Bebio lo que quedaba del vino y, con un proposito claro en mente, deposito el vaso sobre la mesa mas cercana, preparado para poner en marcha su plan, cuando el susurro de un papel interrumpio sus pensamientos y le recordo las expectativas con las cuales habia iniciado la velada. ?Que era lo que deseaba que resultara de esta noche? ?Solo la buena opinion de Elizabeth Bennet sobre el? Darcy dio un paso atras entre las sombras. Ella todavia estaba sentada, escuchando de manera respetuosa a una dama cuyo atractivo eclipsaba de lejos. Todavia estaba un poco colorada, pero tenia mejor aspecto. La sesion de canto termino y el comedor comenzo a vaciarse en busca de mas baile. Elizabeth se levanto junto con los demas y se dirigio hacia donde se encontraba su amiga, la senorita Lucas.
Su respeto. Darcy habia deseado granjearse el respeto de Elizabeth, su amistad, un oasis de ingenio y gracia en medio de un desierto de estupidez provinciana. Queria la sensacion de vitalidad que sentia en su presencia y que fluia a traves de el como un buen vino. Deseaba que esos maravillosos ojos se posaran en el con un sentimiento mas profundo que la burla o la rivalidad. Elizabeth y la senorita Lucas salieron del salon; Darcy las siguio con la mirada, mientras sentia un espasmo de dolor en lo mas profundo de su corazon. La carta que tenia en el bolsillo de la chaqueta volvio a crujir cuando el se toco el pecho casi sin darse cuenta. Ya no habria forma de conseguir una buena opinion de la senorita Elizabeth Bennet. Lo que el queria hacer, lo que
– Caroline, te ruego que no pidas mi opinion ni mi ayuda, ni nada mas esta noche -le dijo Bingley a su hermana, despues de cerrar la puerta tras la partida de la familia Bennet-. Toda la velada ha resultado esplendida, querida. -Hizo una pausa en su elogio, mientras el reloj de pared daba una campanada-. ?De verdad son las dos y media? ?Por Dios! Darcy, si vamos a salir manana, tengo que irme a la cama enseguida. -Bingley se detuvo al pie de las escaleras, trato infructuosamente de reprimir un bostezo y luego le dijo a su hermana con un tono que la desarmo-: De verdad, Caroline, mereces la mayor de las felicitaciones. Todo el mundo hablara de esta noche durante semanas. Bien hecho y ?buenas noches a todos! -les dijo a los criados que estaban cerca y que todavia trabajaban para restablecer el orden en los salones ahora vacios-. Darcy -anadio, haciendo un gesto hacia su amigo-, hoy tendras que servirte el brandy solo. Yo no seria capaz.
– A la cama, Charles. Si lo necesito, ya se donde esta. Dile a tu ayuda de camara que te tenga preparado a las doce o yo mismo ire a buscarte -lo amenazo Darcy en tono jocoso.
– Despues de esa advertencia, os deseo a todos buenas noches -dijo Bingley, estremeciendose-. Excepto a Darcy, que espero que de vueltas toda la noche.
El caballero se rio en respuesta al comentario burlon de su amigo y se pregunto hasta que punto se cumplirian los deseos de Bingley. No le cabia duda de que el sueno le seria esquivo esa noche. La tarea que tenia ante el era una pesada carga para su mente.
– Louisa, tu y el senor Hurst no teneis que esperarme. Todavia tengo algo que hacer esta noche. -La senorita Bingley le dirigio una sonrisa de agotamiento a su hermana. Darcy vio que la senora Hurst parecia demasiado fatigada para preguntarse si seria apropiado que su hermana se quedara en compania de Darcy a solas, y por esa vez, se alegro de ello. Su plan para separar a Bingley de la senorita Bennet necesitaba un aliado, y Darcy sabia que en Caroline encontraria uno bien dispuesto.
– Senor Darcy. -La senorita Bingley se volvio hacia el tan pronto como subieron los Hurst-. ?Charles todavia esta en las garras de esa muchacha! ?Esperaba que usted hablara con el!
– Lamento mucho haberla decepcionado, senorita Bingley. No he tenido oportunidad de complacerla. No podia agarrarlo del cuello y sacudirlo como una marioneta. -Darcy la miro con frialdad y con un aire de superioridad-. Y usted sabe perfectamente como se tomaria Charles una charla sobre
– El no quiere oir mas que elogios sobre la senorita Bennet.
– Precisamente -respondio Darcy de manera contundente-. Pero si usted es capaz de seguir mis instrucciones, creo que todavia podemos salvarlo de cometer un desastroso error.
– Lo que sea, senor Darcy. Todo lo que este a mi alcance.
A Darcy se le congelo la sangre al oir esas palabras, exactamente lo mismo que Charles le habia dicho hacia solo unos dias. ?Que estaba haciendo? Aquella duplicidad era totalmente ajena a su caracter y le resultaba repugnante. Pero al acordarse de la funesta naturaleza de las inclinaciones de su amigo, suprimio la oleada de inquietud que sintio en lo mas hondo de sus entranas.
– Senor Darcy, ?que quiere usted que haga? -insistio la senorita Bingley.
– Espere unos cuantos dias despues de que hayamos salido para Londres. Luego despida a los criados, cierre la casa y siganos a la ciudad. Pero no permita que Charles se entere de su llegada. Cuando tenga la certeza de que mis planes han dado fruto, le enviare una nota. Solo en ese momento debe usted avisarle de su llegada. Lo unico que tendra que hacer sera confirmar a su hermano lo que yo le he dicho, pero con el mas suave de los tonos.
– S-s-si, sera como usted dice, senor Darcy. -La senorita Bingley se estremecio ante la seriedad de la actitud de Darcy.
– Muy bien, senorita Bingley. Entonces, yo tambien le deseo buenas noches. -Hizo una reverencia y se dirigio a las escaleras, pero se detuvo en el primer escalon para fulminarla otra vez con su autoritaria mirada-. Una cosa mas. Debera enviarle una carta muy clara a la senorita Bennet. Digale que lo mas probable es que Charles se quede en la ciudad y que ustedes han ido a reunirse con el. Y que ninguno de ustedes regresara a Netherfield antes de Navidad. De hecho, que es posible que nunca vuelvan. Diga todo lo que exige la cortesia, pero deje muy claro el punto esencial. ?Que Charles no regresara! ?Ha comprendido usted?
– Si, senor. -La senorita Bingley asintio con la cabeza, con los ojos muy abiertos. Darcy volvio a inclinarse y continuo su camino hacia sus aposentos. Ya eran las tres de la manana y cada paso que daba hacia su habitacion confirmaba lo exhausto que lo habian dejado todas las tensiones y emociones de la noche. El picaporte de su habitacion giro al mismo tiempo que el estiraba la mano para agarrarlo y la puerta se abrio en silencio, dejando ver a un Fletcher grave y taciturno, contra la luz de una sola vela que reposaba en la mesilla de noche.
– Senor Darcy.
– Fletcher. -Suspiro Darcy mientras se sentaba-. No pense que un baile de provincia terminara tan tarde.
– No se preocupe, senor. He aprovechado muy bien este tiempo y ya he empaquetado
– ?
– Si, senor… y he ordenado a los mozos del establo que envien a
– Envie a
El ayuda de camara lo miro de reojo.
– Desde luego, senor Darcy. ?Todavia quiere partir a mediodia, senor?
Darcy miro a su ayuda de camara con suspicacia.
– ?Tal vez deberia decirmelo usted!
– Oh, no, senor. Eso seria una ligereza por mi parte y causa de despido, aunque he oido que lord… depende mucho de la opinion de