se levantara cada manana, tampoco pudo evitar el estremecimiento de rabia y temor que sacudio su cuerpo. Sus manos temblaron, la calle parecio inclinarse y todo su ser reclamo la oportunidad de saltar sobre el demonio cuya incomodidad de hacia unos instantes habia sido reemplazada por un aire de modestia y cordialidad.
– Senorita Bennet, senorita Elizabeth. -La voz de Bingley llego al conmocionado Darcy como en un sueno-. Por favor presenten mis saludos al senor y la senora Bennet. Senor Collins, senor… ?Perdon! Teniente Wickham. Encantado de conocerles, senores. -Bingley se quito el sombrero y, haciendo otra reverencia a las damas, hizo que su montura diera media vuelta. Recordando sus modales, Darcy hizo lo mismo y alcanzo a ver una expresion de curiosidad en el rostro de Elizabeth.
Bingley comenzo a tararear una cancion de amor popular y el sonido de su desafinado silbido se enfrento al torrente de emociones de Darcy, hasta resultar victorioso.
– Tienes toda mi atencion, Bingley -dijo Darcy bruscamente, decidiendo que debia enviar un correo urgente a su hermana-. ?Por favor, no sigas, te lo ruego!
– ?No te gusta la cancioncilla, Darcy? Esta de moda, ?sabes? -dijo Bingley, sonriendole con expresion imperturbable.
Darcy enarco una ceja, despectivo.
– ?Una cancioncilla, dices? Crei que estabas llamando a las vacas y esperaba encontrarme rodeado de tus admiradoras de cuatro patas en cualquier momento.
– ?Darcy! ?Estas exagerando! -La acusacion de Bingley fue recibida con un resoplido que negaba la existencia de la tendencia a exagerar-. Bueno, nunca he dicho que tenga talento musical, al menos no para tus oidos, pero con seguridad a un hombre se le puede perdonar que cante en voz alta cuando esta inspirado por la belleza que acabo de contemplar. -Darcy creyo haber oido a Bingley suspirando de amor-. ?Que suerte haberlas encontrado en el pueblo! Podriamos haber pasado y no haberlas visto.
– Si, es cierto -respondio Darcy en voz baja, mientras reflexionaba sobre la naturaleza fortuita del encuentro. Es posible que se hubiese encontrado con Wickham en alguna velada social en el pueblo. Los oficiales de Forster parecian estar siempre en todas partes. Era muy probable que Wickham fuese invitado junto a sus companeros a asistir a una cena o a animar una reunion. ?En una sociedad tan restringida como la de Hertfordshire, se estarian encontrando continuamente! Darcy hizo rechinar los dientes-. ?Intolerable!
– ?Como has dicho? -Bingley detuvo su caballo y se giro para mirar a su acompanante.
Darcy lo miro desconcertado y luego se dio cuenta de que debia de haber expresado en voz alta la conclusion de sus reflexiones.
– Charles, debo pedirte con toda seriedad que me hagas un gran favor.
Bingley abrio los ojos al oir la solemnidad del tono de su amigo.
– Todo lo que este a mi alcance, Darcy, cualquier cosa.
Una sonrisa fugaz cruzo el rostro del caballero al oir la buena disposicion de Bingley; luego respiro profundamente.
– Te pido que informes al coronel Forster de que su nuevo oficial no sera bienvenido en el baile de Netherfield la proxima semana. -La sorpresa y la duda que se reflejaron en el rostro de Bingley lo hicieron apresurarse a seguir-: Soy totalmente consciente de la posicion en que esto te coloca y no puedo hacer menos que ofrecerte mis mas sentidas excusas. No te puedo dar ninguna explicacion, excepto decirte que conozco desde hace mucho tiempo al teniente Wickham, ya que su padre, antes de morir, fue administrador del mio, y que el ha retribuido la generosidad de mi familia de una manera monstruosa, que siempre se interpondra entre nosotros.
– ?Por Dios, Darcy! ?Crees que Forster sabra que ha aceptado como oficial a semejante bandido?
– No dudo de que se enterara a su debido tiempo. Wickham nunca ha dejado de revelar su verdadera naturaleza despues de un tiempo, pero su manera de ser parece tan sincera, su capacidad de embaucar es tan extraordinaria, que, por lo general, logra hacer el dano antes de que su victima lo sepa. -El ceno fruncido de Bingley y su silencio a causa del impacto de aquella afirmacion mostraron a Darcy que habia logrado su proposito-. Desde luego, en otros aspectos relativos a Wickham debes actuar como te parezca apropiado. Solo te pido que me concedas el favor de ajustar tu lista de invitados para ese baile. Si tienes que incluirlo o tolerar su compania en algun evento publico, no pienses en mi. Nadie me echara de menos, estoy seguro. -Darcy desvio la mirada, recordando el gesto cenudo de Elizabeth.
– ?Que nadie te echara de menos? ?Pamplinas! Ese hombre no cruzara la puerta de mi casa, te lo prometo.
– Gracias -contesto Darcy con sencillez, pero sus palabras parecieron provocar en Bingley un increible placer-. ?Bingley?
– ?Ah, no es nada! Solo que son tan pocas las oportunidades en que
Darcy esbozo una media sonrisa.
– Tal vez deberia permitirte mas oportunidades de estas, teniendo en cuenta que te hacen tan feliz.
– ?Tal vez deberias! -repitio Bingley y la sinceridad de sus palabras tras la carcajada que las acompano le dieron a Darcy algo mas en que pensar, mientras dirigian sus cabalgaduras hacia la entrada de Netherfield.
La afirmacion de Bingley de que «ese hombre» nunca seria admitido en Netherfield alivio un poco los sombrios sentimientos de inquietud que invadieron a Darcy al descubrir a Wickham en el condado. Pero sus pasadas experiencias con Wickham conspiraban contra esa sensacion de alivio; Darcy no descansaria hasta haber confirmado que Georgiana no estaba involucrada de ninguna manera en la aparicion del hombre en Hertfordshire. En consecuencia, inmediatamente despues de la cena, se disculpo de participar en los entretenimientos que la senorita Bingley habia planeado para la noche y se retiro al escritorio que habia en el salon. Despues de sacar una hoja de papel y encontrar una pluma bien afilada, la mojo en el tintero y la apoyo sobre el papel.
Querida Georgiana:
Darcy hizo una pausa y se encontro sin saber como seguir.
La senorita Bingley y la senora Hurst estaban absortas en las paginas de