeroso de gente y, finalmente, la sorpresa que provocarian su deferencia y condescendencia.
Aliviado ya del motivo inicial para escribirle a su hermana, Darcy se levanto de su ensonacion frente a la chimenea con energia renovada y regreso a buscar la compania de sus anfitriones y la carta que habia dejado empezada. Mas tarde, mientras tomaban brandy y jerez, Darcy se limito a sonreir cuando la senorita Bingley observo que rara vez habia visto a alguien tan entretenido en la redaccion de una carta a su familia.
Capitulo 9