lo que respecta a sus amigos. -Le dio una discreta palmadita al brazo de Darcy-. Cambiando de tema, me parecio ver que hoy ha recibido una carta de su tia, lady Catherine de Bourgh. Debe de haberlo invitado a Rosings para Navidad, ?no es asi?

– La carta era de lady Catherine -admitio Darcy mientras la conducia de regreso al salon de baile-, pero mi tia nunca me invitaria a Rosings para Navidad. Las visitas siempre se realizan, necesariamente, durante la primavera y, si es posible, en compania de mi primo, el coronel Fitzwilliam. Mi prima Anne, la hija de lady Catherine, es de constitucion delicada y le afecta particularmente el invierno -explico.

– Entonces, ?tendremos la felicidad de contar con su compania en Londres durante las fiestas, asi como durante la temporada de eventos sociales?

– De nuevo tengo que responderle negativamente, senorita Bingley. Cuando concluya mis asuntos en Londres la proxima semana, partire hacia Pemberley y pasare la Navidad con mi hermana. -Darcy se encogio de hombros-. Mi padre, y el suyo antes que el, siempre paso la Navidad en Pemberley. Nuestra gente asi lo espera y se ha convertido en una tradicion de los Darcy que, bajo la administracion de mi padre, despertaba gran expectativa con varias semanas de antelacion. Ya han pasado cinco anos desde su muerte y es hora de que Georgiana y yo revivamos la costumbre. Creo que ella no disfrutaria mucho si pasa la Navidad en Londres, lejos de los agradables recuerdos de las celebraciones del pasado.

– ?Que hermano tan considerado! -bromeo la senorita Bingley.

– Tal vez -dijo Darcy-, pero Georgiana se merece cualquier placer que yo le pueda proporcionar.

– Estoy segura de que asi es -replico rapidamente la senorita Bingley-. ?Regresara ella a Londres con usted para la temporada social de este ano?

– Considero que todavia es demasiado joven para eso, senorita Bingley, pero pretendo persuadirla de ir a la ciudad durante parte del invierno, al menos. -Un toquecito en el codo interrumpio su atencion y Darcy se giro para ver al desafortunado pariente de Elizabeth levantandose despues de hacer una solemne reverencia. ?Que cosa tan inconveniente! Darcy respondio al saludo con un gesto sencillo de cabeza, momentaneamente fascinado por la vulgar presuncion del hombre.

– Senor Darcy -comenzo a decir el hombre sin que mediara ningun preambulo-, por favor permitame presentarle mis respetos, senor, despues de asegurarle primero que mi negligencia al saludarlo se ha debido enteramente al total desconocimiento de la relacion que existia entre usted y mi mas noble protectora, lady Catherine de Bourgh. Porque debe usted saber que su graciosa y supremamente bondadosa pariente le ha confiado a este humilde servidor el cuidado de su gente al otorgarme el derecho a vivir en la parroquia de Hunsford. El hecho de que yo pudiera encontrarme aqui, en este lugar, con el sobrino de esa maravillosa dama estaba fuera del alcance de mi imaginacion; en consecuencia, no me he dado cuenta y debo expresarle mis mas sentidas excusas por no presentarme enseguida ante usted, senor. -El hombre termino su discurso sin aire y se inclino nuevamente.

– Es usted demasiado exigente, senor -respondio Darcy con fria cortesia-. Estoy seguro de que debe ser de gran utilidad para lady Catherine…

– En eso, senor Darcy -interrumpio el senor Collins-, encuentro mi mayor apoyo y satisfaccion. Lady Catherine de Bourgh es una mujer de tal perspicacia y agudeza mental que solo puede ser enormemente apreciada por todos sus parientes. Como su sobrino, usted debe estar avido por saber como se encuentra, y yo me hallo felizmente en posesion de noticias tan frescas sobre su senoria que puedo asegurarle que continua gozando de buena salud.

Este hombre es un completo idiota, decidio Darcy, una vez que su paciencia fue puesta a prueba mas alla de los limites de la cortesia. Fijo la mirada mas alla del pastor de su tia para buscar a Bingley, pero no estaba en ningun lugar del salon de baile. ?Bingley, no me digas que tambien la has acompanado a cenar!, renego Darcy en silencio. ?Tenia que encontrarlo! Pero parecia que el obsequioso discurso del hombre que tenia frente a el iba a continuar indefinidamente a menos que algo lo obligara a detenerse. A la primera oportunidad que Collins tuvo para detenerse a tomar aire, Darcy inclino rapidamente la cabeza y, sin decir palabra, se alejo en direccion al comedor, decidido a hacer entrar a su amigo en razon.

El salon destinado a servir la cena estaba lleno de invitados. Primero Darcy disminuyo el paso y luego se detuvo justo al pasar la puerta, pues la reticencia a mezclarse hombro con hombro con todo Hertfordshire casi lo hace desistir de su busqueda. Aprovechando su estatura, echo un vistazo al salon y localizo a su presa. La senorita Bingley no habia exagerado. Alli estaba Charles, sentado a la mesa con la senorita Jane Bennet todavia a su lado, rodeado por una buena cantidad de sus invitados, ignorando con alegre despreocupacion todos los limites que lo liberarian de la necesidad de declarar sus intenciones ante el padre de la senorita Bennet por la manana.

?Idiota!, dijo Darcy para sus adentros. ?Que estas haciendo, por amor de Dios? ?Como puedo ayudarte ahora? No habia manera de atraer discretamente la atencion de Bingley. Darcy podria abrirse paso entre la gente, pero ?que iba a decir cuando llegara al lado de su amigo, si este estaba ocupado con sus invitados? ?Un criado! Si, ?podria enviar a un criado para que lo llamara con urgencia! Pero ?que podria decirle en una entrevista tan corta, que sirviera a su proposito? En lugar de eso, lo mas probable es que despertara la desafortunada tendencia de Bingley a la testarudez, y ?Dios sabia lo que podria pasar entonces! No se veia ninguna otra solucion posible, lo cual ponia a Darcy en una situacion incomoda. Al parecer, no habia otra cosa que hacer que esperar hasta que Bingley estuviese solo.

Tras inclinarse por ese camino tan poco satisfactorio, los deliciosos aromas de la mesa del banquete comenzaron a atraer sus sentidos. Agradecido por no tener que tomar ninguna decision mas urgente que comer, se acerco a la mesa y, tomando un plato, se sirvio una seleccion de carnes y un vaso de vino. Luego dio media vuelta y se dedico a la tarea de encontrar la tarjeta con su nombre entre los adornos que llenaban las largas mesas. Su mirada recorrio las filas de mesas de un lado a otro, buscando la silla vacia que indicaria su lugar reservado. ?Alli! Darcy miro la tarjeta que estaba al otro lado de la mesa mas cercana, pero cuando se encontraba concentrado en eso, su atencion fue atraida por unos rizos adornados con flores que subian y bajaban. Volvio a mirar el nombre de la tarjeta y luego, justo frente a el, se encontro con los ojos asombrados y cautelosos de Elizabeth. Enseguida cruzo por su mente la idea de que aquella disposicion de lugares habia sido hecha a proposito, y no por la senorita Bingley. Le lanzo una mirada a su amigo. ?Charles? Quienquiera que lo hubiese arreglado, ya no habia nada que hacer. Con un cosquilleo de inquietud, puso su plato sobre la mesa y tomo asiento en silencio frente a Elizabeth.

– … sera pronto, de eso puede estar usted segura, lady Lucas. No estoy de acuerdo con los compromisos largos y no creo enganarme al pensar que al senor Bingley tampoco le gustan. Mirelos y vera usted que el esta mas que impaciente por concluir el asunto.

El complaciente ronroneo que caracterizaba la voz de la mujer hizo que Darcy recordara con claridad la primera impresion que habia tenido de la senora Fanny Bennet. Estaba sentada frente a el, pero dos puestos mas alla, tan regordeta e indiferente a su presencia como un viejo gato atigrado, cuyos avidos ojos estuviesen fijos en un raton particularmente apetitoso. Darcy siempre habia detestado a los gatos, pues su atencion selectiva frente a la autoridad y su propension a divertirse amenazando su comida no resultaban muy recomendables para la disciplinada forma de vida de Darcy. La noche que se vieron por primera vez, la senora Bennet le causo exactamente la misma impresion.

– Un joven tan encantador, ?y tan rico! El partido perfecto para mi hermosa Jane, en todos los aspectos. ?Y cuando uno piensa que Netherfield esta solo a tres millas de Longbourn! Bueno… siendo usted tambien madre, lady Lucas, puede apreciar las ventajas enseguida.

Darcy fruncio el ceno ante la abrumadora vulgaridad de la senora Bennet al hablar sobre las expectativas que le despertaba la idea de tener a Bingley como yerno. Tomo el cuchillo y el tenedor y, casi sin saber lo que hacia, comenzo a cortar la carne.

– Usted se puede imaginar el enorme consuelo que siento al ver la deferencia y el carino con que tratan a Jane las hermanas del senor Bingley. Con toda seguridad, ellas deben anhelar el compromiso. Y ?por que no? El apellido Bennet, aunque no es noble, tampoco es desconocido entre los grandes de Inglaterra.

Cuando el trozo de jamon que acababa de meterse a la boca amenazo con atragantarlo, Darcy tomo rapidamente su vaso de vino y le dio un generoso sorbo para facilitar el paso del bocado por la garganta. ?Insoportable! Un cruel desprecio congelo su actitud. ?Acaso aquella mujer habia perdido el juicio o simplemente le gustaba enganarse? Miro de reojo a Elizabeth al otro lado de la mesa y enseguida sintio en sus propias mejillas el calor que ruborizaba a la muchacha. Sus ojos miraban en todas direcciones menos hacia el y le temblaba el labio inferior. Darcy volvio a mirar su copa y agito su contenido.

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